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“Asumimos que no haremos un plan de choque ambicioso”

Eulàlia Reguant, diputada del Parlament de Catalunya de la CUP

Arturo Puente

Eulàlia Reguant (Barcelona, 1979) es una de las diputadas de la CUP que forman el equipo negociador con Junts pel Sí en la mesa de “plan de choque”, una sobre la que están puestas todas las miradas después de que la CUP haya suavizado su posición respecto a la investidura de Mas. La formación de la izquierda independentista se está dando prisa para cerrar un acuerdo que pueda exponer ante sus bases en la asamblea que celebrarán el próximo 27 de diciembre, donde se votará sobre investir o no al candidato de Junts pel Sí. Reguant es una de las encargadas de procurar “el mejor acuerdo posible”, en un escenario en el que un acuerdo que la asamblea considere insuficiente podría desembocar en elecciones anticipadas en marzo.

¿Qué le ha parecido el artículo de Fernández en el que proponía investir a Mas?

Comparto parte de su análisis. Las propuestas que hace están sobre la mesa, que yo no veo claras, pero sí comparto parte del relato de la necesidad de acuerdos, de entender que la coyuntura es complicada. Pero claro, lo que ha generado todos los titulares es lo de “dos votos al procés”, obviando que habla de la necesidad de llegar a acuerdos en el plan de choque o concreciones sobre la ruptura. Esto es lo que salió del debate nacional: seguir buscando acuerdos para llegar a una propuesta.

Después de prometer durante y después de la campaña que no investirían a Mas, ahora la CUP no está segura y lo someterá a una asamblea el día 27. ¿Qué ha pasado para este cambio?

Yo creo que estamos seguros y que el domingo salió reforzada la idea de buscar a alguien alternativo a la presidencia. La CUP eso lo tiene claro. Lo que hay sobre la mesa es la dificultad de no haber llegado a este candidato alternativo, de no convencer a Junts pel Sí de la necesidad de eso. Llegados a este punto, cuando estamos en un callejón entre Mas o marzo al que nos han llevado, hay diferentes planteamientos que debemos discutir y analizar con profundidad política.

Pero que esto iba a ocurrir ya podía intuirse el 27-S por la noche. ¿Por qué siguieron asegurando que no investirían a Mas durante meses, si en realidad no estaba tan claro?

Debemos hacer autocrítica de estos dos meses. Hemos avanzado mucho menos de lo que queríamos. Para nosotras era mejor investir antes de las elecciones españolas, por tanto, alguna cosa no hemos hecho bien o no hemos sabido analizar correctamente. Creíamos que si hacíamos un análisis compartido con Junts pel Sí sobre el resultado de las elecciones nos daríamos cuenta de que había ciertas cosas que se debían de cambiar, y que podríamos convencer a Junts pel Sí, no de enterrar a Mas, sino de hacer cambios en la lógica para facilitar ensanchar la base social. Pero no hemos podido.

Planteaba Quim Arrufat el 1 de octubre que la CUP podría investir a Mas pero que eso conllevaría el fin del proceso soberanista.Quim Arrufat el 1 de octubre que la CUP podría investir a Mas pero que eso conllevaría el fin del proceso soberanista

Estamos en ese punto. Por eso debemos plantearnos que el movimiento anticapitalista y la izquierda independentista resista a todo esto y no cargarnos un movimiento que ha llegado hasta aquí tras muchos años de historia. Yo creo que las declaraciones de Quim, que en aquel momento fueron malentendidas, lo que venían a decir es que nos podían llevar hasta aquí, pero que era lo peor que le podía pasar al proceso. Hemos trabajado para no llegar hasta aquí, pero es a donde nos han llevado. La capacidad de construcción de relato por parte del poder es bestia, y a nuestras bases les ha llegado la historia totalmente mediatizada. Nos hemos encontrado acorralados y no hemos sabido salir de ahí.

Se habla de que hay diputados que han dicho que se van si se inviste a Mas. ¿Qué hay de cierto?

Somos 10 personas, somos el reflejo de la organización y de la candidatura, cada una tiene una opinión diferente, todas con matices, y hay quien no quiere investir a Mas. El marcharse o no marcharse forma parte de la rumorología, y todos en algún momento podemos haber dicho “antes me voy”. Pero lo que tenemos sobre la mesa ahora mismo es que el 27 hay una asamblea en base a la que actuaremos los siguientes días.

Pero el riesgo de la ruptura interna existe.

Sí, el riesgo existe, como ha existido en otros debates. En la historia de la CUP ha habido diversos momentos donde se han votado cosas difíciles y donde ha habido riesgo de ruptura. Ahora estamos ante la decisión más importante que ha debido abordar nunca la CUP, y el riesgo se vuelve a producir. Por eso se debe encontrar el carril central para evitar esta ruptura, o el menor daño posible, nosotras y el país, o la República catalana que hemos de construir.

Dice David Fernàndez que pueden prestar dos votos a Mas a cambio de un plan de choque social. ¿Hay posibilidades de hacer este plan de choque? ¿Hay recursos para ello?

Depende de a qué le llamemos plan de choque y de qué medidas pongamos. Es evidente que la caja es la que es y no podemos hacer florituras. Hay pequeños márgenes de maniobra en prórroga presupuestaria. Ahora estamos en diciembre, los presupuestos del 2016 no están aprobados, debe haber una prórroga presupuestaria y aquí hay un pequeño margen. Cuando hablamos de emergencia social siempre es muy complicado priorizar, pero no podremos hacer todo lo que podríamos hacer. Estamos analizando leyes aprobadas que hace falta desplegar. Y a la vez, algunas medidas que no son tan de plan de choque pero que se pueden llevar a cabo sin apenas coste.

¿Por ejemplo?

Por ejemplo aplicar ya la ILP de vivienda, la 24/2015. Hay una parte importante que recae en los ayuntamientos, pero la Generalitat se puede poner a trabajar ya. Esta es una ley que no resuelve todos los problemas, pero resuelve una parte importante de ellos. Tampoco tiene coste parar externalizaciones y privatizaciones.

Parar privatizaciones cuesta dinero si tienes que indemnizar.

Las que todavía no están hechas no. Lo que planteamos no es revertir privatizaciones. Como mucho hemos planteado algunas. Pero lo que planteamos son cosas como el Consorcio Sanitario de Lleida, que el Parlament ya aprobó una moción para paralizarlo. De la misma forma planteamos parar la venta de patrimonio público y suelo público. De acuerdo que necesitamos dinero, pero el suelo y el patrimonio público es algo de todas. Si no paramos todo esto lo que estamos haciendo es construir el país con una mano y con la otra vendiéndolo.

Si se paran esas privatizaciones y ventas de patrimonio, aún quedará menos dinero en la caja. ¿Cómo se hace así un plan de choque ambicioso?

Asumimos que no haremos un plan de choque ambicioso ni como quisiéramos hacerlo, hemos puesto sobre la mesa una serie de medidas factibles. ¿De dónde sale el dinero? De priorizaciones y de cierto margen de la prórroga presupuestaria que podríamos hacer.

Vamos a cuantificarlo. ¿Cuánto proponen gastar en el plan de choque?

Estamos cerrando números, así que te diré una cifra que puede variar, pero, la parte que creemos que debe ser de forma inmediata, estamos hablando de unos 200 millones de euros. Sin entrar en Aigües de Ter-Llobregat y otras cosas grandes. Estamos intentando hacer una priorización lo más real posible.

Se os ha reprochado por parte de Junts pel Sí que acudiáis a las mesas con propuestas de máximos.

Sí, y es algo que nos ha dolido mucho. Porque yo acudiría con medidas anticapitalistas a la negociación, y las seguiré defendiendo, pero entiendo que la correlación de fuerzas y el momento que estamos viviendo no me lo permite. Nos enfada mucho que el mensaje en los medios de comunicación muchas veces haya sido que acudíamos con medidas radicales, porque no es verdad. Nuestra propia gente está molesta con nuestro plan de choque por que es poco, porque tiene poco de cambio real y estructural. Hemos hecho un plan de choque sin estar contentos con él.

¿Qué cosas tangibles veremos dentro de 8 meses si la CUP decide investir?

De momento no hay nada cerrado, hay una propuesta de acuerdo que también debe validar la asamblea. La propuesta de acuerdo es pobreza energética, emergencia habitacional, pobreza infantil, ley de dependencia y Renta Mínima de Inserción. La ILP de Renta Garantizada ya ha entrado a trámite en el Parlament. Para nosotras, mientras no haya renta garantizada, hemos de asegurar que la RMI sea un derecho subjetivo y que no se acabe la prestación. Se están haciendo los cálculos y no parece tener un coste desorbitado. Esperamos que la Renta Garantizada de Ciudadanía se pueda aprobar entre abril y marzo y que, por tanto, esto será un paréntesis, si no no estaríamos de acuerdo con la RMI.

¿Y en la parte de aumento de ingresos?

Queremos generar nuevas medidas fiscales, a partir de los próximos presupuestos, planteando que hay nuevos impuestos para desarrollar, como los ambientales, que tienen más como finalidad cambiar la conducta pero que en un primer momento pueden servir como recaudación, recuperar el impuesto sobre depósitos bancarios, y trabajar en términos de fiscalidad mucho más progresiva donde ciertas bonificaciones deben dejar de existir. Y además, no en primer término pero también, hablamos de la reestructuración de la deuda. En un país absolutamente endeudado donde los intereses de la deuda suponen más que el importe de los recortes de los últimos años, algo tenemos que hacer con esto.

¿Bajo su punto de vista este plan de choque valdría la pena a cambio de investir a Mas?

Para mi, no. Pero hablo para mi, Eulàlia. Pero yo también digo desde el primer momento que estoy al servicio de la candidatura y haré lo que decida la asamblea. Y porque en este plan de choque todavía faltan las garantías, los mecanismos de seguimiento, etc. Hasta que eso no esté definido esto puede acabar en papel mojado. Hay un tema que a mi me preocupa mucho, y la gente de ERC se enfadará conmigo, pero ellos en 2012 hacen un pacto “per la llibertat” que, bueno, podía estar bien, pero no tuvieron mecanismos para hacer seguimiento. Si ellos, ERC, que tiene experiencia de Govern y conoce la Generalitat por dentro, no lo ha podido controlar… si nosotras no generamos unos mecanismos de seguimiento, que también sean abiertos, donde los actores implicados puedan hacer seguimiento, a mi se me crea un problema de credibilidad y confianza.

¿Qué pasaría si esto no se cumple? Si estáis teniendo problemas para cumplir la promesa de no investir a Mas, tirar al Govern más adelante será aún más difícil, ¿no?

El tema de la moción de censura, ya lo dijimos, es un regalo envenenado. Si ahora hay un sector que nos acusa de votar con los unionistas, pues la moción de censura será exactamente lo mismo. La recta final del plan de choque será la de concretar los acuerdos, cuantificar del todo y sobre todo hace falta desarrollar los mecanismos de control. Hemos trabajado poco en eso, estos días comenzamos un trabajo muy grande sobre todo con los actores implicados, que deben ser ellos. Tiene sentido que quien verifique y controle la ILP sea la gente que la ha impulsado. Así con todo.

¿Cómo está recibiendo Junts pel Sí vuestras propuestas?

En pocos días, los últimos, hemos avanzado mucho. Cuando todo parecía irse a pique hemos empezado a avanzar, a cuantificar las cosas y tenemos la sensación de haber llegado a una primera propuesta de acuerdo. Para nosotras faltan muchas cosas que son líneas rojas para Junts pel Sí, porque en el fondo vamos a cuestiones de tipo ideológico. Por ejemplo, en tema de consorcios sanitarios, no compartimos la lógica de qué es una privatización y qué no. Y por tanto es muy difícil que lleguemos a acuerdos. Por eso en el fondo acaba siendo agarrarse a cosas ya aprobadas en el Parlament, como la declaración que pide paralizar el consorcio sanitario de Lleida. Como mínimo eso.

Mas lleva diciendo 5 años que estas cosas no pueden hacerse porque no hay dinero. ¿Tendría sentido que este plan de choque lo liderara quien hasta ahora ha asegurado que es imposible?

Para mi no, pero es una lectura que se ha de hacer en conjunto. Entiendo que la gente evoluciona, pero las conversiones exprés me las creo poco. Sobre todo cuando todo es para una investidura y para continuar en una presidencia.

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