Guía de París: De Napoleón a Eiffel por el Distrito VII de París

La mole de Los Inválidos desde el Puente de Alexander III.

Viajar Ahora

0

París es un gran escenario que parece uniforme. A diferencia de otras grandes capitales europeas, la ciudad de la Luz se caracteriza por su homogeneidad arquitectónico y urbanístico. Como si se hubiera hecho de una vez dejando acá y allá esos detalles góticos o románicos que recuerdan que antes de que el ingeniero Georges-Eugène Haussmann se encargara de crear una ciudad nueva como símbolo de la grandeza de la nueva Francia. Desaparecieron las viejas murallas; las callejuelas medievales (que hoy sólo pueden intuirse en torno a la Iglesia de Saint-Séverin y Les Vosgues), los barrios atestados e insalubres… Y aparecieron los grandes boulevares que servían para airear la ciudad, facilitar las comunicaciones y, también, para controlar a las masas en caso de revueltas a base de caballería y cañonazos. El resultado de esa revolución urbanística iniciada a mediados del XIX es la París de hoy. Y en el distrito VII es dónde pueden verse los mejores ejemplos de esa concepción de ciudad que aupó a París al estatus de capital oficiosa de Europa durante más de un siglo.

Cruzar el Sena por el Puente de Alexander III.- Desde la Plaza de La Concordia (Metro subimos un pequeño tramo de la Avenida de los Campos Eliseos hasta llegar al cruce de la Avenida de Winston Churchill (pasando junto a la estatua de Charles De Gaulle). Nos plantamos ante la mole de piedra, cristal y hierro forjado del Grand Palais – Palacio Grande-(Av. du Général Eisenhower, 3), el enorme centro de exposiciones que se levantó para servir de sede de la Exposición Universal de 1900 como “Monumento consagrado por la República a la gloria del arte francés”. Justo a su frente está el Petit Palais –Palacio Pequeño- (Av. Winston Churchill) otro alarde arquitectónico creado para la exposición y que hoy alberga la sede del Museo de Bellas Artes de la ciudad de París.

Desde aquí iremos hacia el Sena para pasar al Distrito VII a través del Puente de Alexander III que como los dos palacios anteriores se construyó para dar relumbre a la exposición. Esta pasarela de estilo academicista francés es una obra de arte sublime que, también, es de las primeras grandes estructuras prefabricadas del mundo. Este puente es una alegoría de la historia francesa que se manifiesta a través de sus esculturas que representan varias momentos históricos y el poder de la industria francesa. Hasta las farolas son una obra de arte. Una pasarela digna para acercarnos a Los Inválidos.

El Hotel des Invalides (Rue de Grenelle).- Una verdadera ciudad dentro de la ciudad. La historia de este complejo impresionante de edificios está íntimamente ligada a dos verdaderos monstruos de la historia francesa: Luis XIV y Napoleón. El Rey Sol fue el que ordenó la construcción de este ‘hotel’ para dar asistencia a los soldados franceses heridos que no podían volver a trabajar después de su servicio militar. Y en la Iglesia de San Luis de Los Inválidos, templo del ‘hotel’, se encuentra la tumba de Napoleón Bonaparte. Sólo por ver el interior de esta iglesia (sobre todo su cúpula) merece la pena la entrada pero además uno puede darse el gusto mitómano de ver la tumba de Napoleón y otros insignes como nuestro Pepe Botella (José I, el hermano del emperador) o héroes de guerra como Leclerc. En Los Inválidos, además, se encuentra la sede del Museo del Ejército de Francia, uno de los museos militares más grandes y espectaculares de todo el mundo.

Dos museos a dos pasos de Los Inválidos.- Justo al lado del Hotel des Invalides está el Museo Rodin (Rue de Varenne, 77) que atesora la colección de esculturas de este artista más importante del mundo. Este importante centro cultural no sólo es interesante por la colección de esculturas, sino también por el continente: un imponente hotel del siglo XVIII que fue adquirido por Rodin para convertirlo en residencia y taller. Otro centro de importancia central en la ciudad es el Museo d’Orsay (Esplanade Valéry Giscard d'Estaing), un edificio precioso –una vieja estación e tren- que cuenta con una de las colecciones de arte de las vanguardias del siglo XIX más completas del mundo (con maestros de la talladle Van Gogh, Manet, Renoir…). En la misma zona hay otros puntos de interés como la Basílica de Santa Clotilde de París (Rue las Cases, 23) o el Jardín Catherine-Labouré (Rue de Babylone, 29).

Objetivo final, la Torre Eiffel.- Hay dos formas de acercarse al icono parisino por antonomasia. Ir hacia Place Joffre y toparnos con el gigante desde la perspectiva del Campo de Marte o internarte por las calles que desembocan en el entorno de la torre para ver como la mole de hierro forjado emerge sobre los tejados (Saint Dominique y Monttessuy son las mejores). Todo lo que podamos decir de la Torre Eiffel (Champ de Mars, 5) sería poco. ¿Cuándo es mejor subir? Los momentos del día más cómodos son a primera hora (10.30) o después de las 17.00 que es cuando se van despejando las hordas de turistas. Nosotros hemos subido varias veces a diferentes horas y podemos decir que ver atardecer desde lo alto es algo único (la torre está abierta hasta las 22.00).

¿Merece la pena pagar la tarifa hasta la cima? Sin duda alguna. Lo vale. Las vistas son brutales y también las diferentes perspectivas de la propia torre. Una foto muy bonita.- Cuando vayas a subir hasta la Explanada del Trocadero (con una de las fotos paradigmáticas de París) puedes hacer una parada en un pequeño Carrousel que hay nada más cruzar el Puente de Jena. Aquí te puedes hacer una foto en los caballitos con la Torre Eiffel de fondo. Al Campo de Marte, por la noche.- Ver como se encienden las luces de la Torre Eiffel es uno de los espectáculos más bonitos de París. Es habitual que la gente venga aquí a esa hora para hacer picnics sentados en la hierba.

 Fotos bajo Licencia CC: Charles Clegg; KLMircea; D. Walsh

Etiquetas
stats