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Los balnearios aragoneses, con el agua al cuello: tan sólo han reabierto cuatro centros termales de la Comunidad

Balneario de la Virgen de Jaraba.

Antonio Pardo

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Los balnearios aragoneses atraviesan momentos complicados. La pandemia de la COVID-19 cerró sus puertas, y tan sólo cuatro centros termales de la Comunidad han regresado durante el verano. Ahora, algunos de estos establecimientos viven con la preocupación de tener que cerrar antes de que termine el año por la falta de público y demandan un mayor apoyo de la Administración.  

Uno de los centros termales que se encuentra en esta situación es el Balneario de la Virgen de Jaraba. Reanudaron la actividad tras el confinamiento, pero la campaña estival ha sido muy diferente a las de años anteriores. En el mes de agosto, registró una pérdida de ocupación del 25% respecto a 2019 y 2018. En el caso de julio, este descenso fue mayor, un 32%. 

Además, el perfil de los clientes ha variado, debido a la suspensión del programa de termalismo social del Imserso. Ahora, son familias y personas de entre 25 y 55 años, que realizan estancias cortas mayoritariamente. “La previsión para los próximos meses es aún peor que en el periodo estival, y nos aboca al cierre, si por parte de las instituciones no se reactivan los programas de viajes de los que dependíamos la mayor parte del año”, reclama Francisco Javier Zarzosa, director general del centro termal zaragozano. 

Desde el Balneario de Panticosa, otro de los que ha reabierto junto con el Balneario de Paracuellos de Jiloca y el Hotel Balneario Alhama de Aragón, también se demanda la puesta en marcha de actividades de dinamización rural y programas de termalismo de ámbito autonómico o provincial. Jesús María González García, director general del establecimiento termal situado en el Pirineo oscense, resalta la importancia de que “las instituciones pongan en conocimiento de los ciudadanos que el medio rural es una zona segura y en muchos casos, libre de coronavirus”.

González García asegura que han capeado la temporada estival, desde que reabrieron el 10 de julio. “Reducimos a la mitad el aforo de nuestros hoteles, pasando a 150 plazas en total, y también el de las estancias termales, por motivos de seguridad sanitaria. En agosto registramos un lleno absoluto muchos de los días, aunque debido a las medidas adoptadas hemos tenido un descenso del 30% de la ocupación respecto al año anterior”, detalla. Ahora confían en mantener hasta final de año la llegada de clientes mayores de 60 años, con estancias de cuatro o cinco días entre semana, y de parejas los fines de semana. Además, la temporada de nieve, que comienza en diciembre, es otro revulsivo para este establecimiento. “Estamos a la espera de cómo se desarrolla ante las circunstancias actuales. Hay que ir día a día viendo la evolución”, comparte.

Seis balnearios permanecen cerrados en Aragón desde el confinamiento

En la otra cara de la moneda, se encuentran seis balnearios que todavía no han recobrado la actividad desde mediados de marzo. El Balneario Sicilia y el Balneario Serón, ambos en Jaraba, permanecen cerrados al público, al igual que el Balneario Termas Pallarés de Alhama de Aragón, el balneario oscense de Vilas del Turbón y los de las localidades turolenses de Ariño y Manzanera.

A esta situación, se suma la entrada en concurso de acreedores del balneario de Segura de los Baños, en Teruel, y el cierre del hostal del balneario de Benasque por deficiencias en las instalaciones, reconstruidas a mediados de los años 50 tras ser arrasadas por un incendio en 1938. Este último es el balneario situado a mayor altura en toda España, a 1.720 metros, y fue edificado en 1801.

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