Patricia Barber, profesora de la ULPGC: “La sanidad no puede estar bailando al son de la cúpula política”

Patricia Barber.

Alba Morales

Las Palmas de Gran Canaria —

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Aunque la incidencia de COVID-19 no haya sido tan elevada en Canarias como en el resto del territorio nacional, el impacto de la pandemia sobre la sanidad canaria ha sido indudable. En la actualidad, las Islas cuentan con 4.332 casos activos, una tasa acumulada de 73,98 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos catorce días y 321 fallecidos. El consejero de Sanidad, Blas Trujillo, destacó en julio que las consultas telefónicas se habían incrementado un 50% en los tres meses posteriores al estado de alarma. Esta variante de cita se contabilizaba entonces en más de medio millón de consultas y su desarrollo es una de las apuestas del eje de salud del proyecto Canarias Importa.

Liderado por Patricia Barber, profesora de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) e investigadora senior del grupo de investigación Economía de la Salud y Políticas Públicas, el programa cuenta con dos propuestas principales, la innovación y priorización de la atención primaria y la transformación digital de la sanidad, que se ramifican en varios puntos. Esta iniciativa también se ha nutrido del trabajo de Beatriz González López-Valcárcel, docente en la misma universidad y miembro del Comité de Expertos del Gobierno autonómico y nacional, y de José Manuel Baltar, consejero de Sanidad del Gobierno regional en la segunda mitad de la pasada legislatura. 

Una de las principales apuestas del proyecto sanitario a futuro de Canarias es la transversalidad, “considerar todas las implicaciones que tienen en la salud las acciones en todos los sectores”, con especial énfasis en el sector político. La siguiente es la integración de todos los informes sanitarios y sociales en un único expediente. “Es fundamental un mando único en el sistema. Que estén integrados el sistema social y el sanitario. Que cuando un médico acceda a un perfil de un paciente se identifique perfectamente si recibe ayuda social, si recibe ayuda compensatoria...” La tercera  es “la necesidad de una profesionalización de la gestión sanitaria. Es una lucha histórica porque es imprescindible. La sanidad no puede estar bailando al son de la cúpula política”. 

La pandemia ha puesto sobre la mesa la necesidad de avanzar en la digitalización y la dotación tecnológica en el ámbito sanitario.Barber aboga por que los casos relevantes se destinen a una consulta física mientras que el resto se gestionen a través de telemedicina, ya sea vía teléfono, correo electrónico o aplicaciones específicas. Esta diferenciación es crucial porque “ahora lo más grave va a ser es que no hay continuidad existencial, el efecto que va a tener de lo que está pasando respecto a otras patologías que no son COVID”. La apuesta por lo digital no solo comprende los medios técnicos o la adquisición de software, sino también la “dotación de conocimiento a todos los niveles en el sistema sanitario”. Otra ramificación es la dotación en personal. “Hay un déficit importante. Falta tener una planificación de recursos a medio y largo plazo, sobre todo porque tenemos que estar preparados para lo que se nos viene encima”. El último punto es el apoyo a la cooperación público-privada, especialmente en la toma de datos. “Aún a siete meses vista del inicio de la pandemia no tenemos buenas bases de datos, no tenemos buenos sistemas de indicadores, no hay la transparencia que sería deseable...”.

Todas estas propuestas aspiran a convertirse en un ‘output’ (resultado) relacionado con los otros nueve ejes estratégicos de Canarias Importa. Para las vacaciones de la tercera edad, por ejemplo, ya se han planteado varios escenarios, como aportar “conexiones con sistemas de tecnología en Sanidad”, que las “personas mayores o crónicos puedan recibir diálisis aquí en Canarias, se pueda conectar con su médico, que haya un médico aquí de conexión...”

Con la propuesta ya cerrada y a la espera de la presentación de los resultados, Barber destaca el principal problema del eje sanitario. “Lo que nos encontramos siempre es, desde mi punto de vista, una falta de acción política directa. Al final, no hay voluntad política, no hay apoyo institucional”.

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