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Canarias no se plantea el cierre perimetral de los municipios más afectados por la pandemia

Imagen de archivo de la calle Real, en Arrecife, durante el desconfinamiento

Canarias Ahora

Las Palmas de Gran Canaria —

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Arrecife, capital de Lanzarote, y Las Palmas de Gran Canaria, capital de Gran Canaria, están protagonizando los peores datos de esta tercera ola de la COVID-19 en el Archipiélago. Sin embargo, y pese a que Arrecife está alcanzando datos epidemiológicos alarmantes, el Gobierno de Canarias no se plantea, a corto plazo, el cierre perimetral de los municipios.

Lanzarote está alcanzando cifras récord en esta tercera ola de la pandemia, lo que ha llevado a la isla a entrar el pasado 22 de enero en el nivel de alerta 4, el máximo establecido por el Gobierno regional. La ciudad que más nota el golpe de este repunte de contagios es la capital de la isla, Arrecife, que copa la mayor parte de casos, así como de muertes por la enfermedad provocada por el SARS-CoV-2. Gran Canaria, aunque experimenta una cierta mejoría en algunos de sus indicadores en los últimos días, sigue siendo la isla que lidera la lista de casos diarios desde que finalizara la Navidad y Las Palmas de Gran Canaria es la ciudad que abarca la mayor parte.

Sin embargo, el Gobierno de Canarias no se plantea el cierre de estas ciudades capitalinas, por el momento. Así lo han asegurado fuentes de la Consejería de Sanidad consultadas por este periódico, que explican que desde que comenzó la denominada nueva normalidad, en el Archipiélago “nunca se toman medidas para un municipio concreto por el tipo de vida que hay en las Islas, ya que la separación entre ciudades es tan ligera que resultaría muy difícil establecer restricciones en una zona determinada”.

En este sentido, cuando la situación epidemiológica empeora en un territorio en particular, se opta por establecer medidas en la isla afectada de manera conjunta. “Tendría que experimentarse un ascenso de contagios extraordinario” para que el Ejecutivo regional decidiese plantearse el cierre perimetral de un municipio en Canarias, aseguran desde Sanidad, como ha ocurrido en otras ciudades peninsulares.

La efectividad de las medidas

Si Tenerife hoy está entre las localidades de España en la que no avanza la pandemia es porque tuvo restricciones no solo durante las fiestas navideñas, sino mucho antes de que estas llegaran por los malos datos epidemiológicos que estaba registrando la isla en los últimos meses de 2020. Cuando hay una situación alarmante por la pandemia lo normal es que la aplicación de medidas reduzcan, posteriormente, el nivel de contagios.

Lo mismo se está haciendo ahora en Lanzarote y Gran Canaria, pero ¿son eficaces todas las medidas? El epidemiólogo José Luis Arocha explica que algunas, como por ejemplo el toque de queda, “no están lo suficientemente evaluadas desde el punto de vista técnico para saber si vamos a conseguir grandes eficacias”. El especialista explica que la limitación horaria en muchas ocasiones no evita que la ciudadanía se concentre en determinadas zonas, sino que lo siga haciendo, pero en otras franjas horarias, lo que produce, a su vez, que haya “más gente concentrada en el comercio y en los sistemas de transporte, porque tienen que llegar antes a casa”.

La transmisión en estas ciudades canarias se genera “más bien, en el ámbito familiar o comercial”, por lo que Arocha asegura que muchas medidas no van a influir como se espera, causando que, en cierta manera, “el esfuerzo social y económico de gran magnitud que tenemos que hacer no justifique los resultados”.

“La evaluación es la clave, necesitamos evaluar más y tener una información más real de qué medidas hay que tomar y qué eficacia esperamos de cada medida” asegura el especialista, que reconoce que si hay limitación de la movilidad sí va a haber resultados, “pero no tenemos la certeza de que adoptando medidas globales y genéricas tengamos resultados importantes”.

De manera general, asegura, las restricciones van a hacer que desciendan los contagios, pero alerta de que no van a ser visibles en las cifras de hospitalización o de mortalidad, ya que “primero se producen los contagios, luego, algunas de las personas que están contagiadas van empeorando y terminan hospitalizadas y, dentro de estas, otras terminan en la UVI”. Arocha, sin embargo, lamenta que “hay un cierto decalaje” entre las cifras altas hasta que se produce el agobio hospitalario: “Hay como unos días de diferencia entre cada uno de esos episodios”, asevera.

La cepa británica no es otro comienzo

Ante el miedo de la población por la llegada de la cepa británica, Arocha asegura que esto no significa volver a la situación de marzo, ya que “sabemos que la eficacia de las vacunas sigue siendo válida para estas nuevas cepas”. Añade, además, que no solo existe la británica, sino que ha habido alrededor de “1.000 mutaciones del virus”.

Precisamente, la británica es la que ha entrado en la frontera canaria y ha generado un nuevo escenario en el que habrá que potenciar las medidas que ya existen. Esta nueva cepa tiene una mayor capacidad de contagio, pero para ella funcionan todos los mecanismos que ya están en marcha. Por su parte, el epidemiólogo hace especial hincapié en aumentar la higiene respiratoria.

“Una mascarilla de tela que no cierra de la forma adecuada la zona de la nariz y todo el espacio de la cara y tiene una calidad de filtración del aire del 20%” significaría estar casi completamente expuestos a esta nueva cepa, mucho más contagiosa, por lo que Arocha recomienda la utilización de la FFP2 o, al menos, garantizar la buena sujeción de la mascarilla que se utilice.

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