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Tres víctimas denuncian abusos sexuales de un monje de Montserrat que trabajó con menores durante 40 años

Tres víctimas denuncian abusos sexuales de un monje de Montserrat que trabajó con menores durante 40 años

elDiario.es Catalunya

El monje de Montserrat Andreu Soler abusó sexualmente de al menos tres menores entre 1971 y 1998, durante su larga etapa al frente del grupo católico de 'boy scouts' del monasterio. Así lo han denunciado hasta tres víctimas, que relatan situaciones de abuso similares por parte de Soler. La abadía lo apartó en el año 2000 después de la última denuncia, pero nuevos testigos aseguran que los abades lo habrían sabido desde décadas antes.

El primero en hablar abiertamente de los abusos sufridos fue Miguel Ángel Hurtado, que después de desvelar hace años su experiencia sin señalar al abusador, decidió hacerlo en el documental de Netflix Examen de conciencia, estrenado el pasado viernes. Su caso sucedió en 1998, pero dos nuevas víctimas, desveladas por 'Ara' y 'El Periódico', evidencian que los abusos de Soler se remontan al menos hasta 1971.

El monje Andreu Soler fundó el grupo 'Els nois del servei' en 1959, con lo que estuvo al frente de esta asociación de jóvenes 'scouts' católicos durante 40 años. Como en el caso de Hurtado, las otras dos víctimas, Ricard Zamora y J. R. Martínez, describen un mismo patrón de abusos: en sus pernoctaciones en la abadía, siendo ellos adolescentes, el sacerdote se acercaba a sus camas y les tocaba los genitales mientras les daba consejos sobre sexualidad y contra la masturbación.

La abadía ocultó los hechos

En 2007, un año antes del fallecimiento del monje Soler, la abadía de Montserrat publicó un libro, 'Escoltisme i Montserrat', que homenajeaba su trabajo con este grupo juvenil. Para entonces ya hacía años que la dirección del monasterio conocía los abusos de Soler. Se lo comunicó Hurtado en 1999, a través de un miembro de la comunidad. En el año 2000, el nuevo abad, Josep Maria Soler, se reunió con el joven para conocer su versión y decidió apartar “preventivamente” al monje de su actividad con jóvenes, según reconoció la abadía en un comunicado reciente.

Lo que no hizo, sin embargo, el abad fue poner el caso en manos de la policía ni lo comunicó al Vaticano. Simplemente lo trasladó al santuario El Miracle, de Lleida. Según la versión de Montserrat, fue Hurtado, ya en 2003, quien les manifestó que no quería denunciar lo sufrido, y le entregaron 8.600 euros que él les pedía para costear un tratamiento psicológico y los honorarios de su abogada. Hurtado, por su parte, asegura que ese dinero era para callarse lo ocurrido.

Desde la abadía han informado estos días que han abierto una comisión de investigación de los abusos, con un correo para recibir testimonios, y que siempre han querido esclarecer los hechos. Pero el caso de Zamora, que ha denunciado en el 'Ara' que fue víctima de Soler en 1978, podría suponer que la abadía conoció la conducta pederasta de su monje desde entonces. Un compañero del abusado ha asegurado al diario que lo contó al cura Sebastià Bardolet (que más adelante sería abad) y este se lo dijo al entonces abad Cassià Just. Pero ambos han fallecido ya y Montserrat asegura no tener constancia de esas comunicaciones.

A Zamora lo llevaron sus padres a pasar unos días en la abadía y, justo en su primera noche, Soler se acercó a su cama y le tocó los genitales. “Se metió en mi cama y me empezó a tocar y a hacer pedagogía de dónde podía encontrar placer en mi pene”, recuerda este hombre de 55 años. Pese a afirmar que no ha padecido secuelas, explica que esa misma noche salió del monasterio por la ventana y se escapó hacia el pueblo más cercano, Monistrol, en estado de 'shock'.

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