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Sobre este blog

Arsenio Escolar es periodista y escritor. Con sus 'Crónicas lingüísticas del poder' –información, análisis y opinión de primera mano–, entrará semanalmente en elDiario.es en los detalles del poder político, económico, social... y de sus protagonistas. Con especial atención al lenguaje y al léxico de la política.

'Lawfare' hasta en la pandemia

Varios carteles donde se muestra el aforo permitido en un bar de A Coruña

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La pandemia de coronavirus vuelve a llenar los medios de comunicación de grandes titulares. Estos que siguen son algunos de este lunes: “Portugal alcanza un nivel de riesgo muy elevado”, “Italia instaura la dosis de refuerzo anti Covid a embarazadas y excluye riesgos”, “Noruega registra un récord de hospitalizaciones desde el indicio de la pandemia”, “Irlanda del Norte prevé 'una tormenta' de casos por el avance de la variante ómicron”, “China detecta su primer caso de la variante ómicron”. “El Reino Unido notifica la primera muerte de una persona infectada con la variante ómicron”, “El misterio del país Vasco y Navarra: donde el virus más se ensaña y los expertos no se explican por qué”, “Baleares exigirá a los sanitarios el certificado Covid para trabajar”, “Los asesores de Sanidad piden poner ya la dosis de refuerzo a los mayores de 40 años”. “La UE avisa de que el ómicron se extiende más rápido de que se detecta”. Insisto: todas estas noticias son de este lunes.

El virus sigue sorprendiendo incluso a la comunidad científica. Por su rapidez de propagación; por su letalidad; por su capacidad de resistencia contra medicamentos y vacunas; por su generación de nuevas variantes, mutaciones, linajes o cepas. 

Ómicron es la decimoquinta letra del alfabeto griego. No todas las letras anteriores han dado nombre a una variante. En mayo pasado, el comité de expertos en virus de la Organización Mundial de la Salud (OMS) decidió nombrar las variantes que se fueran detectando con nombres de letras griegas, en el orden del alfabeto. Pretendía dos fines con esta decisión sobre nomenclatura científica: facilitar la comunicación entre expertos y profanos de todo el mundo y evitar el estigma hacia los países donde se detectara que surgían las nuevas variantes. 

A la primera variante sobre el virus original -el de Wuhan-, surgida en Reino Unido, se la renombró entonces como alfa. A la segunda, detectada por primera vez en Sudáfrica, como beta. La tercera, gamma, había sido detectada en Brasil. La cuarta, delta, en India... Épsilon surgió por primera vez en California (Estados Unidos); zeta, en Río de Janeiro (Brasil); eta, en Nigeria; iota, en Nueva York (EE UU); lambda, en Perú; mi -o mu-, en Colombia... Bien se ve que la pandemia no solo se ha expandido por todo el planeta sino que incluso las variantes surgen en los lugares más diversos. 

Hace pocas semanas se detectó en Sudáfrica una nueva variante a la que se le advirtió pronto una especial gravedad, del nivel de delta, que es la que hasta ahora había causado mayores estragos. En el alfabeto griego, a la letra mi -o mu- le siguen ni -o nu- y xi. La OMS decidió no darle ninguno de esos dos nombres a la nueva variante. El primero se descartó por su parecido fonético con el 'new' inglés. El segundo, entre cierta polémica, porque Xi es un nombre propio frecuente en China -lo lleva su presidente, Xi Jimping- y, según la OMS, con la nueva nomenclatura decidida en mayo se pretendía “evitar causar cualquier ofensa a ningún grupo cultural social, nacional, regional, profesional o étnico”. Pese a las explicaciones, no faltaron voces que dijeran que la OMS ha tratado al gigante asiático -donde comenzó la pandemia- con excesiva consideración desde el inicio de esta trágica enfermedad. Así fue como llegamos a ómicron.

Nomenclaturas aparte, ómicron está generando otro debate. Parte de la comunidad científica considera que la variante no es tan peligrosa como se está haciendo creer, y que algunos dirigentes políticos y países que están tomando ahora medidas muy duras lo hacen porque prefieren pasarse a quedarse cortos y por la mala conciencia de que al comienzo de la pandemia pecaron por defecto, por ser demasiado laxos y no tomarse en serio el mal. Otra parte de los científicos consideran que no hay que relajarse de ningún modo con el virus y que todo lo que se haga para frenarlo es poco, y especialmente con esta variante, de la que aún sabemos poco.

¿Y en España? Con ómicron seguimos como desde hace meses. Miedo político a tomar decisiones contundentes, vuelta al debate salud versus economía, cada administración pública siguiendo su camino sin apenas coordinarse con otras o someter a contraste y balance lo que ha venido haciendo hasta ahora y… diferentes tribunales dictando cosas muy diferentes e incluso contradictorias. 

El colmo: lawfare hasta en la pandemia, y expertos en salud pública tan acreditados -entiéndase la ironía- como los magistrados de los TSJ de las diferentes comunidades autónomas, o del Tribunal Supremo, o del Tribunal Constitucional, teniendo la última palabra y decidiendo en el fondo sobre la técnica, la táctica y la estrategia.

Al alfabeto griego aún le quedan nueve letras tras ómicron; y a la pandemia, al paso que vamos, muchas nuevas oportunidades de golpearnos. Nada, que decidan los jueces cómo la combatimos.

Sobre este blog

Arsenio Escolar es periodista y escritor. Con sus 'Crónicas lingüísticas del poder' –información, análisis y opinión de primera mano–, entrará semanalmente en elDiario.es en los detalles del poder político, económico, social... y de sus protagonistas. Con especial atención al lenguaje y al léxico de la política.

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