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Opinión - ¿Y ahora qué? Por Marco Schwartz

Luz al final del túnel

En Castilla-La Mancha, desde las anteriores elecciones europeas, el PP y el PSOE, es decir, los partidos con aparatos sumisos, en mayor o menor medida, a los dictámenes de la troika, han perdido el 25% de sus votos, mientras que PODEMOS, IU y EQUO Y SU COALICIÓN, potenciales y deseables aliados para las próximas generales, han conseguido un total del 15% de los votos. Es verdad que aún falta mucho para cambiar las cosas en la región; pero esto ya supone ver luz al final del túnel. Y si consideramos los resultados nacionales, han sido aún peores para PP y PSOE y muchísimo más esperanzadores para los tres grupos de izquierda citados: ¡Luz al final del túnel, ahora sí!

Frente a ello, la rancia derecha española y la sedicente socialdemocracia de nuestro país andan un tanto desorientadas, porque no acaban de encajar el fenómeno PODEMOS. Es más: no es que no lo encajen; es sencillamente que lo temen, temen que de una vez los millones de indignados de este país, esos que manifestaron su disconformidad el 15 M, encuentren una manera de canalizar políticamente su indignación, una herramienta democrática con la que mandarlos al carajo y poner en marcha una democracia real. Por eso sus gurús han salido en tromba a demonizar a PODEMOS. Un par de perlas: para el ínclito Carlos Floriano, director de campaña del PP de los sobres, PODEMOS es «un partido que ha hecho campaña desde el antisistema y con referentes en la Cuba de Fidel Castro y la Venezuela de Maduro»; para el perínclito Felipe González, el de Fenosa, PODEMOS no es sino «una alternativa bolivariana influida por algunas utopías regresivas» y añade que algo así sería «para España y para Europa una catástrofe sin paliativos». ¡Pues anda que no les queda nada quina! Esto sólo acaba de que empezar.

Pero ¿por qué se les ha agriado tanto la baba a tales ilustres del neoliberalismo y de las Fenosas? Muy sencillo: por la continua reivindicación que hace PODEMOS, así como otros grupos de izquierda, de que se aplique de una vez la Constitución Española, y en concreto su artículo 128, que dice así: «1. Toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual sea su titularidad está subordinada al interés general. 2. Se reconoce la iniciativa pública en la actividad económica. Mediante ley se podrá reservar al sector público recursos o servicios esenciales, especialmente en caso de monopolio, y asimismo acordar la intervención de empresas cuando así lo exigiere el interés general». ¿Se imaginan ustedes a un Gobierno poniendo en marcha todo el contenido del citado artículo? Ellos, los de la caverna y las Fenosas, sí que lo hacen, y entonces vociferan, calumnian e insultan. Es decir, ladran. Pues, adelante, amigos, que si ladran es porque cabalgamos. Y esto ya resulta muy interesante.

Pero hay más, y el interés se multiplica: las posibilidades de una coalición entre PODEMOS, IU y EQUO Y SU COALICIÓN se afianzan, y eso, con toda seguridad, podría terminar de ponerlos de los nervios, hasta el punto de estar dispuestos a utilizar toda su artillería. Una artillería bien poderosa, desde luego: apoyos financieros, medios de comunicación, decretos y leyes ad hoc, prebendas, servilismo...

A menudo recuerdo aquella suerte de «revolución blanca» propuesta por Saramago en su novela Ensayo sobre la lucidez, en la que se imaginaba qué ocurriría en un país si los votos en blanco en unas elecciones superaran el ochenta por ciento. Pero viendo cómo los políticos con poder o en el poder se pasan por el arco del triunfo la abstención y los votos en blanco, prefiero soñar con el triunfo aplastante, en mi país, en mi región y en Europa, de una izquierda verdaderamente transformadora capaz de construir un mundo mejor, más humano y más justo para todos.

En Castilla-La Mancha, desde las anteriores elecciones europeas, el PP y el PSOE, es decir, los partidos con aparatos sumisos, en mayor o menor medida, a los dictámenes de la troika, han perdido el 25% de sus votos, mientras que PODEMOS, IU y EQUO Y SU COALICIÓN, potenciales y deseables aliados para las próximas generales, han conseguido un total del 15% de los votos. Es verdad que aún falta mucho para cambiar las cosas en la región; pero esto ya supone ver luz al final del túnel. Y si consideramos los resultados nacionales, han sido aún peores para PP y PSOE y muchísimo más esperanzadores para los tres grupos de izquierda citados: ¡Luz al final del túnel, ahora sí!

Frente a ello, la rancia derecha española y la sedicente socialdemocracia de nuestro país andan un tanto desorientadas, porque no acaban de encajar el fenómeno PODEMOS. Es más: no es que no lo encajen; es sencillamente que lo temen, temen que de una vez los millones de indignados de este país, esos que manifestaron su disconformidad el 15 M, encuentren una manera de canalizar políticamente su indignación, una herramienta democrática con la que mandarlos al carajo y poner en marcha una democracia real. Por eso sus gurús han salido en tromba a demonizar a PODEMOS. Un par de perlas: para el ínclito Carlos Floriano, director de campaña del PP de los sobres, PODEMOS es «un partido que ha hecho campaña desde el antisistema y con referentes en la Cuba de Fidel Castro y la Venezuela de Maduro»; para el perínclito Felipe González, el de Fenosa, PODEMOS no es sino «una alternativa bolivariana influida por algunas utopías regresivas» y añade que algo así sería «para España y para Europa una catástrofe sin paliativos». ¡Pues anda que no les queda nada quina! Esto sólo acaba de que empezar.