La Casa de la Pólvora y el Castillo Negro disponen ya de instalación eléctrica
El Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife ha culminado los trabajos necesarios para dotar de electricidad e iluminación la Casa de la Pólvora y el Castillo de San Juan, conocido popularmente como Castillo Negro.
La inversión dedicada a estas mejoras se cifra en 56.023 euros. El cuarto teniente de alcalde y concejal de Obras y Servicios Públicos, Dámaso Arteaga, explica que “se trata de un primer paso para que en el futuro se pueda realizar cualquier tipo de actividad en su interior”.
“El objetivo es poner en valor y optimizar los recursos con los que cuentan estos dos vestigios históricos del litoral de Santa Cruz. Ambos cuentan ya con instalación eléctrica e iluminación interior, que subraya las características propias de estos dos espacios singulares y, al mismo tiempo, permitirán su próximo apertura al público y al turismo”, añade el edil.
Para ello, ha sido necesario acometer, en los últimos meses, reformas y trabajos para la instalación de alimentación eléctrica, primero, y para contar con instalaciones que cumplan la normativa vigente en este aspecto.
También se ha dotado a ambos inmuebles con luminarias, destinadas a realzar las distintas estancias interiores de estas construcciones que jugaron un papel relevante en la defensa de la ciudad hace siglos.
La Casa de la Pólvora fue construida entre 1756 y 1758 siguiendo los planos del ingeniero Francisco La Pierre. Localizada en pleno litoral de Santa Cruz, entre el Auditorio y el Parque Marítimo César Manrique, fue realizada en mampostería, tiene una planta rectangular, los lados menores son circulares y está rematada en su cubierta por una bóveda de medio cañón.
Su uso principal fue el de servir como almacén de artillería a los destacamentos militares. Poco después de su construcción, el general Ibáñez Cuevas ordenó levantar un espaldón para ocultar este almacén de la vista del mar y dificultar, de esta manera, cualquier ataque por parte de los barcos enemigos.
El Castillo de San Juan o Castillo Negro, que toma su nombre popular debido a su cercanía con la entonces denominada Caleta de los Negros, fue erigida entre 1641 y 1643. Se trata de una torre costera defensiva, realizada también en mampostería, que fue puesta en funcionamiento tras el estallido de las revoluciones de Cataluña y Portugal.
Para ello, y ante la amenaza que suponía la precaria defensa de la isla, el capitán general Luis Fernández de Córdoba y Arce exigió personalmente a los vecinos una contribución con la que poder hacer frente a los gastos necesarios para las obras. Con los fondos recaudados, se inició la construcción del Castillo de San Juan Bautista, haciéndose necesaria una reforma, que derivó en su aspecto actual, un siglo después de su inauguración.
Situado en la explanada existente entre el Auditorio y el Parque Marítimo, el Castillo Negro posee una torre circular con explanada al descubierto y parapetos con troneras para emplazar en ellas cinco piezas de artillería.
Bajo las explanadas, se encuentran dos locales abovedados que servían de alojamiento a las tropas, con una superficie aproximada de 47 metros cuadrados. Actualmente, esta fortaleza sirve como emplazamiento para recrear, cada 25 de julio, el fallido intento del almirante británico Horacio Nelson para tratar de invadir la isla.