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Torra exige a Sánchez levantar el estado de alarma o modificarlo para que la Generalitat gestione el desconfinamiento

El president de la Generalitat, Quim Torra

Oriol Solé Altimira

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La Generalitat de Catalunya ha aprobado este sábado su propio plan de desconfinamiento pese a que no tiene competencias para ejecutarlo. El plan, que tampoco cuenta con previsiones temporales para empezar porque va ligado a la evolución futura de la pandemia, ha servido al president, Quim Torra, para avanzar que en la reunión de este domingo con el presidente del Gobierno y sus homólogos autonómicos exigirá a Pedro Sánchez levantar el estado alarma o modificarlo para que la Generalitat gestione el desconfinamiento.

Torra trasladará esta petición en solitario a Sánchez, pues a preguntas de los periodistas ha reconocido que no ha buscado ningún aliado en las otras autonomías para modificar el estado de alarma. “Tiene que ser el Govern de la Generalitat el que decida el desconfinamiento, la centralización no ha funcionado y el desconfinamiento no se puede gestionar a 600 kilómetros de distancia”, ha valorado el president, que ha constatado que para a poder llevar a cabo su plan el Govern necesita unas competencias de las que ahora no dispone porque fueron centralizadas al aprobar el estado de alarma.

Para llevar a cabo un “desconfinamiento asimétrico y adaptable a comarcas y pueblos”, Torra ha avanzado que dará a escoger a Sánchez entre tres opciones, aunque todas ellas terminan resultando favorables a los intereses de la Generalitat. La primera será levantar directamente el estado de alarma, a día de hoy prorrogado hasta el 9 de mayo. Torra también planteará mantener después de esa fecha el estado de alarma “solo para aquellos territorios que no quieran gestionar el desconfinamiento” o bien incluir una modificación en el decreto ley para que “la autoridad competente” en Catalunya sea la Generalitat en vez de el Gobierno.

La soledad política de Torra se ha hecho evidente no solo porque, de momento, no tiene aliados en otras autonomías. Además, el propio president ha pedido a la oposición en Catalunya “lealtad” al Govern para que comparte su reivindicación. Es más, Torra se ha mostrado convencido de que, igual que Catalunya en Comú permitió este viernes en el Parlament la aprobación de los presupuestos catalanes, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, respaldará su propuesta para recuperar “competencia y soberanía” en el desconfinamiento.

El plan aprobado por el Govern deja finalmente en un cajón el controvertido pasaporte de inmunidad propuesto por el virólogo Oriol Mitjà. Si la propuesta inicial de Mitjà pasaba porque Catalunya fuera “pionera” en la implantación de esta medida pese a la falta de evidencias sobre la inmunidad de la población y al rechazo de juristas y expertos en bioética, finalmente Torra ha dicho que el pasaporte no se implantará hasta que se acuerde a nivel europeo e internacional.

La propuesta del Govern prevé un desconfinamiento gradual con distintas estrategias en función de la evolución de la pandemia y de los sectores profesionales o las zonas geográficas, diferenciando entornos urbanos de rurales. Torra ha recalcado que la Generalitat no quiere acometer el desconfinamiento por provincias sino a través de las zonas en las que está organizado el sistema sanitario, las denominadas 'áreas básicas de salud'.

Con todo, el Govern no ha presentado un calendario concreto para que reabran comercios o se complete la vuelta al trabajo de la población. El informe aprobado apuesta por el desconfinamiento gradual, con medidas “escalonadas y correctivas si es necesario”, cuando las UCI de los centros sanitarios catalanes se sitúen al 20% de su capacidad: actualmente, ha detallado Torra, hay ocupadas 1.200 camas de cuidados intensivos, el doble que en una situación normal.

En una primera etapa, podrían dejar el confinamiento personas sanas que trabajen en sectores no esenciales, después se permitirían salidas controladas de algunos sectores, como los mayores de 65 años, siempre estableciendo franjas exclusivas y obligando a guardar el distanciamiento social.

El plan prevé una siguiente etapa en la que se permitiría la apertura gradual de comercios no esenciales, primero los de menor aforo, y posteriormente bares y restaurantes, con restricciones en cuanto a actividad, distancias y medidas de protección. Seguirían las escuelas y los equipamientos culturales y deportivos de uso individual -con aforos limitados a 30 personas- y, por último, se autorizarían los eventos musicales, deportivos y culturales masivos siempre que el riesgo de contagio sea “muy bajo”.

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