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La estrategia de Xavier Trias para volver a la alcaldía de Barcelona

Trias, durante la rueda de prensa en la que ha presentado su candidatura

Arturo Puente / Sandra Vicente

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Xavier Trias está de vuelta. Tras meses haciéndose de rogar y tratando de crear las condiciones idóneas para aterrizar en un partido instalado en el centro del huracán, finalmente el expolítico de 76 años ha dado el paso y ha anunciado su candidatura con Junts para volver a competir por la alcaldía de Barcelona. La llegada de Trias es un revulsivo para su partido, que por fin contará con un candidato competitivo en la capital catalana, aunque las posibilidades de ganar una investidura son reducidas.

El exalcalde cuenta con dos bazas que lo han catapultado dentro de su partido como el candidato idóneo, pese a no estar alineado con la corriente dominante, controlada por Laura Borràs. Por una parte, la experiencia de haber pasado por la alcaldía de la ciudad y contar, aún, con buena imagen entre los barceloneses, sobre todo en círculos de rentas altas y empresariales. 

Pero, además, Trias tiene la capacidad de aglutinar a todo un espacio de oposición a Ada Colau, no necesariamente independentista, pero sí nítidamente enfrentado a sus políticas. Esto es algo que no puede decir con tanto aplomo ni el candidato del PSC, Jaume Collboni, que ha sido teniente de alcaldía de Colau, o Ernest Maragall, que ha dado apoyo con frecuencia al gobierno municipal. “Nunca en la vida apoyaré a Ada Colau”, ha repetido el candidato de Junts en sus primeras intervenciones tras anunciar su candidatura.

El exalcalde, médico de profesión pero que ha dedicado a la política la mayor parte de su vida, es considerado un moderado, tanto en el ámbito independentista como en lo económico. A diferencia de caras conocidas de su formación, como el propio Carles Puigdemont, jamás ha renegado de CiU, su partido durante años. “Ojalá Junts se pareciese a Convergència”, afirmó este verano en una entrevista en El Temps. Un discurso que puede sonar bien entre votantes que en las últimas elecciones se decantaron por Maragall, por Collboni o incluso por Manuel Valls.

Con estos ases en la manga, el objetivo de Trias es obtener un resultado notable en los distritos pudientes de la capital catalana, como Sarrià-San Gervasi, Les Corts o l’Eixample. Para ello ha afilado un discurso que, por el momento, se sale poco de la seguridad, la limpieza y recuperar un orgullo de “ciudad que funciona” muy del gusto del pequeño comerciante. No le haría falta mucho más para conseguir su objetivo de mínimos, que pasa por rescatar a su partido de unas encuestas que le pronosticaban el peor resultado en la historia.

El candidato de orden

El nombre de Trias resuena desde que Elsa Artadi decidiera abandonar la política y su posición al frente de la candidatura de Junts el pasado mayo. Justo un año antes de los comicios, este giro fue otra estocada al partido, que este 2022 ha estado presentando una imagen de poca unidad y caos interno. A la decisión de Artadi se deben sumar los rifirrafes entre los sectores liderados por Laura Borràs y Jordi Turull y la ajustada votación que llevó a que Junts abandonara el Govern. 

Trias no se ha escondido y ya ha dicho en ocasiones que estos episodios no han sido de su agrado. Desde que se empezó a especular con su candidatura siempre ha dejado claro que, de dar el paso, sólo lo haría apoyado por un partido unido y que no iba a presentarse a las elecciones “con medio partido en contra”. Trias es consciente de que las broncas internas son una de las razones detrás del mal resultado electoral que se le pronostica a Junts y, por eso, también exigía a los suyos tener las encuestas de cara antes de anunciar su candidatura. 

Hoy por hoy, no se cumple ninguna de estas dos condiciones, puesto que los pronósticos, si bien pintan algo mejor que hace unos meses, siguen relegando a Junts a la cuarta fuerza. Aun así, Trias ha oído la llamada del partido, quien ve en el exalcalde un revulsivo electoral que puede afectar a otros partidos como ERC o el PSC, obligándoles, quizás, a reenfocar su campaña. 

El eje de la propuesta de Trias se basa en presentarse como un ariete contra la actual alcaldesa y, aunque ha defendido que no es “anti-Colau”, las apariciones públicas que ha protagonizado desde que oficializó su candidatura la han tenido muy presente. Las pocas ideas que, de momento, ha dado Trias sobre lo que haría en caso de llegar al poder tienen que ver con deshacer las políticas de Colau. Tanto en urbanismo, como movilidad, promoción económica o seguridad. 

Esta estrategia de polarización con la alcaldesa puede también beneficiar a Colau, ya que remite a una contienda electoral que ya se celebró en 2011 y que la de los comuns ya ganó en su momento. Pero a quien sí podría restar apoyos es a Collboni y Maragall. Ambos luchan por arrebatar el trono a la alcaldesa, pero ambos han aparecido con frecuencia a su lado, bien como socio de gobierno o bien como apoyo para alcanzar mayorías. 

Trias, que ha calificado ambas formaciones como “muletas de Colau”, se posiciona como el candidato que sí puede hacer una oposición real a la actual alcaldesa. Eso le puede llevar a romper la tendencia de un Ayuntamiento que, desde que se recuperó la democracia siempre ha estado en manos de gobiernos de centroizquierda (ya sea bajo los colores del PSC, ERC o Comuns). Trias ya consiguió esta gesta en 2011 y todo apunta a que sacará la bandera del candidato de orden para volverla a conseguir. 

Esta campaña electoral tendrá un regusto de ‘revival’, no sólo porque volverá a enfrentar a Colau y a Trias, sino porque el exalcalde puede encontrar una cierta reparación en esta contienda. En su partido y buena parte de su electorado no olvidan las acusaciones falsas que las cloacas vertieron sobre Trias durante la etapa final de su mandato y subrayan que tanto los comuns como Unidas Podemos trataron de aprovechar las falsas informaciones fabricadas contra el alcalde para arremeter contra él.

Una campaña “personalista”

Si algo ha quedado en el lanzamiento de la candidatura es que la campaña del exalcalde no se caracterizará por sacar a ondear los colores de su partido. Muy al contrario, estará centrada en la figura de Trias, lo que representa y a quién representa. El candidato no se esconde en esta elección y ya ha reconocido que será “muy personalista”.

Esto ya se está notando en algunas apariciones públicas, como la rueda de prensa que ha ofrecido este martes o el vídeo en que explica su candidatura. En ninguno de ellos no hay ni rastro del logo de Junts y, aunque ha asegurado que no intenta esconder la imagen del partido, sí que ha evidenciado que busca un distanciamiento. Esto tiene implicaciones también respecto a la bandera independentista, que Trias tampoco quiere convertir en su principal divisa. Mientras que para Junts la cuestión nacional es siempre un importante caballo de batalla, para el candidato es un asunto secundario, ya que trata de apelar a un voto moderado más en las coordenadas del catalanismo que del independentismo unilateralista. 

Su candidatura es local, dice, y no quiere depender ni de la Generalitat ni del Gobierno español, tal como ha asegurado. Con esto, pretende remontar unas encuestas que auguran uno de los peores resultados en la historia de Junts, haciendo converger en su figura al electorado de orden, independentista o no, que quiera arrebatar la vara de mando a Ada Colau.

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