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Los bomberos de Aragón alertan de que “este verano el monte es gasolina”

Incendio de Luna

Óscar F. Civieta / Óscar F. Civieta

Zaragoza —

“Este verano el monte es gasolina”. La lapidaria frase, expresada por uno de los bomberos que está trabajando en la extinción del incendio de Luna, es una muestra fehaciente del gran riesgo de incendios que afecta al campo aragonés en el periodo estival que acaba de comenzar.

Los profesionales temen que lo acontecido solo sea el preludio de un verano envuelto en llamas. Si no es así, tienen claro que será porque la gente está cada vez más concienciada, y no por lo invertido por el Ejecutivo autónomo en prevención, montante que no ha parado de bajar en los últimos años.

Alertan de que el monte está abandonado. Todo el dinero, dicen, lo gastan en la extinción, cuando está comprobado que la prevención es mucho más barata. Por delante viene un verano en el que tienen la sensación de que las cosas van a ir mal: “Hay mucho matorral, mucha hierba y casi no hay zonas limpias desde las que poder atacar al fuego”.

Una de las principales labores de prevención tiene que ver con los cortafuegos. Pero estos no reciben el mantenimiento pertinente y en la actualidad la mayoría tienen “metro y medio de hierba”.

Desde la Candidatura Independiente de la Sociedad Aragonesa de Gestión Agroambiental (Sarga), que representa a la mayoría de los bomberos de Aragón, aseguran que ahora les están insistiendo mucho en las labores de desbrozo y limpieza, que es algo que debería haberse hecho antes. “Los incendios se apagan en invierno”, dicen. Esa misma frase aparece en el apartado Al ámbito forestal de la web de Sarga.

Trabajan seis meses al año

El hecho de que la labor de prevención sea mínima, tiene relación directa con las condiciones laborales de estos bomberos. Trabajan solo seis meses al año, a la Seguridad Social cotizan el 80 % y ni siquiera son reconocidos como bomberos forestales, sino como peones ordinarios.

“Para la Administración no somos personas, solo números”, afirma uno de ellos que recuerda que en su retén hay una persona de 65 años, que se jubila este año, “y que todavía se tiene que poner delante del fuego”.

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