El pacto por la izquierda tiene más boletos en Canarias, sin descartar otras combinaciones

El secretario general del PSOE de Canarias, Angel Víctor Torres (d) y el diputado electo de Nueva Canarias Román Rodríguez en la ronda de negociaciones.

Carlos Sosa

Las Palmas de Gran Canaria —

Ángel Víctor Torres tiene una flor donde se tiene una flor cuando todos los astros se alinean a tu favor. Este lunes comenzó su ronda de contactos con todos los partidos políticos con representación en el Parlamento de Canarias y la conclusión no puede ser para él más optimista. De todas las combinaciones posibles, solo una le apartaría de la carrera hacia la presidencia del Gobierno: un pacto in extremis de Coalición Canaria (20 diputados) con el PP (11), más Ciudadanos (2) y la Agrupación Socialista Gomera de Casimiro Curbelo (3). El resto de las opciones siguen siendo este martes con mayor fuerza que el domingo favorables al secretario general del Partido Socialista Canario-PSOE.

Porque para que Coalición Canaria pueda mantenerse en el poder no solamente haría falta la anuencia del PP, que solo aceptaría esa opción si fuera rechazado el ofrecimiento que este lunes reiteró formalmente su líder regional, Asier Antona, a Ángel Víctor Torres. Además, Fernando Clavijo, el presidente en funciones y aspirante a renovar, habría de pasar el doble examen de ingreso en el club de buenos españoles constitucionalistas que exige Ciudadanos: no estar incurso en una causa penal por delitos relacionados con la corrupción y no ser nacionalista.

En Ciudadanos han empezado por echarse las manos a la cabeza ante semejantes pretensiones, de ahí que este martes esté previsto que el secretario general de Coalición Canaria, José Miguel Barragán, se constituya ente el secretario general e inquisidor mayor de los naranjas, José Manuel Villegas, para suavizarle el grado de imputación de Clavijo en el caso Grúas y dejar en el terreno de lo imposible que la jueza del 4 de La Laguna espabile un día de estos y tramite la denuncia que desde hace más de un año tiene sobre la mesa por el llamado caso Reparos. Una segunda causa esta que tiene todavía más enjundia que la primera y que ya va por la tercera ampliación de denuncia, con contratos irregularmente ampliados por Clavijo por más de 47 millones de euros en contra de los dictámenes del interventor general del Ayuntamiento de La Laguna durante su accidentada etapa como alcalde.

Pero para que Ciudadanos pudiera apoyar ese remoto (aunque no imposible) pacto que renueve a Coalición Canaria al frente del Gobierno regional, habría de saltarse otro de sus atavismos: no se pacta con nacionalistas, aunque no sean catalanes. Es fácil imaginarse a José Miguel Barragán diciéndole a Villegas que lo del nacionalismo de CC se acerca más al regionalismo cántabro de Miguel Ángel Revilla que al PNV, dónde va a parar. Y en cierto modo es cierto, salvo por la insalvable constatación de que Coalición Canaria es nacionalista española cuando le interesa y nacionalista ultraperiférica cuando de lo que se trata es de hacerse un echadero: acaba de permitir con su voto en el Senado que los partidos independentistas catalanes se dotaran de grupo parlamentario propio y, así, acceder a las suculentas ayudas que corresponden a los partidos políticos que acceden a esa condición.

Los representantes de Ciudadanos en Canarias no abren la boca por miedo a las represalias, lo que les acerca peligrosamente a los de Vox, que tuvieron prohibido en campaña mostrarse seres inteligentes no fueran a estropear aquel hechizo de abril que les permitió llegar a 24 diputados. En el caso de Canarias, sin embargo, ni callados los candidatos, Vox consiguió siquiera un concejal en alguno de los 88 municipios que pueblan este Archipiélago.

Más posible que un pacto en el que la variable sea Coalición Canaria es cualquier otro a la derecha o a la izquierda. Tras la jornada de este lunes parece evidente que está cercana la posibilidad de rescatar aquel pacto de progreso de finales de los 80, solo que el PSOE ya no está liderado por Jerónimo Saavedra y la izquierda del entorno del PCC ya no tiene al frente a José Carlos Mauricio, el eterno muñidor, sino a Noemí Santana, la lideresa de Podemos que ha tenido la habilidad de no vender caros sus cuatro diputados para conformar una mayoría de 36.

Santana ha jugado a la prudencia, lo que no es una práctica muy extendida entre los morados. Ella sabe que tiene que apoyar un gobierno progresista que desaloje a CC de las instituciones y que, además, deje a su partido, Podemos, como referente principal de la izquierda en el Parlamento de Canarias. Solo hace falta tener paciencia, recomponer el partido isla a isla y no meter la pata ni una sola vez para que haya alguna esperanza de que Podemos recupere el apoyo que captó cuando fue una alternativa emocionante.

La posición de Podemos no tiene nada que ver con un requiebro frente al presunto veto de Casimiro Curbelo, sino con un gesto que ha sido interpretado como “de generosidad” solamente enfocado a desalojar a Coalición Canaria de las instituciones. Curbelo ha dicho reiteradamente a este periódico que jamás ha vetado a Podemos ni jamás lo hará, “pero otra cosa es que me gusten sus planteamientos”, remató.

Llegados a este punto, el posible pacto PSOE (25)-Nueva Canarias (5)-Podemos (4)- ASG (3), que sumaría 37, solo mantendría dudas en torno a la controvertida figura del presidente del Cabildo de La Gomera, Casimiro Curbelo. La relación personal que ha conseguido enhebrar con él el presidente saliente, Fernando Clavijo, es el único factor que en estos momentos hace dudar mínimamente a Curbelo a la hora de manifestar abiertamente su apoyo a un gobierno del PSOE en correspondencia a lo que hizo el pasado abril, cuando pidió el voto para Pedro Sánchez sin que nadie se lo reclamara.

Casimiro Curbelo, que vuelve a ser decisivo, desea retomar sus relaciones con el PSOE, del que salió malamente por la puerta de atrás, sin que hasta este mismo momento nadie haya hecho nada por recuperar aquella relación. Y parece que Pedro Sánchez se ha atrevido a hacerlo para facilitar a Curbelo su regreso a la casa madre, a la Casa del Pueblo.

La otra opción que el líder del PSOE no ha abandonado en absoluto es la de pactar un gobierno de 36 escaños con el Partido Popular. “Asier [Antona, presidente del PP canario], ya probó la sangre en La Palma y le gustó”. Quien esto dice es el secretario general de Coalición Canaria, José Miguel Barragán, al rememorar el pacto entre socialistas y populares para el Cabildo de La Palma con unos resultados muy buenos para ambos al término del mandato.

Antona recordó este lunes a Torres los pormenores de ese acuerdo, particularmente las instituciones que ganaría el PSOE en la provincia de Santa Cruz de Tenerife (Cabildo de Tenerife, Cabildo de La Palma, Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma…) en el caso de suscribirse un acuerdo regional. Pero Torres admite que ese acuerdo con la derecha le ocasionaría algunos problemas en determinados órganos del partido y de las bases, algo que solo podría justificarse por el objetivo principal de evacuar a Coalición Canaria, lo que, sin embargo, no garantizaría unanimidades.

En Coalición Canaria suspiran gracias a tres escenarios que aún creen posible: que el PP y Ciudadanos, junto a Casimiro Curbelo, respalden a Fernando Clavijo o que, en el peor de lo casos, sea el gomero el que provoque una situación de bloqueo de 34 a 34 diputados que desemboque en una disolución del Parlamento y la convocatoria de nuevas elecciones. Otra de las grandes novedades del nuevo Estatuto de Autonomía de Canarias.

La última opción, en la que también tendrá situación de privilegio Ángel Víctor Torres, sería un pacto PSOE-Coalición Canaria. Pero esta sería más rentable no comentarla de momento porque sería tan contradictoria que el periodista se quedaría sin epítetos.

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