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La secretaria judicial del 20-S se negó a salir por la puerta de Economía ante el “tumulto” de la protesta

Manifestantes ante Economía el 20-S

Pedro Águeda / Oriol Solé Altimira

“Para nosotros el 20-S no tuvo nada de festivo”. La letrada de la administración de justicia (LAJ) del juzgado de instrucción 13 de Barcelona, Montserrat del Toro López, ha descrito la protesta del 20-S frente a la conselleria de Economía de forma opuesta a los acusados, que destacaron su carácter pacífico. La ha tildado de “tumulto”, ha dicho que sintió “miedo” y que sufrió por su “integridad física” porque “era imposible salir”. Sin embargo, ha entrado en varias contradicciones cuando ha sido sometido a las preguntas de las defensas.

Para la Fiscalía, el testimonio de Del Toro, junto al de los guardias civiles que participaron en el registro de Economía el 20-S, es clave para demostrar la supuesta inacción de los Mossos d'Esquadra para proteger a la comitiva y que la protesta de Òmnium y ANC no era tan solo para ejercer su derecho a la protesta contra los registros, sino que se enmarcaba en la estrategia para imponer la independencia de forma unilateral.

Respecto al supuesto asedio al departamento, Del Toro ha precisado que el registro iniciado a las 8:00h. se alargó hasta las 20:40h. no debido a los manifestantes, sino a que se entró en varios despachos de la conselleria. No obstante, ha agregado que ya desde el mediodía tuvo consciencia de que sería imposible salir por la puerta debido a la manifestación frente a las puertas del departamento. Durante todo el día oyó desde la conselleria “ruidos, murmullos y el ruido típico de un tumulto [palabra contenida en la definición del delito de sedición]”.

De ahí que a las 21:15, subiera a una azotea situada en la cuarta planta –de un edificio de seis– y viera por primera vez y fotografiara a “la masa” que se concentraba frente al departamento, desde donde pudo apreciar “capas de personas”. Allí pidió un helicóptero porque “no se podía salir por la puerta y solo quedaba salir por aire”. Pese a que la solicitud iba “en serio”, ha lamentado que los policías del registro se rieron de ella porque “pensaban que era una broma”.

Una vez descartado el helicóptero, rechazó las tres ofertas que le hicieron los Mossos d'Esquadra para salir del edificio. Según su relato, las tres ofertas se sucedieron entre las 21:30 y las 22:00h. Las descartó todas por “inadmisibles”, ya que no podían garantizar su “integridad física” ni las actas del registro que llevaba en una carpeta. Las ofertas consistían en que dos agentes de los mossos la acompañaran hasta el metro, que los concentrados formaran un pasillo o que el pasillo lo formaran antidisturbios de la policía catalana.

Las defensas han insistido en preguntarle por qué rechazó estas ofertas si no era persona pública que los concentrados pudieran reconocer y las actas del registro se podían llevar en una carpeta que no pesaba y no la identificaba como secretaria judicial. “La puerta no era una opción segura”, ha reiterado.

Asimismo, la letrada de Jordi Cuixart, Marina Roig, ha conseguido que la testigo admitiera que no hizo constar en el acta del 20-S una llamada del juez que le autorizaba a registrar más despachos de Economía de los cuatro inicialmente incluidos en el auto, lo que según Roig hizo alargar el registro. Del Toro ha explicado que una vez dentro de Economía, llamó al magistrado instructor, el fallecido Juan Antonio Ramírez Sunyer, y éste le indicó que debía registrar todos los despachos del área de procesos electorales (que no obstante no estaban incluidos en el auto).

A la pregunta de Roig de por qué no hizo constar esa llamada con el juez en el acta de entrada y registro del 20-S, Del Toro ha alegado: “No hice constar todas las incidencias dada la envergadura de la entrada y registro”

La azotea y el teatro

Del Toro llamó pasadas las 22:00h. entonces al juez instructor, el fallecido Juan Antonio Ramírez Sunyer, que, según su versión, instó al major Josep Lluís Trapero a sacarla de la conselleria. Los Mossos propusieron entonces que saliera por la azotea de Economía y el edificio contiguo del teatro Coliseum, idea que Del Toro ha lamentado “no poder tener ni un minuto para pensar ni aceptar”. Finalmente, pasadas las 23:00h., volvió a la azotea de la cuarta planta, saltó un “murete” de un metro ayudada por los agentes, entró en el teatro por el tejado y salió custodiada por ocho mossos de paisano.

En un escrito que mandó al juzgado 13 tras el registro, la secretaria aseguró que “jamás” había sentido “mayor vergüenza y humillación” que el 20 de septiembre, cuando tuvo que escapar cual delincuente“ trepando por la azotea”, ante su “absoluto abandono”. “Pongo de manifiesto la sensación de absoluto abandono que padecí y el terror de ver aquella cantidad de gente enardecida y fuera de control”, afirmó, sensación que ha reafirmado este miércoles: “Yo fui un auténtico fantasma. Nadie intentó ponerse conmigo para nada”.

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