Acto “vandálico” o salvación de un santuario natural: polémica en Ordesa por la eliminación de una ruta de escalada
Un grupo de activistas ha cortado las clavijas de Cotatuero, en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido bajo el lema de “devolver a la naturaleza el santuario de los urogallos y los bucardos”. Estas clavijas permitían superar un muro rocoso para acceder a la Cascada de Cotatuero y fueron instaladas en 1881. Los autores de esta acción, montañeros y activistas ambientales, exponen en un comunicado que “ya era hora de reparar este crimen tan atroz cometido contra la fauna de los Pirineos” y que este Parque Nacional “se había convertido en un parque de aventura”.
En uno de los vídeos, Jesús Vallés declara que han “liberado, hemos devuelto a la naturaleza el santuario de los bucardos, el parque nacional tiene que hacer su trabajo trayendo a los bucardos, lo puede conseguir pidiendolo al Parque Nacional del Grand Paradiso de Italia, estaran encantados de concedernos unas cuantas docenas”.
De momento, el Parque Nacional tiene aún que evaluar los daños y ha cerrado la ruta de acceso para evitar accidentes. Ha anunciado que se está trabajando para reponer las clavijas afectadas tras los “actos vandálicos” sucedidos el martes.
El Gobierno de Aragón ha avisado de la situación en redes sociales del peligro en la vía y de su cierre completo, el tránsito por la zona queda temporalmente restringido al no existir una vía alternativa. El Departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Aragón emprenderá acciones legales contra este acto y presentará la denuncia hoy mismo. Según informan fuentes de este departamento, la Guardia Civil ha puesto en conocimiento los hechos a la Fiscalía.
Según el comunicado, se ha detectado la posible ausencia de la línea de vida en la instalación, lo que supone un riesgo significativo para los excursionistas. El Refugio de Góriz y la Federación Aragonesa de Montañismo (FAM) han pedido “precaución” a través de sus redes sociales para los montañeros que iban a hacer la ruta de las clavijas. Se recomienda que se elija “una vía alternativa hasta confirmar el estado de la instalación”.
Estas clavijas fueron instaladas por dos herreros de Torla en 1.881. Las encargó un cazador inglés, que quería acceder rápidamente a los prados superiores de Cotatuero para cazar. Las clavijas se instalaron y el cazador no pudo utilizarlas ya que volvió a su país. Desde entonces, han quedado para uso de los montañeros, según explican en la propia página del Parque Nacional. Según los montañeros que han realizado este acto, la instalación de estas clavijas fue el “desencadenante del exterminio de la población de bucardos de la margen derecha orográfica del cañón, la más soleada. El lobo, el oso, el lince y el urogallo han corrido la misma suerte”, exponen en un comunicado.
Consideran que es el momento de “retirar ese infame e innecesario equipamiento para que la naturaleza pueda recuperar sus habitats” y que la forma para lograrlo es “disminuir la presión humana e oncluir en el territorio protegido los macizos de La Munia y el Viegmale. El exterminio del bucardo fue un crimen que debe ser reparado sin demora. Los osos pardos volverán sin tardanza al valle del Ara. El lobo y el lince restablecerán los delicados equilibros de la naturaleza y Ordesa resucitará”, concluyen.
Extinción del bucardo
Hace 25 años que Celia, el último bucardo de los Pirineos, moría en el Parque Nacional de Ordesa. La distribución de esta subespecie de cabra ibérica se limitó a los Pirineos franceses y españoles. Su primera mención en un documento oficial escrito, que data de 1767, ya se refiere a él como extremadamente raro. Como muchas otras cabras montesas, estuvo casi extinguida antes de que se prohibiera su matanza en 1913. Ni la institución del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, ni un proyecto de conservación con financiación del programa europeo LIFE pudieron detener la extinción del Bucardo, oficialmente el 6 de enero de 2000. Pero la historia de este carismático animal no terminó ahí: un controvertido programa de clonación se inició instantáneamente sin acuerdo científico, ni apoyo de ONG ambientales regionales, afirmando que la extinción era posible incluso en el ausencia de más estudios de ADN.
En enero de 2000 se dio por extinguida la especie Bucardo, en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Biólogos y guardas forestales así lo manifestaron, aunque también aclaraban que “había desaparecido hacía 100 años”. La caza furtiva, una mala política de conservación y comportamientos poco respetuosos acabaron con el animal más representativo de los montes de Ordesa.
En noviembre de 2022 se avistó un ejemplar en una de las laderas del pico de Mondarruego, un monte de 2.845 metros de altura también conocido como pico de Escuzana ubicado en la zona norte del valle de Broto. La reaparición del bucardo o cabra montés en la vertiente sur del Pirineo se correspondería con una migración de ejemplares procedentes de las repoblaciones efectuadas en la norte, la francesa, con animales de esa especie procedentes del parque nacional de la Sierra de Guadarrama.
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