La generación del 'procés', a las urnas: “Votaré teniendo en cuenta la gestión de la pandemia”

Sònia Calvó

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Laia, Luis, Irene, Pelayo, Carla, Lucas, Laura, Neo, Rita... Son nueve de los 171.580 jóvenes que están llamados a votar por primera vez en unas elecciones en Catalunya desde la últimas generales, en noviembre de 2019. Si se echa la vista más atrás, hasta las últimas autonómicas de diciembre de 2017, uno de los momentos cumbre del procés, son 423.336 los nuevos votantes. Casi medio millón de jóvenes que podrán opinar por primera vez en unos comicios catalanes.

La suya es una generación que vivió el 1-O entre la adolescencia y el tránsito a la vida adulta. Y, a pesar de lo ocurrido durante los últimos años y de las violentas protestas por la sentencia del procés, no parece que la independencia esté entre sus principales preocupaciones. Al menos los que han atendido a este diario. Hablan de educación, de feminismo y, cómo no, de la pandemia, con unas restricciones que les han obligado a evitar contactos justo en una de las etapas vitales de mayor actividad.

Les apetece estrenar su derecho a voto. “Es una de las pocas cosas que podemos hacer como mayores de edad. Con el Covid, el resto de cosas que se suponía que podíamos hacer con 18 años no las hemos podido hacer”, lamenta Laia García Guals. Esta joven de 18 años del Hospitalet (Barcelona), estudiante de pedagogía en la Universidad de Barcelona y bailarina, tiene claro que irá a votar. Aún no ha decidido a qué partido, pero sí que sabe seguro a quién no: la extrema derecha.

Para Laia es clave saber qué dicen los partidos en relación a la gestión de la pandemia, pero también las “propuestas sociales” y qué mejoras proponen en relación a la educación, la sanidad o la ciencia. Para ella, ahora, el procés y la independencia han pasado a un segundo plano en su lista de prioridades. “Si no estuviésemos pasando la pandemia del coronavirus igual sí que lo tendría más en cuenta, pero ahora creo que hay cosas más importantes”, señala. Laia reconoce que con la mayoría de sus amigos no habla de política, “pero con una amiga sí”. Se informa a través de la televisión y de los informativos de las propuestas de los partidos y ha investigado los programas políticos de los partidos que más le interesan.

A su lado está Carla Lamiel Moreno, de 18 años. “Casi 19”, apunta. Estudia Comunicación e Industrias Culturales en la Universidad de Barcelona. Esta joven del barrio de Sants de Barcelona también irá a votar este 14 de febrero. Está “entre un par de partidos” y asegura que tiene en cuenta “cosas específicas como las desigualdades sociales, las migraciones, el feminismo… y la gestión de la pandemia”. Igual que a su amiga Laia, con la llegada de la pandemia, el procés ya no urge.

Intenta mirar las noticias o “algún discurso en Twitter”, pero reconoce que no se informa “tanto como debería”. Estos días está mirando “más por encima” algunos programas de los partidos. Le hace ilusión votar este domingo, aunque no le interesa especialmente, pero hay un añadido: le ha tocado ser suplente de vocal en una mesa electoral. “Me sorprende que la primera vez que puedo votar ya me toque estar en una mesa, no he visto nunca cómo se hace”, comenta.

También irá a votar Laura Estupiñá, amiga de Laia y de Carla, pero no sabe a qué partido. Admite que hace unos años estaba más interesada en la política, pero ahora le preocupa más la pandemia y, sobre todo, su primer año de carrera. Un primer año universitario marcado por el coronavirus y por las clases online. “Cuando pasó todo lo del procés y las manifestaciones estaba más al día, me informaba más y lo comentaba con mis amigos, pero ahora ya no tanto”, explica. “Ahora está todo más parado, como que se ha desinflado”. Por ello pide a los partidos que se interesen por los jóvenes desde antes de poder participar en unas elecciones. “No solo cuando les interesamos porque podemos votar”, remacha.

“¡Iré a votar al 100%!”, manifiesta con energía Neo Galceran Alastruey, un joven de 19 años estudiante de Publicidad, Marketing y Relaciones Públicas en la Universidad Ramon Llull-Blanquerna. Se informa sobre todo por Instagram para ver “los zascas que se hacen los partidos”, pero dice que “a diferencia del resto de mi generación” mirará los programas electorales de los partidos. “Ideología a tope”, es su criterio para elegir un partido u otro: “Miro especialmente cómo se posicionan frente a aspectos económicos y en un rango de izquierdas a derechas como están en cada eje”. Para él, la economía y la independencia, si lo pone en una balanza, “están muy igualados, pero antes [la independencia] era lo más significativo”. Ahora es la pandemia, pese a que su generación no es, dice aliviado, la más perjudicada.

Otros jóvenes, en cambio, sí que tienen claro a quién van a votar. Es el caso de Irene Freixes Arnau, una joven de la Selva del Camp (Tarragona), que estudia un grado superior de forestal en Lleida. Militante en diferentes organizaciones como Arran, fue a las manifestaciones de la sentencia del procés en Tarragona. “Antes de poder votar ya tenía claro a quien apoyaría”, remarca. Considera que la pandemia ha hecho aflorar y “multiplicar” algunos problemas de la “clase obrera”. Con los amigos con los que milita sí que hablan habitualmente de política, por eso considera que “están más enterados”. Además, explica Irene, en su casa siempre se ha hablado de política. Por eso irán todos juntos a votar, con sus hermanos, abuelos y su madre. “No es una tradición familiar, pero es bonito y sentimental, les hace ilusión que pueda votar”, matiza. “Yo no creo en la democracia como tal, pero lo he visto siempre y me gusta la política”, remarca.

También sabe a quién votará Rita Iglesias, una joven de Sant Cebrià de Vallalta (Maresme). “Iré a votar porque es nuestro futuro”, recalca esta estudiante de Psicología de la Universidad Internacional de Catalunya. Ella ha buscado por internet el plan económico de los dos partidos entre los que dudaba. Ahora ya ha decidido a quien votará este domingo. “La gestión económica es vital porque la crisis que vendrá se tendrá que controlar de alguna manera”, apunta. Para ella también son sustanciales los derechos de las mujeres, la igualdad, las políticas LGTBI y “los derechos básicos que todos deberíamos tener”. A veces habla con sus amigos de política, pero prefiere hacerlo en casa. “A mi madre le hace ilusión que vote, pero intenta persuadirme de que cambie de partido”, ríe.

Pelayo Infiesta, Luis Mestre y Lucas Burgos-Bosch son amigos del barrio de Sarrià de Barcelona. Los tres quieren ser ingenieros. En este grupo de amigos hay disparidad de opiniones en relación a las elecciones. Lucas tiene claro que irá a votar y dice que se ha leído todos los programas electorales. “Incluso los de los que tengo claro que no voy a votar”, remarca. Pelayo duda si votar a un partido o votar en blanco. Y Luis no votará porque está convencido de que su voto “no cambiará nada” y ningún partido le convence. “No he mirado ningún programa electoral, pero mis amigos me cuentan cosas”, despacha.

“Busco un partido que premie el esfuerzo, porque quiero una España que busque el esfuerzo”, aclara Lucas, tajante. Por eso se muestra convencido sobre qué partido va a elegir el domingo. No fue a las manifestaciones del procés, y pese a que la independencia es un criterio a tener en cuenta, no es lo más crucial. Para este joven, lo básico es que un partido apoye a las familias y ayude a la gente que trabaja. La gestión de la pandemia no le preocupa, porque cree que todos lo pueden hacer bien.

A su lado, Pelayo, le recuerda el peso de las propuestas económicas de cada partido, así como las educativas. En relación al procés, le quita transcendencia. “Con la pandemia se ha puesto por delante lo que es más importante de lo que lo es menos”, apunta. “Los jóvenes somos el futuro, votaremos este año y muchos más, si Dios quiere, muchos más que la gente mayor, por eso nos tienen que tener en cuenta los políticos”, zanja mientras se aleja en monopatín con sus dos amigos.