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Del proyecto Foster al ENEA

Vista exterior del futuro Camp Nou / FCB

Lluïsa Farré

A la espera del visto bueno de los socios de la entidad, la junta del Barça ha decidido “por unanimidad” construir un nuevo estadio sobre la estructura de la actual Camp Nou. “Un proyecto viable técnica y económicamente por el club”, según destacó ayer el presidente azulgrana Sandro Rosell, justificando así, por qué no se ha optado por levantar un nuevo estadio en otra zona de la ciudad.

La propuesta, que se someterá a votación de los socios del club el próximo 5 o 6 de abril, contempla la construcción de un estadio nuevo con la estructura del Camp Nou actual (ENEA), la construcción también de un nuevo Palau Blaugrana donde ahora está el Miniestadi, el traslado del Miniestadi en la Ciudad Deportiva de Sant Joan Despí, el desarrollo de un área social y comercial donde ahora está el Palau, la reconversión de la Masía en la sede institucional del club, mejoras de aparcamiento y accesibilidad y la integración de las instalaciones de la entidad en el barrio de Les Corts (con la creación de zonas abiertas y pasos públicos integrando la actividad del club con la ciudad). “Ahora mismo las relaciones con el barrio son pocas porque lo tenemos un poco dejado”, reconoció Rosell.

Las obras en la zona comenzarían en mayo de 2017 y concluirían en febrero de 2012. Y la inversión del club será de 600 millones de euros (420 para el estadio, 90 para el nuevo Palau, 40 para aparcamientos y movilidad, 30 para el Espacio Barça y 20 para el nuevo Miniestadi).

“Descartamos derramas de socios y grandes aportaciones de fuera del club. El mismo Barça ha de financiar el proyecto con los recursos generados. Tampoco cambiaremos el nombre del estadio, pero no descartamos darle un apellido como : Camp Nou Coca-Cola o Camp Nou Intel, por poner un ejemplo. Y que quede claro que no hemos negociado nada todavía con ninguna compañía”, señaló el vicepresidente económico del Barça, Javier Faus durante la presentación del proyecto.

La capacidad del nuevo estadio será de 105.000 asientos, todos a cubierto. La primera grada será más vertical, la segunda se mantendrá como ahora y en la tercera se completará lo que ahora es media anilla.

“Las obras implicarán el movimiento de un máximo del 10 % de los abonados”, añadió Jordi Moix, directivo responsable de patrimonio. “El equipo jugará todos sus partidos en el estadio durante el período constructivo y la afectación para los socios será mínima.

La directiva insiste en subrayar las diferencias de su proyecto con el propuesto en 2007 por el presidente Joan Laporta, el llamado proyecto Foster, con un presupuesto inicial de 250 millones de euros. “La diferencia con el proyecto Foster es que aquel contemplaba la pérdida de patrimonio para construir viviendas en la zona del Miniestadi. El proyecto se financiaba en parte con la venta de estas viviendas”, concluyó Moix. Entonces, el Ayuntamiento de Barcelona aceptó el plan del club para construir 1.600 pisos- la mitad de protección oficial en suelo público-, 30.000 metros de zona verde, 11.000 de equipamientos, 15.000 de uso hotelero y 8.000 para oficinas. Los vecinos se manifestaron en contra reiteradamente.

“Si se hace equipamiento deportivo o de una naturaleza similar, si no se especula con los terrenos para hacer más pisos, no nos quejaremos”, conviene Carlo Scoles, de la Asociación de vecinos del Camp Nou.

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