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Sobre este blog

El Ojo izquierdo nació en El País en 2010 y prolongó su vida durante diez años en la cadena SER, con vivienda propia en el Programa Hoy por Hoy, primero con Carles Francino, después con Pepa Bueno y finalmente con Àngels Barceló.

Ahora se instala con comodidad en elDiario.es, donde es de esperar que se mantenga incólume la aviesa mirada de su autor, José María Izquierdo.

La atrevida teoría del equilibrio inestable

Pirámide de piedras.
11 de diciembre de 2023 22:16 h

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De arranque, lo más importante: Gaza. ¡Qué vergüenza mundial, qué desastre político, humanitario y moral! Que el mundo es una porquería ya lo sé, pero aquella tragedia supera los peores relatos de terror. Lean cualquier crónica de los enviados a la zona, o de los representantes en aquella tierra martirizada de Unicef, Cruz Roja o Médicos sin Fronteras y vean si pueden aguantar a pie derecho la descripción de tanto dolor. Ya van contabilizados en la franja más de 17.500 muertos, 7.000 de ellos menores, como consecuencia de los atroces y despiadados ataques de Israel. “Gaza se está convirtiendo en un cementerio de niños”, dijo en noviembre el secretario general de la ONU, António Guterres, poco antes de que Estados Unidos, con el apoyo de Gran Bretaña, vetara cualquier resolución para que se produjera un alto el fuego. En medio de esta debacle hay que valorar la posición valiente, simplemente por digna, del Gobierno español, que se ha sumado a las voces del propio secretario general de Naciones Unidas y otras muchas. Y aquí, a dos pasos, Núñez Feijóo y todos y cada uno de los dirigentes del PP, sin excepción conocida, sólo abren la bocaza para condenar a Sánchez y así, con su actitud cómplice, añadir su firma a la de esa indigente clase política que no ve, porque están ciegos de odio, la cara de esos niños asesinados, sin brazos o sin piernas que han perdido a sus padres o a sus hermanos. Claro que condenamos los ataques salvajes de Hamás. ¿Tan difícil es llorar por las mujeres israelíes violadas y asesinadas de forma brutal por los terroristas, pero también por esas madres palestinas que han visto morir en sus brazos a sus bebés?   

De regreso a este mundo tan benigno que nos ha tocado vivir en esta España que ni se rompe ni se hunde, hoy vamos a vivir la primera de las muchas batallas a las que tendrá que enfrentarse la llamada ley de amnistía. Llevan las derechas patrias varias semanas preparando piedras, hachas, mazas de puntas, mandobles medievales, la navaja de carraca, jueces, tertulianos y cualquier otra arma que ustedes imaginen para activar, con limpieza democrática, dicen los muy descarados, todas sus bazas frente a un gobierno al que ya han llamado de todo, ilegítimo ha sido uno de sus calificativos preferidos, dirigido por un presidente al que han insultado, vejado, ultrajado, perseguido, despreciado y difamado. Pues ya verán la que se nos viene encima y este martes, precisamente este martes 12 de diciembre, van a comprobarlo ustedes con sus oídos y sus ojos. Ésta va a ser la oposición que funge de liberal, de educada, de decente y honesta. Ya van a escuchar sus palabras y ustedes mismos juzgarán. De la otra derecha, la de los socios de gobierno de Núñez Feijóo, la que se extasía frente a Milei, oh, señor, qué gran político, ni siquiera les digo nada, que ellos mismos acaban sepultados en sus propias infames groserías. Ahí tienen ese colgar de los pies a Sánchez.  

Avancemos un poco en el tiempo, ahora que a la vista de la desesperante guerra de Podemos y Sumar está de moda augurarle grandes males y sufrimientos innúmeros al gobierno de los 179 síes. Sabemos, cómo no, de las dificultades a las que se va a enfrentar, por ejemplo, para aprobar unos Presupuestos con tantas exigencias desde el norte, el sur, el este y el oeste, incluso del sureste y del noroeste. Y conocemos, faltaría más, el calendario de pruebas que nos espera para 2024, desde las elecciones gallegas a las vascas, pasando por las europeas y con la vista, que no es moco de pavo ni pelo de gorrino, en las elecciones de Estados Unidos, con Donald Trump, ¡otra vez!, amenazando las vidas de varios continentes. Pero fíjense ustedes que el Ojo no comparte tanta desesperanza. Dijo Margaret Atwood que “el optimista piensa mejor que la realidad, y el pesimista peor que la realidad. Yo soy realista”. Así que seamos realistas. Algunos apuntes para justificar ante ustedes, a los que tanto debo y a los que tanto quiero, semejante osadía. 

Han querido las urnas del 23J, que no el destino, que no existe en el reducido almacén intelectual de quien esto escribe, que Sánchez debía enfrentarse a un grupo tirando desde la izquierda, Sumar, a cuatro nacionalistas jugando sus bazas a pares, PNV con Bildu, Junts con Esquerra y un par de llaneros solitarios, BNG y CC. Pues ahora sumen a la juerga, la algazara y la farra, otra pareja más, que desde la semana pasada Podemos y Sumar ya son dos fuerzas diferenciadas intentando demostrar al mundo mundial que ellos son los más izquierdistas de todos los izquierdistas de todos los sistemas solares, los conocidos y los desconocidos. Trostky, un aficionado; Mao, un chiquilicuatre. Así, al pronto, es un panorama como para meter el bañador en la maleta, reservar un vuelo con Ryanair y llegarse, transbordo aéreo tras transbordo aéreo, a Wharariki Beach, allá por Nueva Zelanda, a unos 20.000 kilómetros de Madrid, contados a bulto.  

Pero tranquilos, que el lobo no es tan fiero como lo pintan, que decía Félix Rodríguez de la Fuente. Permitan un paseo uno a uno por esos arriscados montes, y analicemos la situación, al menos en los próximos dos años, que tres ya son infinitos en política. ¿De verdad creen que el PNV se va a descolgar del Gobierno teniendo el aliento de Bildu en el cogote de cara a las elecciones vascas? ¿Van a pasar ellos por informales, por romper un acuerdo? ¿Y Bildu, que ha apostado todas sus cartas a la seriedad y la gobernabilidad, va a echar las patas por alto? O sea, que de Bilbao, pero no del mismo, mismo Bilbao. Pareja neutralizada, socios seguros. Pero es que ocurre algo similar, multiplicado por mil, en el caso de los catalanes. Ese mirar de reojo al otro componente de la pareja se da igual en uno y otro caso. Pero es que además al que se le ocurra romper la baraja que ha repartido Sánchez, la banca del casino, se va a encontrar -ya lo dijimos en otra ocasión- con que la amnistía se puede acelerar o retrasar, e incluso anular, si se ponen demasiado bordes, en cualquier momento de la agitada travesía. Y pueden ir a la cárcel unas decenas de señoras y señores, culpa de Puigdemont o culpa de Junqueras. Así que temerarios sí, pero no demasiado.  

Y en la izquierda, qué desastre en la izquierda. Ocurre en todas las partes del mundo: se deshilachan, se pelean, se desgajan, se repelen. Nunca, nunca aprenden y la derecha se los come. Con patatas suflé y buen vino. Incapaces de trabajar juntos, pocos que son y se llevan a matar. ¿Qué hemos hecho para merecer este castigo? Han estado a punto de apuntalar un número más que respetable de votos y por tanto de escaños, pero han renunciado a ello, y así no se puede ni se asaltan los cielos. Labrarse la propia insignificancia no es la posición más honesta ni revolucionaria; quiá, es la más estúpida por constituirse en la menos eficiente de las opciones políticas. ¿Alguien con dos dedos de frente puede entender que Yolanda Díaz, ejemplo negociador de ERTES y peleas con patronales y sindicatos, haya sido incapaz de repartir tan magro pastel con las gentes de Podemos? ¿Y viceversa, qué agravios crueles e inhumanos ha recibido la dirección de los morados para demostrar a medio mundo que sí, que es cierto, que la izquierda siempre va desunida y que no tiene arreglo? Pero dicho lo cual, ¿puede arriesgarse Podemos, virgencita, virgencita, que me quede como estoy, a romper un gobierno de progreso? ¿Pablo Iglesias, Irene Montero o Ione Belarra, van a hacer volcar la canoa con ellos dentro, todos ahogados frente a la línea Maginot del PP y Vox? ¿Alguien ve posible semejante sacrificio múltiple, tipo Sansón y los filisteos o matanza de Waco?  

No quiere alargarse demasiado el Ojo, pero sí sacar un resumen apresurado de lo dicho hasta ahora respecto a la gobernabilidad y posible duración de este gobierno, hoy en busca de quién sustituirá a Calviño, qué desgracia su marcha, pero qué tanto en su haber. No sabemos si el Gobierno, precario, cogido con pinzas, navega en un pequeño esquife o un afilado batel. Lo que está claro es que todos sus ocupantes tendrán que velar no sólo por su propio equilibrio sino por el del vecino para intentar llegar a puerto sin convertirse en sustancioso almuerzo para los tiburones. Así que a todos les interesa que funcionen los contrapesos, y cada uno de ellos ya se ocupará de arrear una buena colleja al tonto o al fanático que ponga en peligro al resto de la tripulación. Vamos a llevarnos bien, se dirán unos a otros, poco cariñosos, pero tan ansiosos todos de conseguir lo suyo y de que el viaje dure y dure. De modo tal que mejor harán todos los tripulantes, vestidos de marineritos, en trabajar como esforzados porque ya sabemos que tu barca tiene que partir a cruzar otros mares de locura, pero cuida que no naufrague en tu vivir, que ya escribió Roberto Cantoral y cantó Lucho Gatica.  

 

Adenda. ¿Qué broma es ésta de ir a hablar de combustibles fósiles a los Emiratos Árabes, 3,66 millones de barriles de petróleo diarios? ¿Tanto pueden los petrodólares, que además de comprar golfistas, futbolistas, carreras de Fórmula Uno, arquitectos, ingenieros, grandes contratos de ferrocarriles y ricas propinas a reyes coronados, también arrastran a políticos honestos a sus fauces? Claro que nos preocupa el calentamiento global y hay, incluso, quien está aterrado ante un futuro sin aires respirables. Pero todos, absolutamente todos, estamos hartos de que los poderosos, los más ricos entre los ricos, nos tomen el pelo y se rían de nosotros a carcajadas. Apaleados, además, apaleados. 

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