El Parlamento de Cantabria ha celebrado por adelantado, y con escaso aforo, la conmemoración de la Constitución que el sábado cumple 47 años. “No pensemos que son muchos, porque la de 1876 llevaba justo esos mismos años de vigencia cuando se produjo el golpe de estado de 1923”, ha empezado alertando la presidenta de la institución.
El discurso ha sido un aviso del riesgo que corre la democracia en España que -en su opinión- necesita “una auténtica renovación” basada en “la transparencia, la rendición de cuentas y el cumplimiento de los principios constitucionales”, porque con el espíritu actual “jamás hubiéramos logrado una Constitución como la que tenemos”.
María José González Revuelta ha descrito un panorama de descrédito y corrupción: “establecer una democracia cuesta mucho; desvirtuarla, muy poco”. “Ya hemos comprobado cómo en una sola legislatura se puede subvertir todo y provocar que altas instituciones del Estado caigan en un descrédito que a veces parece de difícil reparación”, ha opinado. “Esperemos que no sea así”, matizó después.
Para la presidenta del Parlamento “la peor corrupción de una institución política es la irresponsabilidad en su comportamiento” y hay que trabajar “en una dirección diferente a la actual” y no dejar que los prejuicios ideológicos “pasen por argumentos de cátedra, mucho menos cuando se refieren a derechos fundamentales de las personas, derechos de las comunidades autónomas y cuestiones de arquitectura democrática de la unidad de España”.
A su juicio, la necesidad de renovación democrática “se convierte en un clamor cuando las instituciones se apartan del principio de responsabilidad y quedan dominadas por los pequeños egoísmos y la búsqueda del bien propio por encima del bien común”.
En su discurso González Revuelta ha resaltado que la Constitución de 1978 nació de la voluntad no repetir los graves errores del pasado como fue en su momento dividir España en dos Españas, “una angelical y otra diabólica según el punto de vista de cada uno”. “El pensamiento en blanco y negro solo ha producido futuros tenebrosos”, ha reconocido.
La presidenta ha reivindicado que “el político democrático y constitucional tiene que ser transparente, valiente, sincero y asumir toda su responsabilidad ante los ciudadanos y que la preservación de los valores constitucionales ”nos obliga a todos los poderes públicos a ser claros, a pronunciarnos con transparencia, sin subterfugios, sin escondernos detrás de la cortina de palabras vanas“.
Las palabras que también se han escuchado en el acto celebrado en el patio del Parlamento, con la presencia de responsables institucionales y sociales, han sido las de la escritora Concha Espina en boca de la actriz Nuria Gedack, que ha dado lectura a alguno de sus textos. González Revuelta ha considerado que “el brusco desmoronamiento en torno suyo de la responsabilidad política nacional, por una polarización brutal que hizo desaparecer las condiciones elementales de la convivencia” -es decir, el golpe de estado de Franco- “le causó un gran sufrimiento, a veces un endurecimiento del alma, e hizo, que su final fuera bien distinto de una coherente e innovadora trayectoria anterior”, en alusión a su connivencia con la dictadura.
No obstante, González Revuelta ha destacado que lo importante es que Concha Espina “se sentía españolísima” y se sintió al mismo tiempo muy cántabra porque fue una de las primeras plumas en emplear con frecuencia estas palabras, “Cantabria”, “cántabro”, como sinónimo de “La Montaña” o “montañés”, entonces más habituales.
El Parlamento ha centrado el discurso en la literatura cántabra porque frente a los problemas de la sociedad, que son muchos, según ha reconocido la presidenta, “con su capacidad para reflejar imaginativamente situaciones humanas, nos ayuda a entenderlos mejor y nos auxilia en la búsqueda de respuestas”. A su entender, justamente por esa necesidad de soluciones a los problemas de la vivienda, la sanidad o las personas mayores o las áreas rurales “no es aceptable que las instituciones caigan en descrédito o parálisis”.
El escenario desde el que ha hablado la presidencia -bajo el epígrafe 'Escribir España'- estaba protagonizado por un panel con los rostros de doce escritores cántabros -entre ellos tres Premios Cervantes: Gerardo Diego, José Hierro y Álvaro Pombo- y tres mujeres, la propia Concha Espina, Matilde de la Torre y Consuelo Berges.
El acto ha finalizado con la interpretación de varias piezas musicales clásicas por parte del Cuarteto Medicea y el himno de España.