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GUADALAJARA

Yebra y Almoguera, 30 años después de una riada con diez muertos: “Fuimos ejemplo de colaboración institucional”

Era la tarde del 9 de agosto de 1995. Hacía sol y se habían anunciado tormenta para el sur de la provincia de Guadalajara. Una más de esas de verano. Pero el cielo se oscureció poco antes de las nueve de la noche y la inesperada lluvia torrencial desencadenó una riada devastadora.

En pocos minutos en la población de Yebra, el agua arrasó viviendas, infraestructuras y se llevó por delante la vida de diez personas. No solo las de algunos vecinos del pueblo que salían de un funeral. Su refugio, un almacén, terminó siendo una trampa mortal. También falleció un matrimonio - él era el director de la vecina central nuclear de Zorita, Juan Vicente Llinares- y un camionero que se encontraban en sus vehículos.

Vitorio tuvo suerte. A él también le pilló en el coche, pero pudo salvar la vida.

Lo que hoy es el Ayuntamiento de Yebra, en 1995 era un bar juvenil. Una llamada telefónica alertó de que, en otra zona más alta del pueblo, “los coches bajaban flotando”, y se pidió que nadie se moviera. La comunicación se cortó.

Sonia y Luis recuerdan cómo en el bar se lo tomaron a broma hasta que el agua empezó a subir y no pudieron salir. Todavía recuerdan el olor a combustible porque la riada había arrancado de cuajo los surtidores de la gasolinera de pueblo. “¡No fuméis!”, se decían los unos a los otros.

Son algunos de los protagonistas de dos documentales, dirigidos por Javier Castañón en los que colabora el periodista Javier Bravo, y que relatan lo que ocurrió hace ahora tres décadas. No solo en Yebra, sino también en la vecina localidad de Almoguera.

Allí no hubo víctimas mortales pero la destrucción fue brutal. Y no era la primera vez. El 25 de julio de 1987 ya habían sufrido otra riada, aunque ni de lejos se pareció a esta, dicen los vecinos. Se habían realizado obras en los canales, se reforestó y muchos de sus habitantes habían elevado en una planta más sus viviendas. Hay quien dice que eso les salvó la vida en 1995.

Ahora quieren seguir contando lo que pasó. Para que no se olvide. Y no va solo de homenajes, sino de “una mirada al futuro porque queremos que nos sirva para aprender de aquellos días y de los posteriores”, explica el actual alcalde de Yebra, Juan Pedro Sánchez.

Una exposición con más de 200 fotografías retrata también algunas escenas de aquella tragedia. Podrá verse en ambos municipios desde este mes de agosto.

Antonio Barona, el alcalde de Almoguera comenta que “hay una generación entera que no sabe lo que pasó”. Por eso quieren visibilizar lo sucedido. “Antes había psicosis: un trueno y la gente desaparecía”, comenta el edil, pero ahora cree que los más jóvenes no son capaces de imaginar aquello y resulta que puede volver a repetirse. “Por desgracia puede ocurrir, estamos en zona inundable”, reconoce. “A mí me paso lo mismo, mi abuela me decía que el agua bajaba por esta calle y yo le respondía: ¡Qué exagerada es usted!”.

De ahí que ahora los alcaldes de ambos municipios hayan decidido aprovechar la efeméride de la tragedia para concienciar a los más jóvenes. “Muchos no son conscientes de que una cosa así pueda suceder. No podemos cambiar lo que ocurrió, pero sí aprender”, apostilla el alcalde de Yebra.

Así lo atestigua también uno de los vecinos de Almoguera, Pablo Andrés Barona, que tiene un mensaje para los imprudentes o los descreídos. Él salió aquella tarde a la calle. Quería salvar su coche. Tuvo suerte, pero ahora pide que nadie imite su “irresponsabilidad”.

José Padrino, propietario de un restaurante pensó aquella funesta tarde-noche que “en Almoguera no iba a quedar ni el apuntador”.

Pilar Collazos es otra de las personas que protagonizan uno de los documentales. Recuerda aquella noche con “un escozor en el corazón” y no le quedan lágrimas. Ha visto ya varias riadas en su pueblo. Al recordar la de 1995 habla de “milagro”.

Más de 2.000 millones de pesetas para reconstruir

Ninguno de los dos alcaldes actuales, uno del PP y otro del PSOE, lo era entonces, pero sus predecesores les contaron que la inversión para la reconstrucción superó los 2.000 millones de las antiguas pesetas.

Se hicieron obras que incluyeron desde la reconstrucción de los edificios, la reforestación y sobre todo infraestructuras hidráulicas, como el dique de contención y un canal de bypass en Yebra para desviar el agua a unos tres kilómetros del pueblo.

“Fue ejemplo de colaboración entre administraciones y fue también un ejemplo de cómo se pueden hacer las cosas de forma conjunta, de lo que no se tiene que reprochar después de determinadas desgracias en las que la justificación a veces es difusa”, comenta Juan Pedro Sánchez, regidor del Partido Popular.

El alcalde de Yebra no tiene claro si todo puede “atribuirse a la Naturaleza”, pero se muestra convencido de que ante catástrofes de este calado “siempre se puede hacer más por parte de quienes estamos al frente de un ayuntamiento o de otra administración y desde luego no se solucionan las cosas con reproches”.

Culpa lo sucedido a la gran cantidad de agua caída aquella tarde, pero reconoce que el urbanismo no ayudó. “A veces edificamos donde no se tiene que edificar”.

Ahora tanto Yebra como Almoguera tienen la vocación de compartir sus vivencias “con otras localidades dispuestas a escuchar la voz de la naturaleza”. Esperan que la proyección de los documentales y la exposición puedan convertirse en itinerante para despertar “la conciencia colectiva”.