El Festival Temporada Alta (hasta el 8 de desmbre) transcurre por las salas de Girona, Salt, Bescanó, Celrà... Forma parte ya del paisaje cultural de la comarca, acostumbrada a asistir a estrenos importantes, a ver obras imperdibles y a disfrutar (también) de música en vivo. Esta semana, junto con el estreno de Shakespeare en Benicàssim, la incursión de Sergi López y Jorge Picó en el universo sahkespeariano, cayeron por el festival éxitos del pasado Grec como el Matx de pallassos o Jo mai, el texto de Iván Morales posterior al éxito del año pasado Sé de un lugar.
La historia de Jo mai no tiene mucho que ver con la del desengaño amoroso de Sé de un lugar. Pero el sello de Iván Morales queda muy claro: realista, surrealista, caótico, trepidante, musical, divertido...
Tres chicos han tenido en el Bar Amparo el refugio (el amparo) que no han encontrado en sus familias . La marginalidad se ha colado siempre por las grietas del bar. Con el tiempo, los amigos se reencuentran pero las cosas no son fáciles. Aparecen la violencia, la droga, los abusos. La niebla sigue entrando por las rendijas del bar Amparo. La vida es muy dura, por mucho que uno haya conocido el éxito como estrella de la tele (sí, al personaje lo interpreta el pulsera roja Àlex Monner), por mucho que otro crea que ha pasado página sobre la violencia que sufrió su madre y por mucho que el tercero haya salido de una especie de centro de salud mental. La irrupción de una chica que huye de un hombre violento acabará de romper la grieta del local.
Es una historia que va más allá de la crisis. La violencia que ha marcado irremediablemente los protagonistas ha existido siempre y siempre existirá. Morales nos pone ante una historia universal e intemporal. Una historia dolorosa y triste que, sin embargo, despierta el valor de la amistad y del amor por encima de todo.
Los chicos se confiesan continuamente. El actor regresaado, Isi (“que quiere decir 'fácil' en inglés”, insiste su amigo) no se ha adaptado a las mieles del éxito: la popularidad no ha dispersado la niebla que inundó la su vida desde que tenía 10 años y para él “la fama es cuando te quiere gente a la que no le importas”. Maxi, el tocado por una bendita locura, entrañable y tierna, necesita poco más que la amistad para sentirse realizado: “Cuando un amigo se va con una 'churri' es como si tú también triunfaras un poco”, dice. Y Fran, huérfano de Amparo, termina viendo en la pareja de Júlia, la chica que irrumpe de la mano de Isi, todos los hombres que pegaron a su madre...
La puesta en escena es brutal, como el argumento. Hay música cañera en vivo y la escena sobrepasa el escenario: los actores se pasean por la platea y por los palcos del teatro; si en Sé de un lugar el público estaba acomodado dentro de la casa del protagonista, aquí los espectadores se sienten como si estuvieran en el bar Amparo, el bar de los desamparados. Con guiños a la actualidad, dejando claro que “nosotros no somos cultura, somos 'entretenimiento' (con irónicas comillas)” o haciendo referencias a la situación de Canal Nou.
Los actores, jóvenes nombres del panorama teatral catalán, lo bordan. Son una pieza delicada y clave para hacer digerir una historia dura con complicidad, con toques de humor y con música. No es fácil transmitir de esta manera el mensaje que pronuncia en un momento Fran: “No sé quién coño nos hizo creer que teníamos que ser felices”. Con toda su crudeza.
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