El cierre de las zonas jóvenes le estalla al Gobierno del PP en Zaragoza en un pleno de unión vecinal: “No lo vamos a permitir”

El cierre de las zonas jóvenes en Zaragoza se le está atragantando al PP en la capital aragonesa. Este miércoles se vivió un tenso pleno extraordinario, solicitado por el PSOE, sobre este recorte social del Gobierno de Natalia Chueca. En la sesión –con filas de espera en el exterior del ayuntamiento para poder entrar a la sala– participaron representantes de un buen número de asociaciones vecinales con un discurso casi unánime: la clausura de estos espacios juveniles repartidos por toda la ciudad suponen terminar con un “lugar seguro de encuentro, de creación y de convivencia” para los adolescentes.

El pleno registró momentos de tensión, con peticiones a gritos de “dimisión” Chueca desde el público. Al final, los votos del PP y Vox sirvieron para tumbar las tres mociones presentadas por los socialistas, que recibieron el apoyo de Zaragoza en Común.

El equipo de gobierno aspira a cerrar los siete centros de juventud dispersos por barrios de la capital para sustituirlos por dos grandes instalaciones: El Túnel, en Oliver-Valdefierro, y La Azucarera, en el Arrabal, hasta donde tendrán que desplazarse adolescentes y jóvenes de entre 12 y 18 años.

“No hablamos de cifras, ni de expedientes; hablamos de rostros, de nombres propios, de adolescentes que necesitan un lugar donde crecer con acompañamiento, orientación y oportunidades”, atacó Rebeca Chueca, de la Asociación Entrelagos Montecanal, que representa a un “barrio joven”. “No es un lujo ni un complemento secundario: ofrecen programas de transición a la vida adulta. Dinamizan los centros escolares y representan una alternativa de ocio saludable, un espacio seguro que aleja a nuestros adolescentes del riesgo de aislamiento o consumo”, evidenció asimismo.

Para Cristina Torralba, de la asociación de vecinos Los Molinos del barrio de San Gregorio, desde el equipo de gobierno están tratando a los jóvenes como “invisibles”: “Somos jóvenes ignorados”, lamentó. “La solución para ustedes no es mejorar lo que funciona, sino borrarlo del mapa. Y lo hacen además en agosto, cuando media ciudad está de vacaciones”, atacó, antes de afirmar en su intervención: “Están expulsando a los jóvenes de lugares que eran suyos. Los jóvenes no necesitan macrocentros, sino cercanía y respeto. Queremos espacios para vernos, para hablar, aprender, y eso lo daban las casas de juventud”.

Iker Javier Algarate, de la Asociación Juvenil 2020 de Vecinas y Vecinos Jóvenes de las Fuentes de Montemolín, puso su propio caso como ejemplo. “Para alguien como yo, que nunca he sido especialmente sociable, las casas de juventud se convirtieron en un espacio donde conocer a otros jóvenes y no pasar todo el día solo en casa. Con el paso de los años esos centros me dieron la oportunidades participar en muchas actividades”, relató, y concluyó: “Tengo claro que sin esos centros yo sería una persona muy diferente”.

“Las zonas jóvenes son un lugar de quedada, de usuarios libres con mayúsculas, de jugar a lo que quieran, de echar rondas de pimpón a las que se suman quienes quieren; donde mientras unos juegan otros charlan, como hacemos los mayores cuando salimos por ahí. Pero ustedes no quieren adolescentes libres, que conversen, que compartan preocupaciones e intereses, y que tengan cerca a educadores sociales con los que aprender en tolerancia, igualdad y libertad. Es una pena que no quieran entender eso”, resumió por su parte Elena Gracia como representante del AMPA del IES Ramón Pignatelli.

Jesús Trasovares, de la Asociación Vecinal Parque Goya, hizo un alegato de los barrios: “Estamos vivos y no vamos a permitir que nos arrebaten algunos de los logros que hemos construido con muchos años de esfuerzo, lucha y compromiso vecinal”, señaló. Y manifestó que las zonas jóvenes son lugares “de encuentro, de creación, de convivencia”. “Se han tejido lazos entre generaciones. Aquí nuestros hijos e hijas han encontrado un lugar seguro, cercano, para reunirse, crecer y expresarse. Y en nuestra entidad sabemos por experiencia que su cierre supondrá un retroceso inaceptable en la apuesta por un entorno diverso, inclusivo y activo social y culturalmente”, desgranó.

Para Jorge Navarro, de la asociación Aldebarán del barrio de Valdefierro, a partir de ahora tendrán “que convencer a los jóvenes de que si quieren ver a sus amigos por las tardes tendrán que pasar frío en invierno o calor en verano, aprender a cantar o se apunten a clases de baile. Y que, si no, se vayan al parque a comer pipas. O atraviesen la ciudad de sur a norte para llegar a la Azucarera”. “Les instamos a que lo paralicen hasta que tengan un modelo coherente. Su plan deja a uno de cada cinco jóvenes de Zaragoza sin una zona de referencia”, añadió además en su intervención.

Desde la Asociación de Vecinos Gaspar Torrente, del barrio de Santa Isabel, Vanesa Rodríguez puso en duda los datos esgrimidos por el Gobierno del PP para justificar el cierre de estos siete espacios: “El sistema funciona mal. No se utiliza ni en la Azucarera ni en el Túnel. Sospechoso, ¿no?”, argumentó. Y recordó que “esto no es un conflicto laboral de los trabajadores”, sino “un conflicto de ciudad” promovido por la concejala del ramo, Ruth Bravo, “con sus políticas, sus recortes y sus cierres, y que afectan a la juventud, a los barrios y a las familias”. “¿Dónde están los datos objetivos que avalan derivar fondos de una casa de juventud a una escuela de tauromaquia?”, se preguntó a continuación.

Por su parte, Rafael Tejedor, de la Asociación de Vecinos Tío Jorge del Arrabal, quiso trasladar que los centros que se van a cerrar proporcionan “actividades alternativas, distintas a un ocio que consideramos menos apropiado para formar personas. Se les educa para que sean grandes personas y no puede ser que desaparezcan para crear un macrocentro con unas ideas que distan mucho”.