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Sobre este blog

Este blog es un espacio de colaboración entre elDiario.es de Castilla-La Mancha (elDiarioclm.es) y el Colegio de Ciencias Políticas y Sociología de Castilla-La Mancha para abordar diversas cuestiones sociales desde la reflexión, el entendimiento y el análisis.

Nuestras reglas

"El tren de la libertad", el grito de las cineastas contra la Ley del aborto
16 de mayo de 2022 10:41 h

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En esta ardua tarea encomendada, ha elucidado (de nuevo), en esta joven (o no tanto) investigadora, lo rápido que pasa el tiempo y lo poco conscientes que somos de ello. Releyendo este primer semestre no puedo dedicarme a otro menester que no sea el de coger el testigo de Alberto, compañero en este espacio y en las Ciencias Sociales: obligada me siento de traer a estas líneas a Castilla-La Mancha.

Y es que como sigamos así, emborracharemos a quien nos lee de datos macrocósmicos de entidades macrocósmicas y leerán por encima (no porque no sepan, sino por impepinable aburrimiento), a un montón de señores (todos hombres) que marcaron la epistemología de las Ciencias Sociales, y que tanto nos está costando reescribir hoy (para bien y para mal). Y luego más tarde, incluso, nos quejaremos de la fama que tienen ciencias tan bonitas como la Sociología o las Ciencias Políticas. Para mermar estas fatales consecuencias deberíamos de aprovechar estos espacios, para poner en valor a la sociedad castellanomanchega y visibilizar sus particularidades.

A las cosas por su nombre

La masacre bélica por el control de las energías perecederas se ha visto eclipsada estos días por el borrador de la mal llamada ley del aborto. Cuando el aborto sale a la mesa de debate, automáticamente la losa estigmatizante recae sobre la interrupción voluntaria del embarazo. Los significados sociales (y dogmáticos) del lenguaje siguen estando presentes hoy, y algunos colectivos etiquetan el hecho como si de una aberración se tratara, rozando las definiciones de asesinato y utilizando conceptos populistas que añaden la condición de español no nacido. No solo sobre el hecho en sí, sino también sobre quienes se ven en la difícil situación de hacerlo, las mujeres. ¿Hasta dónde puede llegar el atrevimiento? Y es que interrumpir un embarazo no es como devolver el sofá que no termina de encajar en el salón, señores.

Contra todo pronóstico lógico, no se anda valorando las posibles mejoras en este borrador en pos de la libertad de elección y en base a la descriminalización de la interrupción, sino que se ha puesto el foco en la cuestión de menstruar. Algunos han descubierto esta semana que la regla duele o que puede llegar a incapacitarte y, también otras (sorprende que se les tilde de progresistas), sugieren que darle visibilidad y derechos tendrá efectos discriminatorios.

Pero, como ocurre cuando la realidad social nos viene grande, cuando utilizamos “tiritas” para cortar una hemorragia aórtica, el borrador nos ha desbordado siendo más sencillo sensacionalizar una de sus aristas: y es que, entre reglas hemos silenciado la interrupción del embarazo. También estamos acallando la futura regulación de la objeción de conciencia, los vientres del alquiler, el consentimiento materno/paterno para llevar a cabo la interrupción o la posibilidad de hacerlo en centros de la sanidad pública.

En Castilla-La Mancha solo existen dos clínicas que posibiliten la interrupción del embarazo, ambas privadas-concertadas. Modelo que mantiene y sostiene la privatización y mercantilización de los cuidados que requiere la mitad de la población, las mujeres. En el Servicio de Salud de Castilla-La Manchan no existen posibilidades de interrumpir un embarazo, y al parecer, la objeción de conciencia es generalizada entre todos los profesionales, aunque la legislación estatal subraye que esta debe de ser individual no permitiendo la objeción de un servicio completo.

El borrador presentado apuesta por garantizar la interrupción del embarazo en hospitales públicos, y esta debería ser una de las aristas de la ley que mayores cuestionamientos y dudas nos evoque, ya que no se trata de ampliar o perfeccionar un servicio ya prestado, sino que la sanidad castellanomanchega se enfrentara a la ardua tarea de crearlo.

El reto de nuevo está servido, pero la institución sanitaria de nuestra comunidad es ya veterana en esto de crear e innovar y, en muchos casos, servir como ejemplo. Sería oportuno poner sobre la mesa cómo se constituirá y conformará el acceso de las mujeres a ejercer un derecho (regulado por ley) en el sistema de salud público y gratuito. Pero para ello, necesitamos dejar de prestarle nuestro tiempo a argumentos individualistas que cuestionan los días de baja laboral vinculado a la intensidad con la que cada una de nosotras menstruamos cada mes, y lo más importante, no olvidar que solo lo hacemos nosotras.

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