Perfaler es un cajón de sastre. Era una empresa de trabajo temporal que operaba en las cercanías del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana cuando el Gobierno de José María Aznar produjo aquel decreto que congelaba plantillas en las instituciones. Sin pretenderlo, esa ETT se convirtió de la noche a la mañana en un instrumento imprescindible para todos los grupos de gobierno que desde entonces han sido en ese municipio. Un instrumento, claro, en el que ha cabido de todo, desde el clientelismo de siempre hasta la cesión ilegal de trabajadores, pasando, cómo no, por el negocio más cómodo que jamás nadie se pudo imaginar, y hasta por el éxito en diversos concursos municipales. Este viernes, en el pleno de Tunte, fue Perfaler y el conflicto que plantean 135 de sus casi 300 trabajadores sirvió para escenificar una nueva ruptura entre el PSOE y Nueva Canarias. La alcaldesa se quedó en minoría.