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 elDiario.es Cantabria lanza la sección 'Mujeres en el deporte'. Este nuevo blog busca dar visibilidad al papel de la mujer en el deporte, a través de entrevistas y reportajes, con el objetivo de contribuir a lograr la igualdad en este ámbito. Cuenta con el apoyo de la Dirección General de Deporte y Vicepresidencia del Gobierno de Cantabria y de la Sociedad Regional de Educación, Cultura y Deporte. Gobierno de Cantabria.

Sonia Martínez se vuelve imparable al empuñar una raqueta: “Directa o indirectamente el bádminton va a estar en mi vida siempre”

Sonia Martínez en el parque Juan Carlos I junto a su raqueta y unos volantes.

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Sonia Martínez González (Santander, 2003) es una de esas personas afortunadas que ya han encontrado su vocación y no están dispuestas a renunciar a ella. En el caso de esta joven de 19 años es el bádminton, deporte en el que ocupa actualmente el sexto puesto del ranking absoluto de España en la categoría individual femenina. No puede decirse que naciera con la raqueta en la mano, pero casi. Comenzó a jugar en el Colegio Quirós siguiendo los pasos de su hermana mayor bajo la motivación de que ella “no iba a ser menos”. Así, a los cinco años, “empecé con la raqueta y el volante y… hasta ahora”, cuenta.

Después del colegio, empezó en la Escuela Deportiva Municipal de Torrelavega hasta que alcanzó la edad suficiente para entrar en el club. En ese momento pasó a formar parte del Badminton Olimpia en el mismo municipio. Aún mantenía este deporte como una actividad de ocio en la que “entrenaba dos o tres días a la semana, una o dos horas cada día”.

Fue con el comienzo de las competiciones cuando el ocio mudó a un asunto más serio que implicaba entrenar cuatro días con el equipo de Torrelavega. Este esfuerzo dio sus frutos porque Sonia Martínez ya ganaba en Cantabria todos los torneos. “En la zona de Asturias y un poco en el País Vasco, también”, reconoce.

Por primera vez se planteó su futuro en este deporte: “Igual es verdad que sí que soy buena”. Y con ese pensamiento llegaron los torneos nacionales. El primer campeonato de esas características fue en Jaén y llegó a cuartos de final, un resultado que acabó de asentar su decisión. “Me dije: ahora, voy a apostar por ello”, recuerda.

Su apuesta más grande hasta el momento la realizó al año siguiente, cambiando Fresnedo de Rudagüera (Cantabria) por la capital cuando tenía 14 años. Mientras pasea por el parque Juan Carlos I, junto a su actual lugar de entrenamiento, en compañía del característico frío invernal de Madrid, muy distinto a la humedad de Cantabria, Sonia Martínez cuenta que “sobre todo mi madre fue la primera que lo apoyó y fue gracias a ella que me vine. A mi padre le pareció bien también. Al final sabían que era mi sueño y ellos también apostaron por mí”.

“Me vine y ya está”, añade encogiéndose de hombros. Pero eso no quiere decir que la adaptación fuese sencilla. “Tanto ellos como yo lo pasamos muy mal porque con 14 años irme de casa… Ni yo estaba segura, porque estar sin mis padres era duro, ni ellos, que dirían qué está haciendo ahora mi hija”, rememora la jugadora.

Resulta complicado encontrar algo que Sonia no estuviese dispuesta a hacer por seguir jugando al bádminton. Desde que llegó a Madrid entrena cinco días a la semana, seis si ese sábado no compite, aunque suele hacerlo casi todos porque por un lado juega con el equipo madrileño Ciudad de Villalba y por otro está cedida al equipo Granada-Grupo Torres. A ello hay que añadirle los tiempos de desplazamientos y sus estudios como Técnico Superior en Actividades Físicas y Animación Deportiva con las correspondientes clases. “Hay momentos, como la época de exámenes, en los que es muy difícil porque no puedes faltar a entrenar. Es una obligación. Así que tienes que administrar muy bien el tiempo”, reconoce. “Sobre todo yo que vivo sola tengo que hacer más cosas, pero quien algo quiere algo le cuesta”, sentencia.

Lo cierto es que cuando habla de la mudanza o del esfuerzo de compaginar el bádminton con la educación no lo hace como si se tratase de un sacrificio. Es una situación que parece aceptar con gusto porque su mirada está centrada única y exclusivamente en seguir jugando. En lo que a deporte se refiere, su trayectoria se presenta igual de imparable que la de un volante sobrevolando la red.

Mi objetivo final no era jugar al bádminton solo porque me gusta, era llegar a ser alguien en este deporte

Junto al Granada está inmersa en la Liga División de Honor, máxima categoría nacional, y se sitúan terceros en el grupo B. Admite que, aunque es “duro” que el entrenamiento se convierta en una “obligación”, se queda en nada al compararlo con el deleite que se obtiene después: “Cuando ganas es muy satisfactorio porque somos un equipo joven. Tiene sus recompensas”, explica Sonia.

Sí que nota un cambio, sin embargo, en los beneficios a nivel mental que tiene el deporte y que al alcanzar niveles de exigencia más altos tienden a diluirse. “Siempre hay ojos encima de ti. Tienes esa presión de que me está mirando ‘Fulanito’ y al final la salud mental influye mucho, sobre todo en los partidos. Hay partidos decisivos en los que no sabemos gestionarlos por la presión muchas veces, y eso hace que acabemos mal. Igual una semana después todavía seguimos mal”, relata la deportista.

También para este inconveniente ha desarrollado sus técnicas junto a su psicólogo deportivo. “A la hora de competir siempre llevo una pulsera verde, en ella hay una serie de valores como ‘confianza’ o ‘respeto’, y cada vez que estoy en un mal momento me miro la pulsera y sé que tengo que calmarme y volver a las pautas establecidas”, describe Sonia Martínez.

Otra cosa que le ayuda a la hora de encontrar motivación y que le parece una prioridad es tener referentes en el mundo del bádminton, y una de las principales no podía ser otra que Carolina Marín. “Yo digo, joe, si Carolina es campeona del mundo, ¿por qué yo no?”. Lejos de decirlo como una afirmación prepotente, la jugadora explica que “no se trata de que yo lo vaya a ser, pero es más fácil motivarte teniendo a alguien que lo ha hecho ya. Creo que Carolina en su día lo vería más imposible porque no tenía ninguna referente que lo hubiese hecho a nivel español”.

Entre las personas referentes que la motivan también están aquellas que ha conocido en el bádminton y con las que entrena en el Centro de Tecnificación de Madrid, además de su compañero de dobles. “Están los mejores de cada equipo, hay mucha variedad y no siempre entrenamos con los mismos”. Sonia considera que es una característica que la ayuda a mejorar más porque le permite aprender del resto. “Sobre todo de los chicos, es de los que más aprendo porque son los que más caña me meten y me dicen cosas que tengo que mejorar”, explica.

Al final cree que es un deporte en el que se conocen más o menos todos allá donde vayan, en parte porque le falta visibilidad. “Actualmente se están haciendo varios programas en los colegios. Está muy bien porque les enseñan cosas del bádminton y de otros deportes que son minoritarios y llevan a jugadores reconocidos”, señala la deportista, para la que le resulta fundamental este tipo de iniciativas porque “a los niños les motivan y hacen que quieran practicar estos deportes que no son tan conocidos”.

Pone como ejemplo de estas nuevas generaciones a dos chicos de Cantabria que en dobles mixtos han conseguido medalla de bronce en el campeonato de España sub-11. “A mí me alegra mucho saber que hay alguien que está jugando al bádminton y espero que sigan jugando porque sí que hay promesas, pero por desgracia muchos o se van, lo dejan, o se cambian al fútbol”, lamenta Sonia. Ella misma pertenece al primer grupo, es de las que se fueron de la comunidad y hoy considera que su actual puesto en el ranking estando en Cantabria “no podría haberlo conseguido”.

En la edad en la que ella estaba apostándolo todo por el bádminton y decidiendo que tenía que irse a Madrid para optar a un nivel profesional es cuando casi el doble de niñas que de niños abandonan el deporte. Sonia conoce a “muchas chicas que lo han dejado” a esas edades aunque subraya que ella “no se lo ha planteado”. “Sí que es verdad que he pensado muchas veces en darme un tiempo, pero no en llegar a dejarlo, porque mi objetivo final no era jugar al bádminton solo porque me gusta, era llegar a ser alguien en este deporte”, explica la deportista.

Lo considera además un deporte inclusivo para las niñas por las modalidades que tiene: individual femenino o masculino, dobles femeninos o masculinos y dobles mixtos. “Yo juego dobles mixtos, por ejemplo, y a mí me gusta porque yo creo que ayuda a las mujeres a que estén incluidas con los chicos y a que los chicos no sean ‘tan chicos’. Hace que todo sea más piña, por así decirlo”, valora Sonia.

Aunque si tuviese que elegir probablemente no podría quedarse solo con una. Más allá de su posición en la modalidad individual, ha sido tercera de España en dobles mixtos. “En doble femenino todavía no, pero espero serlo”, comenta riéndose. El mixto le parece la categoría más difícil por la velocidad de los golpes, así que, aunque “si pudiese jugar las tres siempre, lo haría”. “Individual y doble femenino son las que más me gustan”, admite.

Desconoce la modalidad que practicará en el futuro, aunque reconoce que se plantea a menudo los escenarios que le deparará su trayectoria deportiva. Mantiene que le gustaría “vivir en Cantabria de mayor”, pero le genera cierta reticencia el hecho de que jugar al bádminton en la comunidad “es más difícil cuando hablamos de un nivel alto”. “Tendré que buscarme la vida para seguir al máximo nivel posible en Cantabria”, asegura.

Un factor que comparte su comunidad de origen con el resto de España es que, “por desgracia, del bádminton no se vive”. Muy pocas personas pueden hacerlo“, apunta Sonia. Por eso, aunque quiere seguir jugando, es consciente de que tendrá que compaginarlo con una vida laboral. De momento quiere ser Policía Nacional y aun con la dificultad que implicaría compaginarlo con las oposiciones quiere ”seguir al máximo nivel de bádminton siempre que pueda“. ”Hasta que me lo permita el cuerpo“, afirma. Así todo, la certeza para Sonia es que ”indirecta a directamente“ el bádminton va a estar siempre en su vida.

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