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La jueza insiste en que el acosador de Paula Bonet tiene un trastorno psiquiátrico y ordena internarlo

Víctor G.T. a su salida de la Ciudad de la Justicia

Oriol Solé Altimira

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Hay decisiones judiciales mal argumentadas. Esto es lo que concluyó la Audiencia de Barcelona al examinar la primera sentencia sobre el acoso a la artista Paula Bonet. Los magistrados exigieron a la jueza de lo penal que justificara por qué apreció que el condenado sufría un trastorno psiquiátrico. Este miércoles, la magistrada ha dictado una nueva sentencia, a la que ha tenido acceso elDiario.es, en la que directamente absuelve a Víctor G.T. al insistir en que padece un “delirio erotomaníaco”.

En este pleito, acusaciones y defensa estaban de acuerdo en que el acusado, Víctor G.T., acosó durante más de dos años a la artista, llegando incluso a amenazarla. La discrepancia estaba entre si lo hizo porque sufría un trastorno psiquiátrico, tal y como alegaba la defensa y negaban la Fiscalía y la acusación particular de la ilustradora. La magistrada se ha decantado por la tesis de la defensa.En su primera sentencia, la jueza apreció que Víctor G.T. padecía un “delirio erotomaníaco”, una suerte de trastorno obsesivo.

La magistrada alcanzó esta convicción con el informe de dos psicólogas de la defensa, ya que las forenses imparciales del juzgado no ratificaron que Víctor G.T. sufriera un trastorno de este tipo. Pero su argumentación fue tan breve que la Audiencia de Barcelona le ordenó justificarlo mejor. Ahora le dedica algo más de dos folios, entre razonamiento y transcripción de los informes y declaraciones de los forenses.

Según la jueza, que el trastorno le fuera diagnosticado con posterioridad a los episodios de acoso “es debido a la falta de conciencia de patología” de Víctor G.T., una circunstancia a la que la magistrada otorga “mayor relevancia”.

Víctor G.T. empezó a acechar a Bonet en 2019 acudiendo al local donde trabajaba e impartía clases de cerámica y pintura. En paralelo al acoso físico en su lugar de trabajo, el condenado también hostigó a Bonet en eventos y actos públicos como presentaciones de libros o exposiciones y a través de correos electrónicos y mensajes por las redes sociales.

Durante varios meses, Víctor G.T regresó al taller de Bonet hasta el punto de que un día golpeó el cristal del establecimiento y levantó y bajó la persiana mientras preguntaba y miraba a la artista. Pasó delante del taller toda la mañana y no se marchó hasta que los Mossos d'Esquadra le convencieron para que lo hiciera.

En un hilo de mensajes en Twitter dirigido a Bonet durante el confinamiento, que le valió su primera orden de alejamiento, el condenado escribió: “Más te vale no volver a pisar mi ciudad porque como me cruce contigo voy a estrangularte y descuartizarte para complacer a todos los miserables vagabundos que habitan las calles de Barcelona. Verás qué festín, dejaré los ojos para lo último y me guardaré los pezones en una fiambrera para mi propio disfrute […] Si lo prefieres puedes suplicar clemencia a este violador, torturador y psicópata; solamente serás violada hasta tener tu tercer y último aborto tras padecer una paliza eterna”.

Todo ello, según la jueza, ocurrió por “una alteración total de la realidad” del acusado que “condicionaba por completo su voluntad”.

Nueva sentencia, misma conclusión

Tanto la Fiscalía y la abogada de la artista, Carla Vall, como el abogado de Víctor G.T., Sergio Mercé, recurrieron la sentencia ante la Audiencia de Barcelona. Las acusaciones alegaron que Víctor G.T. no sufre enfermedad mental alguna, mientras que la defensa razonó que la aplicación de la eximente de trastorno mental solo podía conducir a una sentencia absolutoria. La letrada Vall ha anunciado que recurrirá de nuevo la sentencia porque el acoso es producto del machismo y no de un trastorno.

La Audiencia de Barcelona no negó que Víctor G.T. sufriera una enfermedad mental, pero sí consideró que la magistrada que juzgó el caso no lo argumentó con los criterios que exige el Derecho Penal a la hora de aplicarle una eximente de trastorno mental. En consecuencia, ordenaron repetir la sentencia. Los magistrados censuraron la argumentación de la magistrada sobre el trastorno “erotomaníaco”, que tildaron de “superficial y ”parca“.

Pese a la contundencia de la instancia superior, la magistrada repite conclusión: Víctor G.T acosó a Paula Bonet porque sufre un “delirio erotomaníaco”. La única diferencia con la primera sentencia es que ahora, en vez de condenarlo por los tres delitos –amenazas, acoso y quebrantamiento de la medida cautelar que le prohibía acercarse a la ilustradora y escritora– lo absuelve al aplicarle la eximente completa de alteración psíquica.

“El cuadro clínico que presenta el acusado –dice la sentencia– afecta totalmente a su capacidad cognitiva y representa una completa distorsión de la realidad”. Ello provocó, según la magistrada, que Víctor G.T. no pudiera “discernir lo que era real de lo que” respecto a cómo se relacionaba con Bonet, llegando a confundir el rechazo claro de la artista con que tuviera ganas de conocerle. El acusado tenía “nula conciencia del problema”, según la magistrada.

Lo que no presenta variaciones sustanciales entre la primera y la segunda sentencia son las medidas de seguridad que adopta la magistrada contra Víctor G.T., a quien impone un máximo de tres años y un mes en un centro de internamiento cerrado, más otro año de tratamiento externo. También le prohíbe acercarse o comunicarse con Bonet durante 10 años e indemnizar a la artista con 3940 por los daños morales y la asistencia psicológica.

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