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La gran concentración: Catalunya y Madrid acumulan casi el 40% de la economía y agrandan la brecha regional

La gran concentración de Madrid y Barcelona.

Álvaro Celorio / Raúl Sánchez

28 de diciembre de 2025 21:32 h

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La actividad económica de España nunca había estado tan concentrada como hasta ahora. Cuatro de cada diez euros que se producen en el país tienen su origen en Madrid y Catalunya, un tamaño histórico en dos regiones que absorben cada vez más población y riqueza en detrimento del resto de comunidades autónomas. Una España cada vez más próspera, frente a otra que pierde peso en la ‘tarta’ del producto interior bruto (PIB) nacional.

Los últimos datos de la Contabilidad Regional Anual, correspondientes a 2024 y publicados este mes por Estadística, arrojan el mayor peso conjunto en lo que va de siglo de las dos locomotoras de la economía española. La Comunidad de Madrid concentra el 19,8% del PIB nacional y Catalunya, tras varios años descolgada, supera de nuevo la barrera del 19%. En total, ambas representan el 38,8% de la riqueza nacional, la mayor proporción desde el 2000, cuando era del 36,4%.

Las dos regiones, que acumulan el 31% de la población, juegan en una liga en la que la tercera economía, Andalucía, representa el 13,3% del total; la cuarta, la Comunitat Valenciana, el 9,3%; y la quinta, Euskadi, el 5,7%. Ni hablar del resto de regiones que, con excepción de Galicia (5,1%), aportan cada una menos del 5% del total. Es decir, menos de cincuenta céntimos de cada diez que genera la economía española. En el caso de la más pequeña, La Rioja, apenas alcanza el 0,7%. Siete céntimos, si seguimos con esa comparación. El peso de cada una, y su evolución, se puede ver en la tabla a continuación.



Para que unas regiones tengan una porción mayor de la tarta que es la economía española, el tamaño del resto ha de recortarse miga a miga. Hubo un tímido proceso de convergencia antes de la crisis financiera, pero se evaporó de golpe con el estallido de la burbuja. Desde el 2000, solo cinco de las 17 comunidades y dos ciudades autónomas han ganado peso en el total. Lo que implica que catorce se han descolgado por el camino.

De esas cinco, Catalunya y Castilla-La Mancha apenas son unas centésimas más grandes sobre el total de lo que eran hace 25 años. Y Murcia y Baleares han crecido 0,18 y 0,25 puntos, respectivamente, gracias al peso de la industria manufacturera, en la primera, y del turismo, en la segunda. Pero el verdadero cambio de paradigma ha sido el de la Comunidad de Madrid, que ha pasado de representar el 17,5% de la economía al 19,8% del PIB español. 2,33 puntos más en dos décadas.

Madrid se dispara en lo que va de siglo

La evolución de Madrid hizo que en 2017 diera el sorpasso a Catalunya, la tradicional locomotora económica del país, en plena crisis política por el procés y con la salida de numerosas empresas de la región, que solo han comenzado a volver en los últimos meses. Desde entonces, la brecha entre ambas se ha agrandado, como se aprecia en el gráfico bajo estas líneas. El president de la Generalitat, Salvador Illa, lanzó un gran plan inversor llamado ‘Catalunya Lidera’ para tratar de volver a la primera posición en el podio. Pero sus frutos todavía están por verse.



El director de Coyuntura Económica de Funcas, Raymond Torres, señala que la especialización de ambas regiones en el sector servicios ha provocado su ‘boom’. “Si miramos los últimos cinco años, se ha producido un aumento muy fuerte de los servicios no turísticos, en los que Catalunya y Madrid son muy fuertes: servicios empresariales, logísticos, tecnológicos… Por lo que tienen una ventaja con muchos otros territorios no solo en términos de satisfacción de la demanda nacional, sino también en términos de exportaciones”, detalla en conversación telefónica.

Madrid ha pasado de concentrar en el 2000 el 23,6% del sector de las actividades profesionales, científicas, técnicas y administrativas, las de mayor valor añadido, a ser el 33,7% en 2024, los últimos datos disponibles. En Catalunya la evolución ha sido del 19,7% al 21,3%. Y, en el caso del sector de información y comunicaciones, la región capital concentra más del 50% del valor añadido que genera en todo el país.

A eso hay que sumarle la concentración de la población, que suma PIB al añadir fuerza de trabajo y consumo. “El crecimiento poblacional ha sido también relativamente intenso en estas comunidades, lo que ha añadido mano de obra en esos servicios y en general, con respecto a otras que sufren la despoblación”, apunta el economista.

Euskadi y Castilla y León, las comunidades peor paradas

Comparativamente, en este cuarto de siglo las comunidades que han salido peor paradas y han perdido peso sobre el total han sido Castilla y León (-0,9 puntos, hasta un 4,6%) y Euskadi (-0,5, hasta el 5,7%). Una evolución muy influida por el cambio de modelo productivo.



“Hay dos fenómenos que explican esta pérdida de peso. Uno es la industria, que en cierto modo es lo que ha pasado también en Alemania. Es el sector más golpeado por todas las crisis que hemos sufrido últimamente. Y, por otro parte, está el tema de la demografía. Euskadi ha sido una de las comunidades que ha recibido menos población nueva, tienen el problema del envejecimiento y están bordeando el pleno empleo, por lo que dependen de la migración para cubrir esa falta de mano de obra y no está siendo suficiente”, señala Torres.

Precisamente Funcas publicó recientemente sus previsiones de crecimiento regional para 2025 y 2026, toda vez que no conoceremos estos datos oficiales hasta septiembre de 2026, en el caso de los de este año. Y en ellas, además de una estimación independiente por comunidades autónomas, ya advertían de que a futuro se abrían “dos Españas” con dos sendas de crecimiento bien diferenciadas, lo que no hará sino incrementar las brechas.

La primera, con las comunidades del valle del Ebro, Baleares y Galicia, que ya cuentan con tasas de paro reducidas y necesitarán de ganancias de productividad y de atracción de talento (ya sea nacional o extranjero) para sostener el crecimiento futuro. En este grupo entran también Madrid y Barcelona, donde los flujos migratorios están provocando importantes tensiones en el mercado de la vivienda.



La segunda, a juicio de Funcas, engloba al sur peninsular y Canarias, con un paro aún elevado donde el crecimiento dependerá de movilizar esa “capacidad productiva ociosa”, es decir, gente que está desempleada. “En estas regiones sigue siendo prioritario activar la inserción de los parados para sustentar el crecimiento y avanzar en la reducción de las desigualdades territoriales”, apuntan en su informe.

En esta idea incidió también el Consejo General de Economistas, que presentó hace unas semanas su Índice de Competitividad Regional (ICREG). A pesar de que se está produciendo una paulatina convergencia entre territorios, gracias a la innovación, el mercado laboral o el capital humano, sigue habiendo notables diferencias entre el grupo líder de la clase (Madrid, País Vasco, Navarra y Catalunya) y las más rezagadas, que son el resto de comunidades.

“La clave para evitar esa desigualdad entre regiones va a depender mucho de las políticas que se desarrollen”, señala Torres. “No es algo inexorable, sino que depende de la conexión de Madrid y Catalunya con otros territorios. Por ejemplo, en el caso de Madrid, el corredor del Henares también abarca Castilla-La Mancha y Segovia, en Castilla y León”, abunda. Mejores infraestructuras, la revisión del modelo económico por parte de cada una de las regiones y apostar por sectores donde son punteras serán otras vías para evitar esa gran concentración, cada vez mayor, en Catalunya y Madrid. “Es deseable que ampliemos ese modelo de desarrollo porque, si no, tendremos problemas de congestión. El tema de la vivienda ya es muy palpable en Madrid y Catalunya, especialmente”, advierte el economista.

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