Con 52 ediciones, Porta Ferrada es uno de los festivales con mayor recorrido en Cataluña. ¿Cuál ha sido su trayectoria?
En cinco décadas el Festival de Porta Ferrada ha pasado por todos los registros. Comenzó fruto de la iniciativa privada, eran tres conciertos de música catalana y clásica al lado de la iglesia que evolucionaron con la Asociación Turística y las Juventudes Musicales hasta que hace 17 años pasó a manos municipales. Cuando me encargaron llevarlo, la idea era abrirlo a nuevas músicas, entendiendo ‘clásico’ de una forma abierta: hoy día se puede entender como ‘clásico’ a una Patti Smith en el rock igual que a Bach en la música del Barroco. Quería ampliar poco a poco el espectro musical y abrirnos a las artes escénicas. Es un aspecto que seguirá evolucionando en los próximos años y con grupos como Crystal Fighters y Belle & Sebastian se está buscando abrirse a nuevos públicos. Vamos incorporando y provocando con cierto eclecticismo en la programación.
Es un festival arraigado en el tejido urbano y social de Sant Feliu de Guíxols
Fruto de su larga historia, vivimos un boom de voluntarios: más de cincuenta personas de la ciudad de diversos sectores sociales como la Escuela de Música, antiguos socios de Juventudes Musicales y otras asociaciones culturales participan y ofrecen un trato especial al evento. Asimismo, un detalle importante es el hecho de implicar mucho al pueblo, tenemos varios espacios para los eventos: en el puerto junto al mar, la iglesia, el teatro. Y además este año hemos comenzado con actividades en las calles como el Comedy Corner con Daniel Pérez, Pep Plaza, Buenafuente… como si estuviéramos en el Hyde Park de Londres.
Durante el verano parece haber mucha competencia entre festivales en la Costa Brava: Peralada, Cap Roig, Cadaqués…
Hay una gran eclosión de festivales y todos se complementan, eso es tener un país normalizado culturalmente donde cada 15 kilómetros hay un ciclo de conciertos y están llenos porque hay un consumo cultural interesante o densidad de población. Contentos podemos estar de que en nuestro pequeño país haya esta oferta, en el sur de Europa hay poca concentración comparada con la de aquí. Entiendo que este tipo de inversiones y que duran como la nuestra, con una estructura de alto nivel artístico, sólo se hacen ahí donde el presupuesto es contundente en la medida de lo posible. Nosotros estamos a años vista de los grandes presupuestos pero detrás tenemos otros apoyos y Porta Ferrada es un festival que se sale de Sant Feliu de Guíxols. Estamos en primera división y es algo que se nota, por ejemplo, en el cartel.
¿Qué diferencias tiene respecto a otros festivales de la Costa Brava?
La implicación con Sant Feliu de Guíxols y su gente clarísimamente es el hecho diferencial. Pero también hemos sido una puerta de entrada de grandes artistas del jazz y del pop, un trabajo que hemos realizado en silencio antes que otros festivales por tener menos presupuesto para comunicar lo que hacíamos. La historia de los últimos años del festival ha sido la de traer grandes cosas y traerlas a una lugar de este tipo.
Se baraja la posibilidad de crear una marca común de festivales de la Costa Brava
Va encarada a hacer la promoción conjuntamente. En el sur de Francia lo han hecho y este año el Patronato de Turismo ha hecho algo así con los festivales de la ciudad de Gerona, que es donde hay la máxima concentración. Nosotros ya cubrimos las ferias y eventos del sector y es bueno tener una promoción hecha externamente y compartir gastos y costes promocionales de grandes ferias que no sean estrictamente culturales y dotarlas de un atractivo cultural para el visitante.
¿Facilita ubicarse en Sant Feliu de Guíxols, un lugar turístico de temporada?
El turismo lo facilita. Entre otras cosas, en verano disponemos de media Barcelona y podemos llegar de 150.000 a 750.000 habitantes. En cuanto extranjeros hay un 10% del público. Tuvimos el acierto de programar cosas que tienen un punto atractivo no sólo para los de aquí sino también para los de “allá”. Intentamos cautivar al público para venir a pasar no sólo una noche de espectáculos sino un día en Sant Feliu. Hay muchas otras cosas que hacer en el pueblo y cuando alguien viene de lejos para ver, por ejemplo, a Pat Metheny en su única actuación de toda España, viene a pasar el día. Entonces puedes plantearte las cosas de manera diferente.
¿Estamos con una cultura demasiado castigada por los impuestos?
Es sangrante y un desastre, es al único país de toda Europa al que le pasa. Vamos a la cola también en esto. De la entrada de un espectáculo, un 31% se va en impuestos, entre IVA y SGAE, más los gastos de gestión y etcéteras. Pagar a un artista y su producción –hablamos de artistas de gran nivel que necesitan equipos potentes y estructuras de primer orden– es aún más complicado. A los programadores nos quita competencia frente a otros países donde los artistas tienen menos impuestos. Es un punto más de dificultad y el público se resiente, aunque en Porta Ferrada se ha hecho un gran esfuerzo para mantener los precios a pesar de la subida del IVA. Afortunadamente hay artistas, sobre todo extranjeros, que tienen en cuenta el espacio dónde actuarán y Sant Feliu ayuda a definirlos.
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