El número de locales comerciales vacíos en Valladolid aumenta un 67% durante la pandemia
El comercio de Valladolid vive la peor crisis de la historia reciente de la ciudad. Así lo constata el análisis de los datos de locales vacíos realizado por la Agrupación Vallisoletana de Comercio (Avadeco), que pone de manifiesto que en el último año el número de locales comerciales sin actividad ha crecido un 67% hasta afectar a uno de cada cinco establecimientos. En un solo año, se ha pasado de un 12 a un 20% de locales vacíos en las principales calles comerciales de Valladolid, una cifra que no se alcanzó ni en los momentos más duros de la última crisis económica.
De los datos recogidos por calles se evidencia el carácter generalizado de este fenómeno, es relevante destacar como en determinadas calles se encuentran unos porcentajes de locales vacíos por encima del 30%, lo que se convierte en unas cifras preocupantes en la medida que se trata de umbrales que comprometen el atractivo comercial de las zonas. Es el caso de las calles Santa María (37% de locales vacíos), López Gómez (36%) , Duque de la Victoria y Panaderos (29%).
“La situación actual es peor que la última crisis económica de 2008. Los datos son reveladores y mucho nos tememos que todavía queda por delante un periodo muy duro. Ahora algunos negocios están aguantando para tratar de salvar con la campaña de navidad y las rebajas, pero en febrero, si no se articulan medidas, esto puede ser aún más duro”, ha reconocido el presidente de Avadeco, Alejandro García Pellitero.
Junto al cierre de negocios, el análisis de la evolución de los datos de locales vacíos también pone de relieve la pérdida de intensidad comercial en el Casco Histórico de Valladolid. En los datos recabados en 2020, el comercio ocupa el 52 por ciento de los locales existentes, frente al 64 por ciento que representaba hace solo un año, una cifra en torno a la que se había mantenido estable en la última década. Los comercios que cierran ya no vuelven a abrir, en su lugar abre otro tipo de negocios como hostelería o centros de belleza y fitness.
Entre las calles que más han acusado la pérdida de peso del comercio como actividad principal destacan la calle Panaderos, donde las tiendas ocupaban el 78 por ciento de los locales en 2009 y en 2020, apenas un 39 por ciento; Héroes de Alcántara (del 88 al 44 por ciento), Montero Calvo (del 75 al 43 por ciento), Santa María (del 75 al 43 por ciento), María de Molina (del 65 al 33 por ciento) o Doctrinos (del 75 al 43 por ciento).
La crisis sanitaria ha resultado el factor más determinante en este masivo cierre de locales comerciales en el casco histórico de la ciudad durante 2020, pero no el único. La consolidación de los gigantes del comercio online y la constante pérdida de población en el centro de la ciudad en detrimento del alfoz, unida a las nuevas dificultades de movilidad para facilitar el acceso al casco histórico, son otros elementos que están influyendo en esta situación.
El trabajo de campo se ha realizado durante los meses de septiembre, octubre y noviembre de 2020, en plena pandemia de coronavirus tras un periodo de estado de alarma de más de dos meses que supuso el cierre de toda actividad considerada no esencial (desde el 13 de marzo hasta el 25 de mayo), tras el cual se inició un proceso de desescalada hasta recuperar lo que se denominó como ‘nueva normalidad’.
El análisis de los datos recabado se realiza en medio de lo que una segunda ola de agravamiento de la pandemia que ha llevado al cierre de la hostelería y gimnasios en Castilla y León, cuyos efectos en el comercio son difícilmente predecibles.
Como resultado de las tendencias que se evidencian, se hace necesaria la implementación de políticas más eficaces de desarrollo comercial del centro urbano, ante la crisis del comercio, que involucren a los comerciantes y otros agentes locales del mundo de la hostelería, ocio y actividades culturales, además del propio Ayuntamiento; gestionando de forma unitaria y planificada el espacio comercial afectado. Lo que hace necesario dedicar presupuestos suficientes que permitan abordar políticas contundentes para reconvertir la situación. Todo ello obligará a repensar y generar estrategias de dinamización urbana que den nuevos contenidos y preserven los centros históricos de nuestras ciudades.
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