Hola.
¿Un té? Venga, agarra un té y vamos al lío.
Toca volver al trabajo tras la conmemoración ayer del Primero de Mayo. Hemos visto manifestaciones importantes en Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia y varias ciudades más, centradas en las reivindicaciones salariales en tiempos de inflación y beneficio empresarial extraordinario.
Hemos visto, como trágico aviso y coincidencia, un accidente laboral con la muerte de una inmigrante precaria de las que recogen la fresa de Huelva en condiciones que ningún español aceptaría. Hemos leído datos y reflexiones sobre cómo la digitalización, la inteligencia artificial y los algoritmos dan cada vez más poder a las empresas sin que haya nuevos derechos regulados para los trabajadores. Hemos escuchado a la ministra de Trabajo, que también es candidata a la presidencia del Gobierno, con lo que no sabemos si es un anuncio o una promesa electoral, que “es el momento de reducir la jornada sin disminuir el salario”.
Hemos visto esta foto (aunque había también otros ministros en ese mismo punto de la manifestación):
Hemos visto otra manifestación histórica en Francia, con cientos de miles de personas en la calle contra la reforma de las pensiones, aunque ya haya sido promulgada.
Hace ya unos cuantos años, cuando el 15M descolocaba a los sindicatos con su capacidad de movilización e impacto, le escuché a un activista de la tecnopolítica decir que las manifestaciones del 1 de mayo no sirven de nada porque todo el mundo sabe lo que se va a decir y lo que va a pasar. Que es un mero ritual sin incidencia política real. En aquel momento pensé que llevaba razón. Y en parte lo sigo pensando, pero ha pasado otra década más y los sindicatos siguen ahí, posibilitando acuerdos imperfectos pero que existen, y aquel activista acabó siendo triturado por la gran maquinaria del medio plazo.
Un diputado ha registrado esta pregunta parlamentaria: “¿Está el Gobierno manipulando el tiempo a través del rociado aéreo de productos químicos?”. Es una forma de dar cancha a una de las teorías de la conspiración más repetidas y más desmentidas del mundo. El diputado es Pablo Cambronero, que antes estaba en Ciudadanos y ahora se dedica con estas cosas a llamar la atención de Vox. Primero niegan el cambio climático, y cuando ya es innegable, culpan al Gobierno de conspirar para causar el cambio climático. Ese es el nivel.
Del silencio a la tormenta. No sé si lo de la tormenta era la mejor metáfora para este tema, pero la cosa es que hoy en el podcast analizamos las claves de por qué el problema de la sequía y los pozos ilegales en Doñana ha pasado de ser una causa perdida a un asunto de prioridad nacional y europea, a una polémica que incluso genera luchas de poder internas en Europa.
Esta semana, el sábado, se corona Carlos III como rey de Reino Unido. ¿Pero no era rey ya? Sí, pero es que el proceso de coronación dura mucho y culmina el sábado, con un ritual medieval en un trono de madera con siete siglos de antigüedad. Nosotros aprovechamos la semana y te vamos contando cosas. Por ejemplo, que el monarca británico recibe uno de los sueldos más altos del mundo, obtiene beneficios por la explotación de tierras y mares en disputa y con todo eso amasa una fortuna personal multimillonaria totalmente opaca. Todos los datos.
En España, nuestros reyes (el vigente y el emérito) siguen navegando rumbos diferentes. A pesar de las dos visitas de Juan Carlos I, de que se rumoreara sobre una posible vuelta para que no muera en el extranjero, lo cierto es que Felipe VI le evita y sigue marcando distancias. “Es casi una tradición dinástica de los Borbones: 'matar' al padre para salvar el trono para la familia. No físicamente, pero sí políticamente”, escribe Aitor Riveiro.
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Hasta aquí llegamos por hoy.
Un abrazo,
Juanlu.
Sobre este blog
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