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Dos sociólogos afirman ante el tribunal que el liderazgo de Cuixart en el procés fue “claramente no violento”

Los peritos de Cuixart, ante el tribunal

Oriol Solé Altimira

Tras la frialdad de los contratos y expedientes de gasto supervisados por Hacienda, las pruebas periciales del juicio al procés han entrado en una materia más política y poco habitual en las salas de justicia. Dos sociólogos y profesores de universidad, John Paul Lederach y Jesús Castañar, han practicado una prueba pericial sobre desobediencia civil no violenta, centrada en el papel del presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, en las fechas clave del procés.

Al estar propuestos por la defensa de Cuixart, las tesis de ambos peritos han sido más bien exculpatorias. Han destacado que el liderazgo de Cuixart en las fechas clave del procés, como el 20-S o el 1-O, fue “claramente no violento” y han enmarcado su actividad en la desobediencia civil no violenta, negando que apelara a la violencia. En este sentido, han considerado que las agresiones a policías el 1-O no fueron “organizadas” sino puntuales, descargando al líder de Òmnium de responsabilidad.

El informe pericial, al que ha tenido acceso este diario, concluye que la protesta del 20-S en Economía fue convocada por una “multitud” de entidades además de Òmnium y la ANC. Sí destaca que, una vez convocada, Sànchez y Cuixart “hicieron todo lo que pudieron para influenciar la actitud y acciones de la multitud y evitaron llamar a la insurreción popular”, llegando a desconvocar la protesta.

Respecto al 1-O se dice que fue un “acto de desobediencia civil masiva en la que se vulnera consciente, pacífica y públicamente una prohibición y se aceptan las consecuencias penales de ello”. “Resulta imposible de imaginar que un conflicto violento entre 6.000 policías y 2 millones de personas se salde con un tan poco balance de víctimas a no ser que haya una política de estricta contención por la parte desarmada”, añade el informe.

En su declaración este miércoles, los sociólogos han destacado que si el 1-O se hubiera concebido como una “insurrección violenta” contra la policía o el Estado hubiera habido más heridos y se hubieran ocupado centros de poder y de telecomunicaciones. “El objetivo era el voto”, ha repetido Lederach en varios tramos de su comparecencia.

El paso de ambos peritos por el Supremo ha permitido constatar la valoración opuesta que realizan acusaciones y defensas de un mismo tuit o una misma declaración de Cuixart. Lo que para la Fiscalía son llamadas incendiarias a concentrarse en los centros e impedir activamente la labor policial el 1-O, que constituyen la pata popular de un plan concertado con el Govern para ejecutar la rebelión, para la defensa son meras proclamas en favor de ejercer el derecho de reunión y manifestación y la desobediencia civil.

En este sentido, el fiscal Jaime Moreno ha preguntado a los peritos sobre el sentido de los tuits y discursos de Cuixart el 20-S en Economía para averiguar si “el lenguaje puede cambiar según la circunstancia”. “Decir 'te voy a matar' cuando se falla un penalti no es lo mismo que decir 'te voy a matar' en una amenaza”, ha justificado Moreno como introducción a la pregunta, ante la atónita mirada de los peritos.

Moreno ha preguntado si el hecho de que Cuixart se refiriera a los coches de la Guardia Civil como “un altar majestuoso” cuando desconvocó la protesta del 20-S subido a un vehículo policial se podía entender como una “exaltación a la masa”. Los peritos han contestado justo lo contrario, recalcando que con esta expresión, a su juicio, Cuixart lo que quería era “ganarse a la masa y poder desconvocar”.

Después Moreno ha querido que los peritos concretaran si una patada a un policía, un forcejeo con un agente, un puñetazo, destrozar coches o lanzar piedras son “hechos violentos”. “No espere del perito que le confirme todo lo que usted cree porque ya estamos desbordando el objeto de la pericia”, ha instado el presidente del tribunal, Manuel Marchena.

Los peritos han reiterado que, bajo si criterio, no se puede hablar del 1-O como “una acción violenta en su conjunto”, si bien no han tenido problemas en reconocer que se produjeron “faltas de disciplina no violenta”, en referencia a las agresiones listadas por Moreno. En cualquier caso han recalcado que el número de agresiones y heridos –un centenar de policías– fueron “muy pequeños” si se tiene en cuenta la magnitud del despliegue –6.000 agentes frente a dos millones de votantes.

Cabe recordar que las defensas no niegan que se produjeran agresiones a agentes el 1-O, pero rechazan, tal y como dictaminó el tribunal alemán al negar la rebelión, que se pueda responsabilizar de las mismas a los acusados porque todas las llamadas a participar en las movilizaciones fueron pacíficas.

Por su lado, la abogado del Estado Rosa María Seoane ha hecho hincapié, de forma más mesurada que Moreno, en que Cuixart no iba por su cuenta como activista en favor de la autodeterminación, sino que sus llamadas a participar en el 1-O también eran secundadas por el Govern, esto es, la autoridad. “¿Daba más fuerza para resistir en los centros que esa llamada a un acto de no violencia viniera del Gobierno?”, ha preguntado Seoane. “Yo creo que sí”, ha contestado Castañar.

El informe pericial aceptado por el Supremo aborda, además de los hechos del 20-S y el 1-O, el análisis de los documentos clave de la acusación por rebelión –el Llibre Blanc, la libreta Moleskine, el power-point Enfocats– así como del discurso y los tuits de Cuixart en las fechas clave del procés. De todo ello los dos profesores concluyen, al contrario que las acusaciones, que los documentos no exponen hojas de ruta llevadas luego a la práctica por los líderes soberanistas. De hecho, del documento 'Enfocats' destacan que “sorprende por su candidez”. Para la Fiscalía es una pieza clave de la acusación por rebelión.

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