Nueve meses de cárcel por agredir a un hombre al grito de “maricón” y “chupapollas”
La Audiencia Provincial de Valladolid ha condenado a nueve meses de prisión, a no ejercer profesión u oficio en el ámbito docente, deportivo o de tiempo libre durante cuatro años ni aproximarse a la víctima a menos de 200 metros durante dos años a G.C.R, acusado de agredir a un homosexual en un bar al grito de “maricón”.
El incidente se remonta al 2 de mayo de 2021, sobre las 19.05 horas, y tuvo por escenario un bar ubicado en la calle Alonso Pesquera de Valladolid, donde el condenado agredió en el baño del local a un joven, R.M.S, al que profirió insultos homófobos como “chupapollas” y frases del tipo “¡hijo de puta, marica, marica de mierda, hay que matar a los maricas como tú!”. La víctima sufrió distintas lesiones físicas y ansiedad que aún persiste y que requiere medicación, según ha ratificado un médico forense.
Estas penas, a las que se suma una multa de 1.440 euros, se imponen al acusado por un delito de odio, según ha informado a Europa Press Fernando Martín, socio del bufete MTM Abogados que ha llevado la acusación particular, pero también se condena al acusado por un delito de lesiones a una multa de 360 euros, al pago de las costas procesales y, en concepto de responsabilidad civil a abonar 1.000 euros por las lesiones sufridas, 2.000 por los daños morales y un máximo de 550 euros por los desperfectos de una prenda de ropa que vestía el agredido.
El acusado de un delito de odio por agredir a un homosexual en los baños de un bar de Valladolid en 2021 ha negado que su condición sexual fuera el detonante que le movió a enfrentarse a él y ha asegurado que lo único que pretendía era recriminarle una actitud mantenida días antes con una amiga y pedirle que se disculpara.
La Audiencia rebaja así las peticiones de la Fiscalía, que solicitaba un año de prisión y multa de 3.240 euros por el delito de odio, así como otra de 720 por un delito leve de lesiones, pero atiende la de su inhabilitación por espacio de cuatro años para el ejercicio de cualquier profesión u oficio educativos en el ámbito docente --en todo caso tres años superior a la pena privativa de libertad que le sea impuesta-- y una orden de alejamiento de la víctima durante dos años.
Por su parte, la acusación particular solicitaba 15 meses de prisión y una multa de 1.620 euros y una indemnización para su representado de 5.050 euros, mientras que la defensa pedía la libre absolución al considerar que no quedaba demostrado que haya delito de odio y argumentó que su patrocinado no actuó por animadversión sino para reprochar a la víctima, R.M.S, una actitud tenida días antes con una amiga.
Cliente “más antiguo”
Durante la vista, el acusado reconoció que sobre las 17.00 horas del día de los hechos, el 2 de mayo de 2021 (Día de la Madre) acudió tras comer con su familia al bar donde sucedieron los hechos, del que era el cliente “más antiguo” y asiduo, y donde ese día estuvo con una amiga llamada Elena, quien habría tenido un incidente días antes con la víctima, según su relato.
G.C.R. aseguró que entró en el servicio sin tener “premeditado el asunto” y, tras lavarse las manos y ver salir a la víctima, mantuvo una “breve conversación” primera en la que, como amigo de la persona con la que había tenido el incidente, le instó a que se disculpara.
A cambio, afirmó, recibió una contestación “subida de tono”, insistió en que pidiera disculpas y, “todo muy deprisa”, agarró a R.M.S, a quien negó que golpeara o intentara asfixiar.
Sin embargo, frente a las afirmaciones del acusado, la víctima relató relatado que ese día llegó al bar acompañado de su madre y su pareja y, cuando se encontraban esperando mesa en la terraza --había restricciones por la COVID y el interior del bar estaba cerrado--, fue al baño y detrás fue G.C.R.
Cuando se encontraba en el habitáculo del váter, según su versión, el acusado lo cogió del brazo, se lo retorció, le pegó contra la pared e intentó “asfixiarle” al tiempo que le llamaba “marica de mierda”, “chupapollas” y le profirió expresiones como “a los maricas como tú hay que matarles”, actitud que continuó una vez que les sacaron del baño.
La víctima tuvo que ser atendida de varias lesiones en el cuello como hematomas y el brazo que le retorció, además de necesitar atención por un estado de ansiedad.
R.M.S. señaló durante la vista que sí conocía al presunto agresor de haber coincidido con él en el bar, algo que recuerda porque en una ocasión le oyó un comentario mientras estaban en la terraza en el que aseguró que “había muchos maricones” y había que “poner el culo contra la pared”. También ha aclarado que su condición de homosexual era conocida porque tiene pareja desde hace años y no se “esconden”, “siempre” van de la mano y si tienen que besarse lo hacen.
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