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VÍDEO

Una jueza investiga a policías locales de Cornellà por una agresión racista: “Te voy a reventar la cabeza”

Oriol Solé Altimira

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Una jueza de Cornellà de Llobregat (Barcelona) investiga a cinco policías locales del municipio por una agresión racista denunciada por un joven de origen marroquí. Los hechos se remontan al pasado mes de octubre y fueron grabados en parte por el denunciante. En el vídeo se puede escuchar a uno de  los agentes dirigirse al joven a gritos de “vete a tomar por culo que te voy a reventar la cabeza”, entre otras expresiones.

Consultado por elDiario.es, un portavoz del Ayuntamiento de Cornellà ha declinado dar su versión de los hechos y también se ha negado a precisar si se ha abierto algún tipo de investigación interna a los agentes.

El caso de este joven fue uno de los que atendió el año pasado el centro Irídia para la defensa de los derechos humanos. En su informe anual, la entidad alerta de un crecimiento de las identificaciones y actuaciones racistas de los cuerpos policiales en el espacio público.

“Estaba herido y-no me ayudaron para nada”, ha relatado Imad este jueves. El joven también ha detallado que la agresión le sigue comportando secuelas psicológicas además de las físicas: “No estoy como antes, no estoy bien. Estoy muy nervioso y no quiero salir de noche ni pasar por delante de comisarías”.

El joven fue atendido la madrugada de los hechos por los servicios de emergencias, que lo trasladaron en ambulancia al Hospital de Bellvitge. Allí los médicos constataron que sufría varios hematomas en la mandíbula, el cuello y las cervicales y tenía un diente roto, según figura en los informes de Urgencias.

Solo cuatro días después de interponer su denuncia directamente en los juzgados –en la comisaría de los Mossos d’Esquadra le indicaron que lo denunciara ante la misma policía local de Cornellà, a lo que el joven se negó por miedo–, la jueza citó como investigados a los seis agentes. En menos de cinco meses la jueza ya ha practicado las diligencias esenciales para decidir si envía el caso a juicio.

“Arbitraria e injustificada”

Según fuentes jurídicas, en su declaración como investigados, los agentes se limitaron a reconocer que identificaron al denunciante, pero negaron haberle propinado agresión alguna. También enmarcaron su actuación en respuesta al aviso de una discoteca de la zona de que se había producido un robo, si bien el hurto no tenía nada que ver con el denunciante.

La defensa de los agentes también ha intentado minar la credibilidad de la versión del joven pidiendo a la jueza que solicite sus antecedentes penales, algo que la magistrada ha rechazado al constatar que es impertinente y vulnera los derechos fundamentales del denunciante, han explicado las mismas fuentes.

Para la abogada del joven, Mireia Salazar Gabarró, del centro Irídia, hay racismo no solo en la agresión denunciada, sino en el conjunto de la intervención policial: “La identificación por perfil étnico que precede a la agresión es totalmente arbitraria e injustificada”. Según la versión del joven, después de quejarse por la identificación, los agentes procedieron a agredirle. “Fue una respuesta gratuita y desproporcionada para castigar el cuestionamiento a la actuación policial previa”, asevera la letrada. 

Sobre las dos y media de la madrugada del 24 de octubre, el denunciante salía de una discoteca con un amigo –que presenció todo lo ocurrido y ya ha comparecido ante la jueza como testigo– cuando una patrulla de agentes municipales de Cornellà les dieron el alto y procedieron a identificarles. 

“Quítale el teléfono”

Según su versión, tras preguntar el motivo de la identificación, uno de los agentes respondió en estos términos, que en parte quedaron grabados: “Moro de mierda, ¿tú no eres de por ahí? Vete a tomar por el culo que te voy a reventar la cabeza”. A renglón seguido, el joven pregunta a los agentes por qué le pegan.

Es entonces cuando otro agente observa que el denunciante está grabando la actuación policial y emplaza a su compañero a confiscarle el móvil: “Quítale el teléfono, quítale el teléfono, venga tírale”. “Suelta el móvil”, dice otro de los urbanos. Después el joven cae al suelo, a consecuencia, según su denuncia, de los repetidos golpes que le propinaron cuatro agentes.

El joven también asegura que mientras estaba en el suelo los agentes borraron el vídeo, que no obstante pudo recuperar de la papelera de su teléfono móvil. Otros dos agentes de la patrulla nocturna presenciaron todo lo ocurrido sin reprochar la conducta de sus compañeros, añade la denuncia.

Una vez se fueron los policías locales, el joven llamó al 112. Hasta el lugar de los hechos se personaron una patrulla de los Mossos d’Esquadra, que vio el vídeo y le recomendó denunciar, y una ambulancia. A las tres y media ingresó en ambulancia en Urgencias del Hospital de Bellvitge de L’Hospitalet de Llobregat.

Aumento del racismo

Tanto el reciente informe de SOS Racisme como el presentado este jueves por Irídia llegan a la misma conclusión: el aumento de denuncias de racismo por parte de cuerpos policiales. En el caso de SOS Racisme, el año pasado por primera vez en 30 años atendió más denuncias de racismo policial que de particulares –un 22 frente a un 19% de los casos–.

El centro Irídia además alerta de que, como ocurre habitualmente en las discriminaciones que sufren ciudadanos de origen extranjero, existe un número muy grande de agresiones que no se denuncia.

Entre los meses de mayo y junio de 2022, Irídia atendió cuatro casos de chicos jóvenes nacidos en Marruecos que habían sido víctimas de violencia policial, de los cuales solo uno quiso denunciar los hechos, pese a disponer de informes médicos que acreditaban las lesiones.

Algunos de los motivos para no denunciar, explica Irídia, son la desconfianza en los cuerpos policiales y el sistema judicial, el miedo a que una denuncia pueda comportar la apertura de un proceso de expulsión contra ellos o el temor a las represalias por parte de los agentes denunciados.

“La criminalización sistemática de personas con determinados perfiles étnico-raciales y los prejuicios sobre las mismas comportan una menor credibilidad y un mayor cuestionamiento de las denuncias. En consecuencia, es más difícil acabar con la impunidad en casos de actuaciones policiales racistas”, afirma Irídia en su informe.

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