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La borrasca Filomena o una evidencia más del cambio climático

Parque Miguel Servet de Huesca durante la nevada del pasado fin de semana

Pablo Alvira Fuertes

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La borrasca Filomena dejó el pasado fin de semana un manto blanco por todo el país. Una nevada histórica especialmente porque no es frecuente ver este tipo de precipitaciones en algunas zonas de la península. Es una muestra más de la evidencia del cambio climático, que da paso a períodos poco frecuentes e intensos de tiempo extremo. Confundir la meteorología con el clima es algo bastante habitual que fomenta a crear falsas creencias. Algunas personas ya se preguntan, si estamos inmersos en un calentamiento global, ¿cómo es posible que se estén produciendo nevadas no vistas desde hace años?

Eva García Balaguer es responsable de la coordinación del Observatorio Pirenaico por el Cambio Climático (OPCC) y aclara esta duda: “El cambio climático es la constatación de que la variabilidad histórica del clima está acelerándose y cambiando por encima de los parámetros. Como el clima es un intercambio de energías, lo que hace es que haya desequilibrios. Por tanto hay presencia de fenómenos extremos o extraordinarios, cada vez se presentan con mayor frecuencia y en zonas poco habituales, por eso cambia la tendencia. El año pasado tuvimos la borrasca Gloria, a veces son de nieve, a veces inundaciones y en verano la DANA o gota fría, las sequías o incendios. Es por eso por lo que hablamos de emergencia y de sensibilizar a la gente. Desde el año 1992 se habla de un calentamiento global. Vamos tarde pero hay que cambiar”.

Está científicamente comprobado que cuando las temperaturas medias varían, los eventos excepcionales también lo hacen. De hecho, el año 2020 fue el más cálido jamás registrado según los últimos datos del Servicio de Cambio Climático Copernicus (C3S). Contrasta con la cantidad de centímetros de nieve que se han acumulado en la mitad de la península ibérica. Además, durante la madrugada del pasado lunes al martes se registraron temperaturas mínimas históricas en el sistema ibérico. Estas últimas nevadas han sido las más intensas en lo que va de siglo y muchas comunidades declararon la alerta roja, algo poco habitual en uno de los países más calurosos del continente europeo.

“Lo que claramente estamos viendo son extremos. Un año muy caluroso y ahora una ola de frío, son presentaciones del cambio climático. Estos elementos nos indican que los patrones están variando y están produciéndose con mayor virulencia. Ese desequilibrio provoca estos fenómenos. Y eso analizado a nivel histórico y comparado con los datos que ya tenemos, lo que se ve es que la tendencia aumenta al calentamiento. Esto todo el mundo lo asume porque es una evidencia”, explica García. Independientemente de los fenómenos, desde el OPCC estudian “el encaje de toda la tendencia del conjunto de los datos históricos recogidos”, para entender cómo afecta al mundo y cómo enfrentarnos a este problema.

Clima y tiempo meteorológico

A pesar de que se estudia en el colegio, confundir la meteorología con el clima es algo bastante habitual que fomenta a crear falsas creencias ya que son terminologías muy diferentes. No hay que perder la vista a estos conceptos y no caer en debates como el iniciado por el presidente de Aragón, Javier Lambán, cuando aseguró que “no parece que el cambio climático vaya a suponer necesariamente la desaparición de la nieve”. Gracia destaca que “son dos ciencias que tienen mucho que ver porque están interrelacionadas pero a la vez son muy distintas. La meteorología, el tiempo meteorológico, es un efecto de las ciencias físicas, del fenómeno atmosférico y la climatología es una de las ciencias de la tierra, donde analiza los datos meteorológicos a lo largo del tiempo y espacio. Nos habla de variabilidades del tiempo”.

“Ahora dicen que con esta ola de frío los glaciares se van a beneficiar. Bueno, se benefician puntualmente, si en verano viene una sequía muy pronunciada esto no hará cambiar la tendencia y es muy clara en estos cincuenta años: los glaciares están desapareciendo. Se tendrían que producir diez años de estos fenómenos para revertir la situación. Lo que sabemos ahora por los escenarios que hemos estudiado y conjugando, es que la tendencia es muy difícil cambiarla y va a más calentamiento. Son datos que tenemos en nuestro portal y que ofrecemos en nuestro Observatorio para que a partir de ahí los diferentes sectores y científicos vayan incrementando el conocimiento. Para eso necesitamos investigaciones y observaciones a largo plazo”, indica García.

Las montañas, las más vulnerables

En el OPCC se analizan las condiciones climáticas de los Pirineos interaccionando con las siete áreas que conforman este macizo montañoso: el Pirineo aragonés, el catalán, la parte de Navarra, Euskadi, el estado de Andorra y las dos regiones francesas. Se coordinan y cooperan entre los siete territorios mediante redes científicas y administrativas. “Nos centramos en las zonas montañosas porque son especialmente vulnerables y sensibles al cambio climático, que no entiende de fronteras y es un fenómeno global”, señala su responsable. También se ven afectadas especies vegetales, la fauna y la aparición de nuevas enfermedades que hasta ahora eran más frecuentes en los trópicos o en ambientes más cálidos.

Sin embargo, para luchar contra el cambio climático hay que saber de dónde viene: la acción humana. “Ha habido una aportación enorme de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Lo que ha generado flujos energéticos diferentes que han cambiado el sistema. Hoy en día hay quien tiene más dificultad en asumir que esa parte del cambio que necesitamos es en nuestra manera de vivir y en nuestro modelo económico de no continuar quemando combustibles fusiles. Es lo más duro y hay gente más reticente. Todos los cambios son duros de asumir. A pesar de que hay mucha gente que lo ve no son fáciles”, concluye Eva García.

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