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ENTREVISTA Alcalde de Lleida

Miquel Pueyo: “Le he dicho a la Generalitat que faltan rastreadores y refuerzos para la Atención Primaria”

El alcalde de Lleida, Miquel Pueyo.

Neus Tomàs

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Miquel Pueyo (Lleida, 1957) es doctor en Filología Catalana, escritor y pese a que milita en ERC desde hace más de tres décadas no tenía entre sus planes estar en la primera línea de la política activa. Le convencieron y aceptó encabezar la lista en las últimas municipales. De carácter conciliador y bien considerado por entidades y sectores culturales de la ciudad, encabeza un gobierno tripartito entre republicanos, JxCat y comuns. Como tantos otros cargos institucionales nunca imaginó tener que gestionar una situación tan compleja como una pandemia. En el caso de Lleida lo ha sido todavía más puesto que su nueva normalidad duró muy poco. La ciudad y otros seis municipios de la comarca del Segrià viven de nuevo con restricciones de movilidad y reuniones para intentar contener la expansión del coronavirus.  

¿Qué y quién ha fallado en Lleida?

Cuando hayan pasado unos meses o quizás un par de años podremos repartir responsabilidades de manera precisa. En Lleida ha coincidido un fenómeno muy complejo, que implica desplazamientos de personas vinculadas a la campaña de la fruta y que no siempre viven en condiciones, con la gestión de la pandemia, de la cual sabemos aún pocas cosas. Diría que un tercio del aumento de los contagios tiene que ver con esas malas condiciones de los temporeros, otro tercio con ese exceso de confianza, el pensar que lo peor ya había pasado, y finalmente hay que tener en cuenta el comportamiento en la población más joven. 

Usted se ha referido en más de una ocasión al incremento de contagios entre los más jóvenes. 

He pedido un informe de cómo se comportan en los 28 espacios al aire libre donde acostumbran a coincidir nuestros jóvenes y adolescentes, desde pistas deportivas a plazas. Y según la estadística que hemos elaborado vemos que de estos 28 espacios, en 25 la mayoría de ellos no llevan la mascarilla y en tres espacios sí, aunque no siempre bien puesta. Además, se constata que en la mayoría de lugares no se respeta la distancia mínima recomendada.   

Algunos alcaldes han dicho que se oponen al confinamiento. ¿Usted también?

Yo no me opongo. Lo que he criticado es el desbarajuste judicial y administrativo profundamente nocturno, con resoluciones judiciales tomadas de madrugada. El domingo nos acostamos con unas medidas que el lunes no existían por la decisión de una jueza. El miércoles nos levantamos con que la justicia a las tres de la madrugada a avalado las medidas de la Generalitat pero como la resolución no se ha publicado hasta media tarde, por la mañana aún había restaurantes y bares abiertos. La gente en general tiene la sensación de poca seriedad.

El Govern se quejó mucho de durante la etapa de mando único el Ministerio de Sanidad quisiera centralizar todas las decisiones y ahora en Lleida mucha gente lamenta que es precisamente la Generalitat la que no les ha escuchado ni tenido en cuenta.

Considero que la Generalitat debería presentar los datos de una manera más clara y comprensible. Y al departamento de Salut les he dicho que faltan rastreadores y que creo que deberían conseguir refuerzos para la Atención Primaria. En Lleida hemos tenido la mala suerte de ser los primeros pero nos podemos encontrar que en otros puntos las administraciones tengan también que actuar de manera contundente. Respecto al lamento de algunos leridanos sobre cómo se toman las decisiones a veces tiene relación con un punto de falta de autoestima, que se ha ido superando pero que aún existe.

Hay expertos que creen que se debería pagar a los temporeros que están haciendo la cuarentena porque mientras tanto no pueden trabajar y por lo tanto no tienen ningún ingreso. ¿Le parecería bien?

Los trabajadores que están en los almacenes y adscritos al régimen general, si tienen que estar de baja cobran. Para los que están recogiendo fruta en el campo y que tienen el régimen agrario habría que buscar alguna fórmula que les compensase económicamente y les ayudase también a entender que tienen que hacer la cuarentena. Este año una de las cosas más distorsionadoras ha sido que desde finales de abril, en pleno confinamiento, cuando no nos podíamos mover, a Lleida han llegado autocares llenos y personas que se desplazaron por su cuenta desde Andalucía, Valencia, Canarias e incluso desde otros estados de la Unión Europea. 

Teóricamente el Estado estaba vigilando que no se pasase de una provincia a otra y aquí han llegado miles de personas. De estas, una parte no tenían papeles, son personas que para el Estado no existen y por lo tanto están en la marginalidad. Quien acaba asumiéndolo para que puedan disponer de unos servicios básicos somos los ayuntamientos.

¿Cuando vieron que en pleno estado de alarma llegaba gente de distintos puntos de España se lo comunicaron a la Delegación del Gobierno?

Lo que hicimos fue dirigirnos por carta a la delegada del Gobierno en Catalunya pidiéndole que trasladase al Ministerio del Interior la necesidad de que se planteasen la regularización, excepcional o no, de algunas de estas personas, tal y como se ha hecho en Italia en la campaña agraria. El Gobierno tiene una política migratoria hipócrita porque no tiene la capacidad ni la voluntad de deportarlos, cosa que a mí me parecería fatal, pero tampoco tiene ni la capacidad ni la voluntad de darles los papeles para que se puedan ganar la vida dignamente. Lo que hace con esta política hipócrita es condenarlos a la marginalidad y a los ayuntamientos y entidades de tercer sector a ser quienes les proporcionen unos mínimos elementos de subsistencia.  

¿Qué respuesta obtuvieron a la petición que enviaron a Interior?

La delegada del Gobierno nos dijo que transmitiría nuestra propuesta al Gobierno del Estado pero todavía nadie nos ha contestado cómo pudo llegar tanta gente cuando estaba restringida la movilidad.

Hubo empresarios de la fruta que reclamaron que viniese gente porque decían que faltaba mano de obra. 

Eso fue una de las cosas más insensatas que se han producido este año. Hubo empresarios que tuvieron miedo de que faltasen brazos para recoger la fruta. Esa llamada fue una insensatez.  

El Ayuntamiento les ha ofrecido alojamiento en pabellones de la Feria pero todavía hay temporeros en la calle. ¿Por qué?

Hay entre 20 y 25 personas que están en la calle y que podrían estar en los pabellones porque hay espacio. Se les ha ofrecido esta opción y a veces para conseguir convencerlos hemos recurrido a mediadores. Hay que tener en cuenta que no son todos temporeros porque también hay personas sin techo que no quieren acogerse a otras opciones.  

Los partidos de la oposición reprochan al Govern que la gestión que está haciendo de la pandemia es mala y demuestra que no se trata de tener competencias sino de saberlo se ejercer.

Hay que tener en cuenta una consideración y es que la infrafinanciación del sistema sanitario tiene que ver con la mala financiación del autogobierno de Catalunya. No es solo cuestión de dinero puesto que hace falta también saber gestionar pero también hace falta el dinero. 

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