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De la desaparición a una nueva vida: la recuperación de los pueblos abandonados de Aragón

Búbal (Huesca) es uno de los pueblos recuperados de Aragón que se quedó vacío en la década de los 70

Antonio Pardo

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Víctimas del éxodo rural, un total de 842 pueblos desaparecieron en Aragón en apenas un siglo, de 1857 a 1991. La construcción de infraestructuras hidráulicas, la falta de electricidad, la ausencia de conexiones por carretera o su casi total destrucción a causa de la Guerra Civil fueron los motivos principales que llevaron a sus vecinos a emigrar a otras poblaciones. De un tiempo a esta parte, el silencio reinante en estos lugares ha dado paso a voces de nuevos pobladores y de los descendientes de antiguos habitantes, que regresan en busca de sus raíces.

La localidad de Jánovas pertenece al municipio de Fiscal, en la comarca oscense de Sobrabre, y es uno de los exponentes de la recuperación de un pueblo en el medio rural. Las viviendas de sus habitantes fueron expropiadas, entre 1962 y 1984, para construir un pantano a orillas del río Ara, obra hidráulica que nunca llegó a fraguarse. Tuvieron que pasar varias décadas hasta 2008 para que devolvieran la propiedad de las casas, y en 2018 regresó la luz eléctrica. Ya se han restaurado varias viviendas y la antigua escuela se ha reconvertido en un lugar de reuniones sociales entre los vecinos, con bar incluido.

Sesenta kilómetros por carretera separan a Jánovas de Búbal, otro municipio que resurgió del abandono. Enclavado en la comarca del Alto Gállego, y perteneciente al municipio de Biescas, Bubal pasó de 69 habitantes en 1960 a quedarse vacío en la década de los 70. “La imposibilidad de trabajar las mejores tierras de labor [anegadas por el pantano de Búbal] empujaron a aquellos cuyas casas no fueron anegadas a emigrar en la década de los 70”, explica el arquitecto Sixto Gavín en el dossier 'Pueblos Recuperados en el Altoaragón', obra editada por la Diputación Provincial de Huesca. A través del Programa de Recuperación de Pueblos Abandonados del Gobierno de España, la parte alta de Búbal se ha ido recuperando desde 1986. En la actualidad, el pueblo acoge cursos para jóvenes que con sus labores ayudan a finalizar las obras en el núcleo antiguo.

Casas rurales, hostelería y museos reviven a los pueblos abandonados

Junto con los anhelos de las familias de los antiguos moradores, el turismo ha sido otro de los motores de la recuperación de pueblos abandonados. La hostelería y las casas rurales han devuelto la vida a núcleos como Morillo de Tou, en la comarca de Sobrarbe, o Villanovilla, en el Valle de la Garcipollera. A escasos kilómetros de este último, se alza Bergosa. Sus antiguos vecinos han restaurado la fuente y el lavadero, dos símbolos de la vida en una localidad en los siglos pasados, y se reúnen una vez al año en este municipio para rememorar épocas pasadas.

También la cultura ha permitido revivir otros núcleos de población, como Mas Blanco, perteneciente al municipio de San Agustín, en la comarca de Gúdar-Javalambre. La asociación Recartografías restauró diferentes viviendas y puso en marcha el Museo de las Masías y la Memoria Rural. Compuesto por un conjunto de ocho edificios, entre los que se incluye la escuela, el horno comunal o la casa de la maestra, muestra cómo era la vida de los habitantes de las masías y permite descubrir las herramientas que utilizaban para la agricultura de secano y la vendimia, así como las vivencias de la posguerra en esta zona.

Estos pueblos son sólo una muestra de los cerca de 50 núcleos que se han recuperado -31 en la provincia de Huesca- en las últimas décadas, gracias al afán de los antiguos pobladores y la aparición de iniciativas emprendedoras relacionadas con el turismo, la cultura e, incluso, la ganadería, como ha ocurrido en Silvés Alto, en Sobrarbe. A todo ello, se está uniendo en los últimos meses otro fenómeno. El cambio de hábitos sociales, con la aparición de la pandemia, y la búsqueda de un entorno más tranquilo están aumentando los empadronamientos en los pequeños municipios de Aragón. Algunos buscan casas en el medio rural y en los pueblos abandonados que se están recuperando, hay un lugar donde comenzar una nueva vida. 

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