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Buitres, cigüeñas, gaviotas o milanos pueblan los vertederos para alimentarse (de plásticos)

Las aves encuentran bolsas y plásticos entre los restos.

Óscar F. Civieta

Zaragoza —

Carlos Arribas, responsable del área de Residuos de Ecologistas en Acción, lo advierte: “Si hay muchas aves en un vertedero, es que algo no se está haciendo bien”. Que es lo mismo que decir que, efectivamente, “las cosas se están haciendo mal”, ya que en un gran número de vertederos de España, buitres, gaviotas, cigüeñas o milanos forman parte de un paisaje que ha adquirido normalidad. Aterrizan en busca de alimentos. Y pueden despegar con un plástico en el cuello, una herida en la pata o tras ingerir gomas y comida en mal estado.

Son varios los errores en el tratamiento de la basura los que conducen a que, a la postre, sea esta “fauna oportunista” la principal perjudicada. Pero no es la única consecuencia de esta situación: Arribas recuerda que hay un evidente peligro ambiental debido a que en la descomposición de la materia orgánica se generan gases, sobre todo metano, “cuyas emisiones habría que tratar de evitar”.

La primera posible falla en el proceso acaece en las propias casas, ya que a pesar de las campañas y de la cada vez mayor concienciación, sigue habiendo desconocimiento –o falta de interés– a la hora de reciclar. Su consecuencia directa es que en el contenedor de “resto” acaba cayendo basura cuyo destino correcto está, probablemente, solo unos metros al lado.

Salvada esta fase, entra en juego la labor de los encargados del proceso. El representante de Ecologistas en Acción explica que solo emprende camino del vertedero, la basura que no se recicla, es decir, “el resto de basura”. Y lo hace con una parada intermedia: una vez recogida, ha de pasar por una planta de tratamiento en la que se separará la materia orgánica y también todo lo que nunca debió llegar allí: papel, cartón, plásticos o vidrios.

Si esto se hiciera correctamente, indica, nunca llegarían alimentos ni materia orgánica a los vertederos, pero la realidad es que sí lo hace. En estos centros se tendría que acumular solo lo que Arribas llama “fracción rechazo”. 

Aún queda, sin embargo, una tercera etapa susceptible de no ser acometida o de conllevar un defecto más. Tras el vertido diario, el encargado de la recogida ha de cubrir la basura con tierra. Las aves, cuenta Arribas, se guían por la vista, por lo tanto, “si el cubrimiento diario de tierra se llevara a cabo no tendrían reclamo”.

El ecologista alerta de un riesgo más, que afecta a la navegación aérea. Las gaviotas, dice, son la especie más habitual en los vertedero del litoral y en marzo de 2016  un avión en Alicante tuvo que aterrizar de urgencia por la masiva presencia de estas aves. 

El quinto contenedor

Cientos de aves merodean en derredor del Complejo para el Tratamiento de Residuos Urbanos de Zaragoza. La empresa subcontratada por el Ayuntamiento para su gestión es Urbaser. Desde el Consistorio aseguran que, cada día, toda la basura se cubre con tierra. A pesar de ello, explican, las aves han aprendido que el momento de vertido de la basura es en el que pueden encontrar comida.

Apuntan, por añadidura, que es muy común que estas especies estén en los vertederos y que el peligro principal es que puedan ingerir algo pensando que es comida –como gomas o plásticos–. Focalizan la solución, principalmente, en reciclar mejor.

A este centro, informan fuentes municipales, llegaron 216.000 toneladas de basura, “orgánica + resto”, en 2016 –solo procedente de Zaragoza ciudad–. Aparte, también recibe la basura de 60 pueblos de la provincia.

Otra de las posibles soluciones que manejan en el Ayuntamiento es la puesta en funcionamiento del conocido como ‘quinto contenedor’. Ya está operativo en varias ciudades, y, en Zaragoza, explican en el Consistorio, se ha hecho un estudio de viabilidad para hacer la recogida selectiva de materia orgánica, “a través del quinto contenedor o puerta a puerta”.

También han llevado a cabo reuniones con otros partidos y grupos ecologistas y el siguiente paso es hacer una estimación de costes para realizar una prueba piloto que, esperan, pueda comenzar en 2018.

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