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Vivir aislado por la nieve: “Cada año hay algún día que no puedo ir a trabajar”

Retirada de nieve en el acceso a Fragen (Torla Ordesa)

Miguel Barluenga

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Llega lo más crudo del invierno y muchas localidades, sobre todo en alta montaña, se preparan para unos meses en los que las bajas temperaturas y las inclemencias meteorológicas pueden abrir una brecha todavía mayor entre el medio rural y el urbano. En lo que va de diciembre ya se han producido las primeras incidencias, bajo la amenaza latente de que centenares de sus habitantes se queden incomunicados y aislados por culpa de la nieve o de la lluvia que causa desprendimientos en las carreteras de acceso.

Concha García es una de las personas afectadas por esta situación. Vive en Acumuer, una pequeña localidad que pertenece al municipio de Sabiñánigo (Huesca) que se encuentra a 1.131 metros sobre el nivel del mar. García trabaja en Sabiñánigo y cada día tiene que recorrer 14 kilómetros para acudir a su puesto. Durante el invierno, esto puede resultar complicado, ya que las nevadas dejan su carretera completamente incomunicada y hay que esperar la llegada del quitanieves: “Al ser el pueblo más pequeño somos el último al que suben a limpiar, además, no hay transporte escolar porque no hay niños ya, y eso hace que no seamos prioritarios”. 

García explica que cada año ha perdido algún día de trabajo, “aunque aquí es algo a lo que estamos acostumbrados y no se ve como una situación extraña” o ha llegado tarde al tener que esperar a la limpieza de la la carretera o hiciese sol “para evitar el hielo”. 

La geografía de Aragón presenta numerosos pueblos expuestos a estas condiciones. De hecho, cinco de los diez más altos de España se encuentran en las provincias de Teruel (Valdelinares, Griegos, Gúdar y Bronchales) y Huesca (Cerler). Todos ellos por encima de los 1.500 metros sobre el nivel del mar. Si Aragón presenta una extensión de algo más de 47.000 kilómetros cuadrados, según el Instituto Aragonés de Estadística (IAE), casi 15.000 de ellos se encuentran a una altitud de más de mil metros. Y de los 731 municipios, 293 están enclavados en zonas de montaña. Estas comarcas suman más de 60.000 aragoneses.

Según los últimos datos facilitados por el IAE, la comarca turolense de Gúdar-Javalambre, donde se encuentran Valdelinares y Gúdar, fue la que registró un porcentaje mayor de crecimiento de entre todas las aragonesas y suma 7.575 habitantes. Un 2,94% más que en el registro anterior, por encima de una media en Aragón que fue negativa (-0,24%). A continuación se situaban las cuatro comarcas del Pirineo. El Alto Gállego añadió un 2,52% (13.772); la Jacetania, un 2,47% (18.266); Ribagorza, un 2,43% (12.467) y Sobrarbe, un 2,23% (7.657).

De ahí que se vele con un especial mimo por estos amplios espacios tan frágiles a la vez cuando se avecina el mal tiempo. El Plan de Vialidad Invernal de la Diputación Provincial de Huesca da cobertura a 650 núcleos de población cuyo acceso se realiza a través de carreteras de titularidad municipal o provincial. Un servicio que es posible gracias a los convenios que cada año se firman con las comarcas. Este año, la inversión ronda el millón de euros.

La punta de lanza del plan es la coordinación, pues intervienen las comarcas y las agrupaciones de voluntarios de Protección Civil, además de los ayuntamientos. “Estos son los que mejor conocen la situación de sus núcleos de población”, explica el diputado delegado de obras, Joaquín Monesma, “por lo que su participación es fundamental a la hora de diseñar este dispositivo, que está completamente organizado a comienzos del otoño para prevenir situaciones de riesgo con las primeras nieves en las vías de acceso a los municipios ubicados en las cotas más altas”.

Entre las acciones que se realizan: prevención de hielo en vías municipales y provinciales, limpieza de nieve, señalización o extensión de fundentes, así como instalación de silos para el acopio de sal. Todo ello con el objetivo de que las carreteras estén en las mejores condiciones posibles de seguridad para garantizar los desplazamientos que se hacen a diario en estas vías al puesto de trabajo, a actividades deportivas o lúdicas, transporte sanitario o escolar o para la adquisición de fármacos.

Operativo de vialidad invernal

Por su parte, la Diputación de Teruel ha desplegado un operativo de vialidad invernal que este año incluye como novedades la incorporación de dos nuevos equipos quitanieves: uno para renovar la dotación ya existente y otro que se dispondrá como reserva y sustitución para contar con recambio por averías o reparación.

Además, el contrato para movilizar medios externos permitirá pasar de los tres equipos actuales a cuatro, y hasta siete si se vive una situación extraordinaria. Se dispondrá un nuevo silo en la zona de Molinos. Los dos últimos inviernos han dejado dos de los episodios más intensos de nieve en la provincia de los últimos años con Gloria y Filomena. El operativo de vialidad invernal de la Diputación de Teruel se ha puesto a prueba durante estas tormentas y para la temporada 2022-2023 la institución provincial contará con 21 equipos, entre medios propios y conveniados con ayuntamientos, comarcas y empresas.

En lo que va de invierno ya se han registrado incidencias que también han tenido que ver con las fuertes precipitaciones. La carretera A-138 se vio afectada la semana pasada por un desprendimiento que obligó a regular el tráfico a la altura de la localidad de Lafortunada, en dirección al túnel internacional de Bielsa-Aragnouet. Este se produjo en el tramo del congosto de las Devotas, donde los desprendimientos son habituales.

Casi al tiempo, un desprendimiento de rocas mantuvo cortada durante horas la N-230 a la altura de la localidad de Santorens, en el municipio ribagorzano de Sopeira, una vía que comunica Lleida con el Valle de Arán atravesando la provincia de Huesca y que normalmente es muy transitada. El corte impidió a primera hora de la mañana el paso del autobús de la línea regular que va a Barcelona y del transporte escolar.

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