Con amigos así

Amiga Julia, el premio Planeta adora la polémica y el ruido. De hecho, el editor Lara ya ha empezado a animar el cotarro con declaraciones... ¡para defender a los autores!

Como autor de novelas, cuando un editor sale en mi defensa, no amartillo la pistola, pero sí que me llevo la mano a la cartera. Por si acaso.

No sin asombro, leo las (morrocotudas, como de costumbre) afirmaciones de José Manuel Lara: “No podemos seguir expoliando a los autores de esta manera. Es una canallada”.

Que Dios me perdone, pero mi primera reacción fue preguntarme qué otra manera habrán maquinado ahora para expoliar a los autores.

Si ustedes leen las bases del premio Planeta 2013, sólo con contar con los dedos, entenderán lo que les digo.

La dotación de un premio suele ser en concepto de anticipo de derechos. Publican la novela, se echa la cuenta de los ejemplares vendidos, se calcula lo que se debe al autor (un 10% del PVP, por lo común), se descuenta el anticipo (en este caso, la dotación del premio), y se le salda.

El premio Planeta también garantiza unos derechos de autor del 10%, pero ¡sólo a partir de la venta de 425.000 ejemplares! Los primeros 425.000 “no devengarán por ningún concepto ninguna otra cantidad distinta del premio percibido”.

¿Qué significa esto hablando en castellano? Pues que, para los primeros 425.000 ejemplares (que se dice pronto), al autor se le reconocen derechos muy inferiores al 10%. Pongamos que el libro cuesta 20 euros (tirando por lo bajo). Si se venden 425.000, al 10%, el autor debería cobrar dos euros por cada ejemplar vendido, es decir, 850.000 euros. ¿Cuánto le pagan? Pues 600.00. Como ven, hay un pequeño pellizco de 250.000 euros que se le distrae al autor y se queda pegado a las uñas del editor.

Comprenderán ahora que, cuando un editor anuncia que no seguirá expoliando a los autores “de esta manera”, es para echarse a temblar: algo más contundente se le habrá ocurrido.

Ahora vuelvan a leer el titular: «Lara pide “una defensa a muerte de la propiedad intelectual” en la víspera del premio Planeta». Conmovedor, ¿verdad? Con amigos así, ¿quién necesita enemigos?

Además de defender a los autores, Lara también ha amenazado con defender a los lectores (que Dios les ampare). Ha dicho: “Tomo el compromiso de que cualquier euro que se ahorre del libro de papel al digital beneficiará al lector”.

(Entre paréntesis: hablando en castellano, ahora los compromisos se toman..., ¿como las pastillas o los aperitivos? ¿Ya no se contraen o, simplemente, alguien se compromete a algo? Me duele la garganta. Pues tómate un compromiso, hombre, antes de que vaya a más. Cierro paréntesis.)

Todo por el lector, por supuesto que sí. De hecho, el abaratamiento de los costes de producción en las últimas décadas se ha repercutido siempre, pero siempre, siempre, hasta el último euro en el precio, beneficiando al lector, ¿verdad?

Mi colega considera necesario incluir al final de artículo la siguiente nota: “Esta cobertura de eldiario.es en los premios Planeta es con invitación de la editorial Planeta. La organización de los premios corre con los gastos del viaje”.

Así que no seré yo menos y aclaro que mis novelas las publica una editorial del grupo Planeta, que suele invitarme a cenar, a viajes y a cuchipandas, y corre con mis gastos en whiskis, tequilas y cervecitas. Y en cuanto acabe una novela, la presentaré al premio Planeta, porque yo también necesito, como diría mi amigo Antonio Orejudo, “un momento de descanso”.