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Redactor-jefe pasea perro de director

Miguel González / Miguel González

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Estos días observamos escenas cotidianas altamente reveladoras: mientras Paulino Rivero y José Manuel Soria garantizan que el problema de los hoteles ilegales tendrá solución en el marco de la Ley de Medidas Urgentes y consensuando arreglos ad hoc entre instituciones afectadas (obviando el hecho cierto de que el Tribunal Superior de Justicia de Canarias ha sentenciado como ilegales a esos establecimientos), los presidentes de las cuatro fuerzas políticas que se han unido de forma indecente para expulsar al PSOE del gobierno del Cabildo de Lanzarote lanzan un ataque masivo contra Mario Alberto Perdomo, economista y periodista al parecer culpable absoluto por convertirse en asesor del socialista Carlos Espino durante su etapa al frente de los Centros Turísticos. Al tiempo, el propio Espino conoce vía periódico que el actual presidente del Cabildo, Pedro Sanginés, autocalificado en el pleno de la moción de censura en el Cabildo de todos contra el PSOE como “el nuevo cantinero del chiringuito”, lo ha denunciado ante la UCO, el cuerpo policial que destapó las corruptelas de sus colegas del PIL en el Ayuntamiento de Arrecife. Por si fuera poco, se destapan presuntos escándalos acaecidos durante el mandato de la también socialista Manuela Armas al frente de la primera corporación insular, sin saberse a ciencia cierta las supuestas trapisondas cometidas.

A mí no me cabe la menor duda de que estos acontecimientos no responden a un casual. Han sido pergeñados desde un despacho ubicado en algún hotel ilegal, y coordinados al milímetro con el inquilino de una celda de la prisión Tenerife II. El objetivo no ofrece dudas: hay que ir a por el PSOE, en la figura de sus cabezas visibles en Lanzarote, en el punto de mira de los corruptos desde que interiorizaron que los socialistas conejeros son insobornables. Las armas, de destrucción masiva, por supuesto, son la calumnia, la infamia, la difamación y la mentira. Los sicarios prestos a desplegar el ataque, los de siempre: una suerte de Blackwater mediáticos sin ninguna barrera moral o deontológica que les impida convertir a su particular periodismo en el oficio más sucio del mundo.

No obstante, como es sabido, las generalizaciones conceptuales conducen al error, así que no dudo del buen hacer de la mayoría de periodistas y empresas de comunicación que operan en la isla. Pero si afirmo que existe un grupúsculo marginal político-empresarial-inmobiliario, liderado por un conocido e imputado promotor, que mueve hilos, que promueve operaciones políticas para expulsar al PSOE de las instituciones, que ha intentado sobornar y chantajear a responsables socialistas, que ha colocado en sus actuales poltronas, desde la sombra ilegal de algún hotel del sur, a Pedro Sanginés, a Astrid Pérez, a Cándido Reguera o a Pedro de Armas. Aseguro que este lobby corrupto sostiene a Jesús Machín y al sector cementero de CC porque responden mejor a sus intereses particulares, y que ha sondeado en varias ocasiones la posibilidad de moldear un “sector crítico” en el interior del PSOE lanzaroteño que se muestre proclive a la manipulación política y a buscar arreglos indecentes. Este grupeto de poder, fácilmente identificable en las fotografías de prensa donde rinde pleitesía a José Manuel Soria, escarnio y vergüenza para la mayoría honesta del sector empresarial lanzaroteño, entiende al territorio insular y a sus habitantes desde la perspectiva del vasallaje, y se manifiesta convencido de que todo, todo, pero todo, es susceptible de compra-venta: terrenos, hoteles, alcaldes, partidos políticos, caballos, bodegas, empresarios, abogados, funcionarios, el PIL, periodistas, centros comerciales, puertos deportivos? Todo, absolutamente todo, menos el PSOE.

De ahí los últimos ataques indiscriminados desde instituciones públicas que pertenecen a los ciudadanos a todo lo que huele a socialismo, como sucede con el Cabildo. Cinco meses después de la moción de censura contra el PSOE, nada se sabe del grupo de gobierno más allá de sus invectivas diarias contra los anteriores gobernantes socialistas. En Arrecife, al alcalde Reguera se le acaban las posibilidades de foto y tarde o temprano deberá comenzar a gobernar con independencia de las instrucciones recibidas desde el Islote del Francés. En el ínterin, los Blackwater mediáticos continuarán con su fuego a discreción contra el PSOE, evidenciando su insana paranoia anti-Carlos Espino y mostrándonos a diario su periodismo pesebrista y cutre, reafirmándonos por consiguiente en la convicción de que no es una buena idea combinar la jefatura de la redacción del periódico con el paseo matutino del perro del director.

* Diputado del PSOE

Miguel González*

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