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VIOLENCIA DE GÉNERO

Mujeres con discapacidad, con más obstáculos para denunciar la violencia machista: “Mi familia sigue sin creerme”

Fotografía del Diagnóstico de Violencia de género y mujeres con discapacidad del ICI.

Jennifer Jiménez

Las Palmas de Gran Canaria —

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“Mi padre nos maltrataba a mi madre y a mí desde que tengo uso de razón. Fueron años de palizas y humillaciones que tuvimos que soportar. Mi madre me decía que tenía que aguantar porque estaba mal visto separarse y porque mis abuelos le decían que él era el hombre que había elegido y que eso era normal”. Es uno de los testimonios recogidos en el Diagnóstico de Mujeres con Discapacidad y Violencia de Género realizado por el Instituto Canario de Igualdad en colaboración con el Comité de Entidades Representantes de Personas con Discapacidad de Canarias, CERMI-Canarias. En él se detalla que un 71% de las encuestadas han sufrido violencia de género fuera del ámbito de la pareja, en un 47% por un hombre que es familiar de la víctima. La falta de credibilidad sigue siendo uno de los grandes obstáculos a los que se enfrentan. “Mi familia, hoy en día, sigue sin creerme”, destaca otro de los testimonios del estudio.

Las mujeres con discapacidad parten de una doble discriminación. El 81% de ellas se ha sentido discriminada principalmente por su discapacidad y por su género, en la mayoría de casos en la búsqueda de empleo o en el acceso a recursos comunitarios. En este sentido, como víctimas, señalan las dificultades que han tenido para reconocer la violencia de género, lo que les ha costado salir de esta situación y las secuelas que les han quedado. Las expertas consultadas para la elaboración del estudio resaltan que estas mujeres tienen más dificultades para detectar la violencia que están sufriendo y “normalizan las conductas de abuso y sumisión”, precisamente por sentirse más vulnerables. 

“La peor humillación: hacer sentir que soy defectuosa”

“Cuando vives con una persona que te maltrata es difícil salir. Siempre piensas que la situación puede cambiar. Hasta que un día no puedes más y pides ayuda. Ahora me arrepiento de no haberme dado cuenta antes”, subraya otra de las encuestadas. En cuanto a las violencias sufridas en el ámbito de la pareja o expareja, el estudio refleja que las violencias más habituales fueron las humillaciones, desprecios o aislamiento socia, ejerciendo hacia ellas violencia psicológica y emocional. Así, en el  72% de los casos el hombre quería saber en todo momento dónde estaba y se enfadaba si hablaba con otros; el 77% la menospreciaba o humillaba delante de otras personas; el 75% era amenazada por el agresor con hacerle daño. En el 57% de los casos utilizaban su discapacidad para menospreciarla y el 74% se ha sentido intimidada o asustada.

“Son humillaciones varias pero la peor: hacer sentir que soy defectuosa”, señalaba una de las participantes en el estudio. De hecho, las profesionales consideran que la forma de violencia que más se identifica en las mujeres con discapacidad es la violencia psicológica, relacionada con el menosprecio, aislamiento social, discriminación y la falta de reconocimiento de los derechos fundamentales. 

La violencia económica también está muy presente en este perfil. El 65% no recibió dinero para gastos y al 62% no se les dejaba tomar decisiones en este ámbito. En cuanto a la violencia física, el 58% fue abofeteada o golpeada con algún objeto y el 35% amenazada. La violencia sexual, por su parte, también ha estado presente entre las encuestadas y el 59% fueron obligadas a mantener relaciones sexuales sin desearlo por miedo de lo que podía hacer si se negaba. 

Otro dato destacable del estudio es que casi la mitad afirman que sus hijas o hijos han presenciado o escuchado alguna situación de maltrato y que han sufrido directamente malos tratos por parte de la pareja o expareja. El 35% de ellas además considera que su discapacidad es resultado directo de la violencia de género, un 31% manifiesta padecer algún tipo de trastorno o enfermedad mental como consecuencia de la violencia de género, y el 34% ha tenido pensamientos suicidas o deseo de autolesionarse.

Las mujeres con discapacidad tienen un alto riesgo a experimentar violencia basada en estereotipos sociales y aspectos subjetivos que intentan deshumanizarlas o infantilizarlas, así como excluirlas o aislarlas.

Las secuelas de la violencia de género

El estudio refleja que existe constancia de mujeres que han sufrido lesiones físicas y sensoriales graves a raíz de la violencia de género. Las profesionales confirman que las secuelas psicológicas derivadas limitan el desarrollo de una vida normalizada, llegando incluso a ser incapacitantes. 

También apuntan a las dificultades añadidas por el acceso a los recursos especializados, las barreras comunicativas, la falta o poca credibilidad que tienen sus testimonios, el miedo a perder a su agresor del que, en muchas ocasiones, dependen de él para la realización de actividades básicas de la vida diaria y las dificultades para defenderse físicamente. 

Así mismo, se recoge que las mujeres con discapacidad tienen un alto riesgo a experimentar violencia basada en estereotipos sociales y aspectos subjetivos que intentan deshumanizarlas o infantilizarlas, así como excluirlas o aislarlas. 

La importancia de tejer redes y de recursos especializados

Las mujeres reflejaron que un 40% de las personas a quien se le confía el testimonio duda de la veracidad de sus testimonios y, concretamente, un 92% de las veces, alguien dudó de la veracidad de los testimonios. De hecho, el 45% no denuncia la situación de violencia porque ha finalizado la relación, por miedo al agresor o por vergüenza. 

“La familia y las personas en general me tratan diferente y como una niña chica desde que saben que tengo un problema de salud mental”, refleja el informe que apunta que agentes Claves del ámbito de la discapacidad hablan de la sobreprotección que ejerce la familia y redes como factor de riesgo para el reconocimiento y la gestión de las situaciones de violencia. Desde el ámbito de la Salud Mental constatan la poca credibilidad que tienen los testimonios. 

En el informe se destaca que existen obstáculos para denunciar la violencia machista como las barreras arquitectónicas. Las profesionales insisten en ello y en que las mujeres precisan de “más formación para conocer las distintas realidades de las personas con discapacidad”.

“El 27% de los feminicidios desde 2019 fueron de mujeres con discapacidad”

La directora del ICI, Kika Fumero, presentó este diagnóstico este viernes en el contexto de la conmemoración del Día Internacional de las personas con discapacidad. En una nota de prensa, el ICI recuerda que “se trata de un diagnóstico sin precedentes, en Canarias no teníamos datos, y sus resultados, datos alarmantes, presentan una realidad nada deseada que pone de relieve la reacción urgente que debemos tener desde la administración”.

“Ahora sí tenemos una fotografía que se aproxima mucho a la realidad y ahora sí tenemos una base fundamentada para empezar a diseñar políticas públicas al respecto”, dijo la directora en su presentación, donde recordó que “el 27% de los feminicidios desde 2019 fueron de mujeres con discapacidad” y del total de las ayudas económicas solicitadas al ICI en 2021, “el 15% fueron mujeres con grados reconocidos con discapacidad”.

Recuerda que puedes solicitar ayuda si sufres algún tipo de violencia machista llamando al 112, una llamada que no implica denuncia y que te garantiza derecho a información, apoyo psicológico y asistencia jurídica.

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