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Investigadores consideran “poco realista” el plan de ampliación de las pistas de esquí en el Pirineo Aragonés

Formigal-Panticosa

ElDiarioAragón

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El aumento de la temperatura y la disminución de la acumulación y la duración de la nieve en los Pirineos es cada año más palpable. Así lo asegura un grupo de investigadores aragoneses en el 'Manifiesto por el turismo pirenaico sostenible', en el que este grupo compuesto principalmente de profesionales del Instituto Pirenaico de Ecología y de la Universidad de Zaragoza asegura que el cambio climático es un hecho avalado por el informe del Observatorio Pirenaico del Cambio Global de 2018. “Además, el retroceso de glaciares se ha acelerado y está prevista una rápida degradación de los mismos en las próximas décadas que conllevará la desaparición de los de menor entidad”, exponen.

Ante esta situación, los investigadores cuestionan el proyecto de ampliación de la superficie esquiable en el Pirineo Aragonés. “Por un lado, la demanda eléctrica para generar nieve artificial e impulsar los remontes sigue siendo muy alta a pesar de los avances técnicos. Por otro lado, los movimientos de tierras ligados a la construcción de pistas de esquí, los nuevos accesos a las mismas o la instalación de remontes y cañones, producen un alto impacto en un medio extremadamente sensible con pérdidas de valor ecológico y paisajístico, tal como indican los informes medioambientales, los cuales en muchos casos son obviados. Finalmente, el incremento térmico previsto para las próximas décadas acarrea una problemática añadida para la gestión viable del turismo invernal tal como se concibe en la actualidad”, continúan en su manifiesto.

Se refieren a la unión de las estaciones pirenaicas que el Gobierno de Aragón avaló el pasado mes de noviembre. La primera fase de este plan implica la conexión de Candanchú y Astún, cuesta 9,3 millones y se hará en tres años. También respaldó el telecabina que unirá Benasque con Cerler y los accesos a Montanuy, incluidos en la ampliación del terreno esquiable por el valle de Castanesa.

Para tratar de dar una alternativa económica a las personas que viven en el entorno de los Pirineos y las pistas de esquí, proponen realizar actividades “de alta rentabilidad que no requieren la modificación irreversible del entorno para fines que pueden tener los días contados, y que van en contra de cualquier acción racional para hacer frente a la doble crisis -realmente la misma crisis- climática y energética”.

Las administraciones de los territorios pirenaicos apuestan por un turismo sostenible dentro de la Estrategia Pirenaica del Cambio Climático. Recientemente aprobada por todas las CCAA y Departamentos franceses y que sostiene que “en estas condiciones, para mantener el atractivo turístico de la cordillera, parece necesario desestacionalizar la oferta actual readaptando los modelos de desarrollo turístico hacia una reducción de las actividades relacionadas con la nieve y desarrollando las oportunidades emergentes del turismo de naturaleza y montaña.”

Concluyen su manifiesto asegurando que consideran “posible” realizar una explotación “de calidad de manto nieve que promueva y facilite la práctica del esquí en todas sus variantes, explotando el gran potencial de las instalaciones ya disponibles en la cordillera. Así mismo, creemos que las actuaciones futuras deben impulsar, regular y ordenar el turismo pluriestacional ofreciendo diferentes modalidades de disfrute en vistas al incremento térmico que anticipan los escenarios de cambio climático”. Destacan también el papel de la agricultura y la ganadería “sostenible de calidad” y los incentivos para atraer a profesionales que pueden desempeñar su actividad por medios telemáticos.

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