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¿Relator, verificador o mediador? Guía para evitar confusiones en la negociación entre PSOE, ERC y Junts

El eurodiputado catalán Carles Puigdemont en el Parlamento Europeo, bajo la mirada del ministro José Manuel Albares

Arturo Puente

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Durante la presentación del último libro de Pedro Sánchez, Tierra Firme, el presidente del Gobierno y Jorge Javier Vázquez bromearon sobre la posible participación del presidente en Supervivientes. “Eso lo hacéis en Honduras, ¿no? Si fuera en El Salvador, donde ahora tenemos un mediador…”, soltó Sánchez entre risas. El político utilizaba el término coloquial de “mediador”, frecuente en conversaciones informales, pero que sorprendió a los expertos. Porque lo pactado con ERC y Junts es un verificador, una figura muy bien definida entre los estudiosos en relaciones internacionales, que no es análoga a la de un mediador y que tiene connotaciones que no van a favor de los intereses de quien lo nombraba.

La frase que aparece en los acuerdos firmados por el PSOE con ERC y con Junts, cada uno por una parte, habla de establecer un mecanismo de “acompañamiento, verificación y seguimiento”, que además en el caso de Junts recalca que será “internacional”. A primeros del mes de diciembre salió a la luz el nombre de Francisco Galindo Vélez, elegido por los socialistas y el partido de Carles Puigdemont como portavoz de la tercera parte en la negociación entre ambos, mientras que los nombres en el caso de Esquerra aún se desconocen e incluso podrían no llegar a hacerse públicos.

Públicos o no, los expertos consideran importante tener claros los diferentes papeles que puede tener una tercera parte en una negociación y saber qué se puede esperar de cada uno de ellos. “La diferencia principal entre cada figura es el poder que tienen sobre las partes, si puede obligarles a aceptar un acuerdo, proponer vías o si están para generar confianza”, explica Kristian Herbolzheimer, director del Institut Català Internacional per a la Pau (ICIP).

Como otros estudiosos en procesos de negociación, Herbolzheimer diferencia entre cuatro escalas en lo relativo a las partes neutrales, de más a menos intervencionista. “La más poderosa es el arbitraje, que es una especie de tribunal que impone la resolución a las partes, por ejemplo la Haya sobre los límites marinos. Después está la mediación, que deja que las partes decidan sobre las soluciones pero propone opciones posibles. Es por tanto un rol proactivo”, explica.

Tras estas dos figuras, el director del ICIP describe otros dos papeles, en este caso más pasivos que los anteriores. “Uno es el del facilitador, que es una persona que pone los medios, la logística y hace lo posible por que dos partes se encuentren. Y en la última escala hay varios términos que encajan: acompañante, verificador, relator… Esto suele ser una persona o personas que están presentes en la negociación pero que, si todo va bien, no hacen nada”, asegura.

El papel de un verificador, diferente al del acompañante

Por su parte, Rafael Grasa, profesor de Relaciones Internacionales en la Universitat de Barcelona, destaca que el papel de un verificador y el de un acompañante pueden ser muy diferentes. “En Colombia el Kroc Institute hace informes de seguimiento sobre los acuerdos alcanzados entre el Gobierno y las FARC y tiene importancia en la medida que verifican qué se ha cumplido y qué no”, explica. “Un verificador también puede proponer un método de negociación”, asegura Grasa.

“En el caso de la negociación entre el PSOE y Junts, el mecanismo de verificación es de un grupo de personas, que tiene un portavoz conocido. Y este portavoz tiene muchas cualidades: por un lado, tiene un perfil discreto, sabe castellano, conoce bien la Unión Europea, no se ha pronunciado sobre el conflicto catalán y tiene detrás la fundación Henri Dunant, que son expertos en diplomacia discreta y mediación”, asegura el profesor.

Para Herbolzheimer en cambio, tanto un verificador como un acompañante pueden realizar dos papeles indistintamente. El primero es de carácter simbólico, de dar confianza a las partes introduciendo un observador. “Suele ser la parte que podríamos llamar débil la que busca que haya alguien mirando para generar credibilidad al proceso”, asegura. “Y después está la parte técnica; si como acompañante o verificador te piden opiniones o aportaciones técnicas, las haces. Y si no, pues no”, resume.

¿Qué se puede esperar de Galindo y de quien ocupe el papel de verificación en el caso de ERC? Por el momento el papel del diplomático salvadoreño ha sido estar presente en la primera reunión entre partidos y que su nombre sea exhibido especialmente por Junts para dar cuenta de que la negociación es seria. Pero se desconoce qué podría hacer en el futuro. Si las partes lo consensúan, un perfil como el suyo puede desde tomar acta de las reuniones, hasta hacer de portavoz de la negociación ante la prensa, como incluso tratar de desencallar las conversaciones si estas quedan en punto muerto.

Una negociación con mucho de “escenificación”

Según aducen los dos expertos, un mecanismo de verificación como el pactado por el PSOE y los dos partidos independentistas puede ser útil en la medida que sirvan para mantener a los actores en la mesa buscando una solución satisfactoria para una amplia mayoría de la población. Pero ambos reconocen también que no es habitual que haya una negociación mediada en un conflicto sin violencia y entre partidos que, además, son aliados parlamentarios.

“El conflicto catalán es complejo, por supuesto, pero no tiene la intensidad política de otros porque no hay víctimas, no hay violencia armada, etc. Por eso no hay demasiados conflictos similares al catalán que se hayan hecho bajo mediación internacional. Pero eso no quiere decir que sea extraño o negativo que se haga así”, subraya Rafael Grasa.

“Es una escenificación. Pero a menudo para resolver conflictos políticos complejos son necesarias estas escenificaciones, lo que decimos de que son necesarias como una pista de aterrizaje”, reconoce Herbolzheimer. “El catalán es un conflicto singular, donde ha habido políticos encarcelados y otros que han ido a países europeos cuyas justicias han rechazado devolverlos a España. Un conflicto así puede necesitar también un mecanismo singular de resolución”, apunta el director del ICIP, que además se decanta: “El mecanismo más discreto de todos es el más adecuado”.

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