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Radiografía del aborto en Cantabria: segunda comunidad que más utiliza la sanidad pública y tiene pocos ginecólogos objetores

Manifestación en Santander a favor del derecho a decidir.

Blanca Sáinz

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Cantabria es la segunda comunidad de España que más abortos practica en la sanidad pública según el Ministerio de Sanidad, con un 61,6% de las intervenciones realizadas en estos centros. Este dato contrasta con la media de España, donde solo el 15% de las Interrupciones Voluntarias del Embarazo (IVE) se producen dentro del sistema público. Tras la cifra, la jefa de Ginecología del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla (HUMV), Yolanda Jubete, apunta a una razón concreta: el método farmacológico.

Jubete y Mercedes Boix, ginecóloga y exdirectora del Centro de Salud Sexual y Reproductivo de La Cagiga, en Santander, fueron las encargadas de darle la vuelta a los IVE en la comunidad y eligieron este método que, según relata la jefa de Servicio de Valdecilla, ya se utilizaba en muchos países del mundo. “Nos dimos cuenta de que el método farmacológico facilitaba las cosas porque evitaba procedimientos invasivos, nos permitía realizar más y poder controlarlos, y además abarataba costes, algo que tampoco podemos olvidar”, indica.

Asimismo, la médica también destaca el “compromiso” de los ginecólogos cántabros con esta práctica, de la que “solo” son objetores seis de los 30 que son: “Es un porcentaje bajísimo, lo que nos permite que no nos interfiera para nada”, asevera Jubete.

Por otro lado, y a diferencia de lo que ocurre en lugares como Madrid o Murcia, donde no se practica ninguna IVE en la sanidad pública y se derivan todos los abortos, en Cantabria las derivaciones son algo “anecdótico”: “El año pasado se derivó uno”, puntualiza la ginecóloga. No obstante, el porcentaje de mujeres que acuden a centros concertados sigue siendo “amplio”, lo que Jubete explica con la rapidez que supone el aborto por aspiración que suele realizarse en estas clínicas. “El método farmacológico, al no tener una intervención, es más lento y además lleva más controles. El legrado por aspiración es hacértelo, irte a tu casa y se acabó”, señala.

Además, como revela Jubete, muchas mujeres prefieren no acudir al centro sanitario u hospital para no perder la intimidad. A ello hay que sumarle que “a veces” existe cierto “desconocimiento” sobre la posibilidad de llevar a cabo esta intervención en la sanidad pública, así como que, en caso de mujeres que ya hayan tenido más de un IVE a veces prefieren no volver a abortar en casa.

Según los datos que maneja la jefa de Servicio, el año pasado se realizaron entre Valdecilla y La Cagiga cerca de 500 intervenciones de las 760 que se realizaron contando a centros concertados y privados. Cabe recordar que, tal y como marca la legislación, los IVE siempre se realizan cuando la mujer está embarazada de menos de 14 semanas: “También es importante añadir que no hay que alegar nada ni justificarse. El aborto es a petición de la mujer”, añade Jubete.

El proceso en Cantabria

Contando con que la mujer tenga un embarazo de menos de 14 semanas, el proceso en la comunidad puede llevarse a cabo de dos formas distintas: acudiendo a su médico de Atención Primaria para que le den cita en el Centro de Salud La Cagiga (como mucho le atenderán en un plazo de 72 horas), o presentándose en Valdecilla de lunes a viernes en horario de mañana. En ambos casos se da toda la información exigida por Ley, se explican las posibilidades que tiene y se resuelven dudas.

Posteriormente, se dejan tres días para que la mujer pueda valorar las opciones que le han dado -así lo fija la Ley-, y más tarde se lleva a cabo la intervención. Esta comienza con una ecografía que sirve para datar la gestación y asegurarse de que sean menos de 14 semanas, y una vez se confirme se procede a dar la píldora abortiva para que se la tome en la misma clínica u hospital. El tratamiento se acompaña de otras pastillas y analgésicos, y aunque a los dos días un sanitario llama para ver cómo se encuentra la paciente, ese mismo día se concierta la cita para una semana después.

En esa última visita al centro es donde el ginecólogo se asegura de que el proceso ha ido bien y da el alta a la paciente, además de ofrecerle un método de anticoncepción seguro y de larga duración.

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