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La zona cero de los incendios en Asturias: Caunedo teme tener que salir corriendo

Veneranda Álvarez y Silvia Caunedo vigilando el fuego que asola su pueblo, en Somiedo.

Raquel L. Murias

Somiedo —
18 de agosto de 2025 17:27 h

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El peor día en la vida de Veneranda Álvarez era, hasta ayer, el día en que murió su marido. “Se lo llevó la pandemia”, explica, con el móvil en la mano. En la pantalla de fondo, una imagen de Benigno, a la que se aferra con fuerza desde que las llamas llegaron a su pueblo: Caunedo, en Somiedo. Y, de inmediato, las lágrimas le brotan a Veneranda de los ojos.

El incendio de Canedo, en Somiedo, esta mañana

Vive desde el domingo con el temor de perder su casa. Caunedo, en pleno Parque Natural de Somiedo, es uno de los pueblos afectados por los incendios en Asturias. Esta mañana, el incendio que se daba por controlado volvió a cobrar fuerza y Veneranda se negaba a soltar su teléfono, pidiendo en voz alta que, por favor, un helicóptero llegara a apagar el humo que los acecha a escasos metros de sus casas.

Cerca de la braña

Es el mismo humo que levanta una enorme columna entre las viviendas y la braña; que lo esconde todo y que provoca que anochezca a cualquier hora. Ese humo, ese calor asfixiante, le mete el miedo en el cuerpo, y con 79 años asegura: “Ayer fue el peor día de mi vida”.

María Elena Méndez, en su casa de Caunedo.

El fuego llegó hasta Somiedo tras cruzar la frontera leonesa, pero además, dos incendios —que se sospecha fueron provocados— alimentaron aún más el terror en la zona. Desde que comenzó la oleada de incendios, en Asturias se han calcinado ya más de 4.000 hectáreas y la lluvia prevista no termina de llegar.

Hicieron las maletas

En Caunedo, una pequeña aldea con poco más de 20 vecinos, muchos hicieron ayer las maletas. “Hay gente que estaba de vacaciones y se fue. Lo que nos indigna es la falta de medios y la inexistencia de una política de prevención de incendios. El abandono del medio rural es terrible. Definitivamente, nos vamos a la porra”, denuncia Silvia Caunedo.

Lo dice indignada y dolida. Silvia se niega a resignarse: “No podemos quedar en manos de la lluvia. Los ayuntamientos y las administraciones tienen que actuar. Ahora nos encontramos con media Asturias en llamas y sin posibilidad de actuar, porque no hay recursos: faltan medios, faltan bomberos y faltan helicópteros”, matiza.

Miedo en el cuerpo

Unos metros más atrás, en la entrada del pueblo, María Elena Méndez llama al alcalde. “Esto se está poniendo muy feo, el fuego está ganando fuerza y tiene que venir el helicóptero”. María Elena cuelga el teléfono y mira a su suegra, que observa desde detrás de la cortinilla que da acceso a la casa. Se hace el silencio.

Lleva María Elena Méndez 41 años viviendo en Caunedo y “jamás habíamos visto tal cosa, ni nosotros ni la gente mayor. Tenemos el ganado en la braña y desde ayer vivimos con el miedo en el cuerpo. En cualquier momento podrían decirnos que tenemos que evacuar”, explica.

Una “pena absoluta”

Las cenizas llenan el ambiente en Caunedo de polvillo y hasta respirar se hace dificil. Ese gris asfixiante que se ha instalado en Somiedo ha traído con él desasogiego y un no parar de paso de coches, cisternas, bomberos...

La tranquilidad del pueblo se ha roto por la razón más inesperada y también más triste. En el corazón del “paraíso” solo huele a humo.

Un sufrimiento doble

María Elena, que es nacida en Villablino, sufre estos días a dos manos; por su lugar de nacimiento, León; y por su casa en Somiedo. “Tenemos un grupo de familia donde me van dando información... no sé ni qué decir, es todo una pena; una pena absoluta”, explica. Y su suegra, que la escucha desde lo alto de las escaleras, decide meterse en casa.

Caunedo es uno de esos pueblos que viven en gran parte del turismo. Hoy por la mañana en el centro del pueblo vecinos y turistas se juntaron de forma espontánea para analizar el avance del fuego.

Desde Valencia han venido a conocer Asturias Gemma, Lola y Miguel. Y se han encontrado de bruces con una estampa que está muy alejada de la versión que ellos tenían del “paraíso natural”.

“No se entiende”

Desde ayer tienen hechas todas las maletas y no descartan tener que abortar sus vacaciones si la cosa se pone fea y “hay que salir corriendo”, explica Lola Más.

Su marido, Miguel Simón, matiza: “Sentimos impotencia, ayer vivimos un día desolador. No se entiende que esto pueda estar ocurriendo en Asturias... incendios de semejantes dimensiones”, clama el valenciano.

Vecinos y turistas vigilan las llamas en Caunedo

“Es horrible, horrible, horrible”. Lo relata angustiada Benilde Marrón, que ha pasado toda la noche en vela con “una ansiedad que me subía por la paredes”.

Temía Benilde quedarse dormida y que le despertasen las llamas. “Solo queremos estar tranquilos en nuestras casas, que apaguen el fuego y que tomen medidas porque está claro que hay que prevenir estos incendios. Los pueblos no les importan porque no pintamos nada”, remata.

Benilde Marrón, en Caunedo, su pueblo.

Ansían los vecinos de Caunedo políticas forestales que les permitan mirar al monte sin miedo, bosques desbrozados, carreteras limpias y corfuegos. “Uno se pregunta para qué sirven tantas medidas de protección si al final no se puede vivir en el pueblo. He escuchado al alcalde decir que este incendio lo apagará la lluvia y de quién depende qué llueva. Me indigna”, matiza Silvia Caunedo.

El Parque Natural de Somiedo ha sido una de las zonas más afectadas por estos incendios. Mientras que llega la lluvia y el fuego se aviva con cada golpe de viento, los vecinos tratan de sobrellevar la situación “como se puede”. Benilde ha llevado fruta fresca a los bomberos y Veneranda se aferra con fuerza a su teléfono. Nadie se atreve a deshacer las maletas en Somiedo.

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