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Císcar impuso la empresa investigada de transporte más cara en el IVAM

La exdirectora del IVAM, Consuelo Císcar

Moisés Pérez

Aunque la investigación sobre los desmanes acontecidos en el Institut Valencià d'Art Modern (IVAM) durante el mandato de Consuelo Císcar -imputada en la causa judicial- no ha dictaminado aún la intensidad de la relación entre la exdirectora del museo y el empresario Enrique Martínez Murillo, sí que deja patente la preferencia por contratar con sus empresas. Según la documentación del sumario judicial al que ha accedido eldiario.es, Císcar impuso incluir en todos los presupuestos para transportar obras de arte a la mercantil de su empresario fetiche, mucho más caras que otras del sector. 

Eso es lo que refleja el acta de declaración ante la policía nacional de una trabajadora del museo. Según ese testimonio, nada más llegar Císcar a la dirección de la pinacoteca se impone que siempre se debe contar con la mercantil Valsatrans y Logísticas de Arte, propiedad de Martínez Murillo, investigado en la causa. Otra declaración ante la policía nacional de un empleado del museo incluida en el sumario judicial apunta en la misma línea. 

La trabajadora, además, declara que le resultó “extraño y llamativo” que en los convenios recibidos para que el IVAM realizara exposiciones en el extranjero que tanto los museos receptores como los artistas requirieran siempre una empresa determinada: Logística de Arte. Para ella también fue sorprendente que con la llegada de Císcar a la 'joya de la corona de la cultura valenciana' el coste de las exposiciones en el exterior -entre ellos, el del transporte- fuera a cargo de la pinacoteca, y no lo pagara el museo receptor de las obras. 

El celo de Císcar sobre el transporte de obras fue tal que, según otra declaración incluida en la causa, la encargada de organizar y supervisar el traslado de las piezas y comprobar su llegada al destino correcto fue apartada tras una discusión con la exdirectora. Ni ella ni tres registradores volvieron a desempeñar dichas tareas desde el 2005 al 2010. Como encargada de esos trabajos se impuso a una persona que “no tenía la cualificación para asumir dicha responsabilidad”, según el testimonio. 

“Enrique Martínez Murillo trabajaba de una forma poco ortodoxa”, afirma en su declaración un empleado del IVAM. De hecho, cuestiona la fórmula elegida por el transportista investigado: desplazar con las obras que se transportan tanto el material de montaje en destino como los operarios para ello. El empleado apunta que el método habitual es que se subcontrate el material y el personal en el destino, con el objetivo de ahorrar costes. “El transportista no cuenta con la especialización necesaria para realizar dicho trabajo”, remata el trabajador. 

Los 'excesos' del equipo directivo

Los excesos realizados durante la etapa de Císcar no solo la afectan a ella. A su equipo directivo también. Y una buena muestra de ello son las irregularidades que rodean a los 'Cuadernos del IVAM', que fueron editados en su mayoría por Unidad Editorial. Según la declaración del jefe de publicaciones del museo, el jefe del área, Juan José Bría, le comunicó al declarante que para esta nueva revista no se encargaría de su realización el Departamento de Publicaciones. Lo haría una empresa “a la que pertenece El Mundo”, en referencia a Unidad Editorial. Una externalización que supondría “gastarse gran parte del presupuesto” de ese departamento. 

Al considerar que el precio por la publicación de esta revista “era desorbitado”, Bría le respondió que se hacía “para aprovechar la infraestructura del periódico”. Pese a ello, el jefe de publicaciones se dirigió a una empresa editorial de Valencia pidiendo un presupuesto para el mismo trabajo. El precio era aproximadamente la mitad de lo que se había aprobado. El jefe de publicaciones no se acuerda de que comunicara ese resultado a la dirección. Pero otro testimonio apunta que sí. Según declara a la policía nacional un empleado del IVAM, el jefe de publicaciones insistió a Norberto Ibañez -imputado en la causa- para corregir la diferencia. Este lo desautorizó y le indicó que firmara la aprobación. 

Tanto Císcar como Juan Carlos Lledó le presionaron, según su testimonio. Lledó, de hecho, recogía los expedientes de las propuestas para hacerse con una adjudicación para su estudio. Y después de eso, “extrañamente” momentos antes de finalizar el plazo, recibía una propuesta que era la más barata de todas. “Los casos descritos coincidieron varias veces con la empresa Oficio Gráfico Vicent, cuyo propietario era Pablo Vicent, persona de conocida amistad con Lledó. Una persona que nunca presentó su nombre para optar a los concursos”, señala el jefe de publicaciones. 

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