Hay que escuchar a la gente

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Hay que escuchar a la gente. Quienes gestionan, quienes mandan, quienes dirigen el destino de esta isla tienen que pararse a escuchar a la gente. El Gobierno de España, el Gobierno de Canarias, el Cabildo de La Palma, tienen que escuchar a la gente. Parece algo simple, algo elemental, algo obligatorio, pero no se está haciendo.

Si escucharan a la gente -y me refiero, más concretamente, a la gente que perdió su casa o su medio de vida, o ambas cosas, a causa del volcán- si los escucharan, digo, quizás no aumentarían su desasosiego pregonando semana a semana la lluvia de millones que está llegando a La Palma mientras los afectados se quedan afónicos intentando decir, entre tanto ruido, que el dinero no ha llegado a sus bolsillos, que las ayudas no han llegado, que las casas no han llegado. Que cinco meses después de la erupción se sienten agotados, sin fuerzas ni esperanzas.

Porque tienen que hacerse oír por encima de toda la maquinaria de comunicación que se ha puesto en marcha para informarnos de que se están pagando los ERTE, que se está pagando un hotel para quienes siguen sin techo, que se están abriendo carreteras, que se están entregando viviendas, a pesar de que prometieron entregar 100 antes del 31 de diciembre pasado y solo hay 60, mientras más de 500 familias siguen esperando...

Y con todo eso y más hacen un batiburrillo y llenan una bolsa enorme de millones de los que nos dan cuenta detallada cada semana: “ya han llegado a La Palma, 200, 250, 300 millones” y así trasladan a la opinión pública canaria y nacional que todo está bien, que todo va como estaba previsto, que la gente está atendida, que nadie se ha quedado sin ayuda...

Y nadie niega que todos esos millones no hayan llegado a la isla o, al menos, que estén en camino. Pero si se pararan a escuchar ya sabrían que no han llegado a las manos de la gente. Que un porcentaje dolorosamente escandaloso de afectados no ha recibido, tras 5 meses sin casa, tras 5 meses sin abrir su negocio, ni un solo euro de dinero público; que muchos de ellos siguen batallando agotados y desesperados para cumplir con los muchos trámites que les prometieron que no tendrían que hacer, pero que sí que tienen que hacer; sabrían que hay quien se ha tenido que ir a vivir a otra isla, quizás a casa de un hijo, y que cobra solo una pensión mínima y con ese dinero tiene que pagarse los billetes de avión para venir una y otra vez a pedir certificados y a entregar documentación para una ayuda que no llega; sabrían que muchos autónomos y autónomas acogidos al cese extraordinario de actividad tienen que sobrevivir con poco más de 600 euros de ayuda mensual.

Si escuchasen a la gente sabrían que lo poco que han recibido algunos procede de las donaciones de los ciudadanos, pero que hay quien ni siquiera ha recibido eso porque las donaciones se han gestionado de una manera más que cuestionable en el Cabildo, que a día de hoy ha recibido 12,1 millones de euros y solo ha entregado a los afectados 3,7 millones, o en el Ayuntamiento de Los Llanos, que se ha peleado con las reglas matemáticas más elementales y no ha sido capaz de dividir el dinero recibido entre el número de afectados, dejando fuera a una parte de ellos.

Si escuchasen a la gente, la dejarían participar en las decisiones, en los planes de recuperación; les darían algo de esa certidumbre que tanto necesitan y reclaman.

Es enorme la dignidad con la que los palmeros y palmeras están sobrellevando esta situación, pero la desesperación está ganando la batalla. Si escucharan a la gente, lo sabrían.

*Nieves Lady Barreto es secretaria insular de CC La Palma

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