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Consuelo Císcar, o los desmanes de la 'reina' del IVAM

La exdirectora del IVAM Consuelo Císcar

Moisés Pérez

Valencia —

Como la de su marido preso por el fraude de las ayudas a la cooperación, Rafael Blasco, la trayectoria de Consuelo Císcar al frente de la gestión cultural y, en particular, del Institut Valencià d'Art Modern (IVAM), ha estado rodeada de sospechas. Imputada por la compra de obras de arte con sobrecostes de hasta el 1.500%, el escrito de la Fiscalía incluido en el sumario que ha adelantado Levante-EMV revela la adquisición de obras no originales en el último episodio de una carrera salpicada por excentricidades, proyectos ruinosos, desmanes y sombras de corrupción. 

Natural de Picanya, Consuelo Ciscar se crió en una familia acomodada que alumbró uno de los incombustibles de la política valenciana: su hermano Ciprià Císcar. De sus reuniones clandestinas, conoció a Blasco cuando él era un militante del Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP) y ella regentaba una galería de arte que entonces plantaban cara a la censura. Ya en democracia, tras el paso de Blasco como conseller socialista y su caída en desgracia por un caso de corrupción que acabó archivado, realizaron un viaje ideológico que los situó en la órbita del PP. 

Císcar se convirtió en la apuesta del expresidente Eduardo Zaplana para dirigir las riendas de la cultura. En campaña electoral fue presentada como futura directora del IVAM, pero el primer conseller de Cultura de la época del PP, Fernando Villalonga, optó por Juan Manuel Bonet, un conocido crítico de arte, para dirigir la “joya de la corona” de la cultura valenciana del momento, una institución museística que se había situado en el circuito internacional.

Como compensación, Consuelo Ciscar ocupó el cargo de directora general de Museos, Promoción Cultural y Patrimonio y más tarde el de secretaria autonómica del ramo. Durante esa época ya impulsó proyectos que pese al bombo y plantillo no fueron el éxito que se proclamó, caso de la Bienal de Valencia; o terminaron con una deuda de 25 millones de euros. como la creada a espaldas del sector teatral y disuelta en 2013 Ciudad de les Artes Escénicas de Sagunto. 

Con la llegada de Francisco Camps a la presidencia de la Generalitat Valenciana, Císcar cumplió con su sueño de dirigir el gran museo del arte valenciano: el IVAM. Su carácter controvertido y los excesos a la hora de adquirir obras empezaron desde el principio. También las sospechas. Desde su llegada se incrementaron las patrocinios privados de constructoras cuando su marido ocupaba la cartera de Territorio y Vivienda. 

Solo discutida por la Asociación Valenciana de Críticos de Arte o por el colectivo de Ex Amics de l'IVAM, desde su mandato se inflaron los datos de las visitas del museo para amagar su decadencia y se adjudicaron presuntamente muchos de los servicios a dedo. Dentro de los excesos de su gestión destacaron los múltiples viajes que hizo al extranjero con su camarilla. Uno de sus destinos favoritos fue China, país que le generó problemas al comprar el IVAM 61 fotografías en 2008 al presunto jefe de la mafia china, Gao Ping. Por ello, pagó 440.280 euros. Según publicó El País, el abogado que asesoró al presunto mafioso fue el hermano del crítico del arte que ejercía de crítico de la muestra que lo exhibió. 

El Informe de la Intervención de la Generalitat Valenciana que sirvió de base para iniciar la causa ya advirtió de que entre las irregularidades más significativas estaba la adjudicación directa de los 'Cuadernos del IVAM' “sin motivar adecuadamente la específica necesidad”. Su coste fue de 2,3 millones de euros. Con sobrecostes considerables, una obra de Julio Quaresma es la que alcanza el más alto: del 1.500%. Quaresma enviaba los correos desde las Islas Caimán. 

Imputado casi todo el equipo de Císcar (Raquel Gutiérrez, Juan Carlos Lledó) que gestionaba las compras también se investigan las contrataciones a la agencia de viajes Sakvitur, S.L. y las de transportes de obras Logística del Arte, S. L. y Valtrans, S.L., todas ellas propiedad del investigado, Enrique Martínez Murillo. La revelación del pago de obras del artista Antonio Rueda -figura de referencia del expresidente José María Aznar- a su heredero muy por encima de su valor (más teniendo en cuenta que en su mayor parte fueron fundidas para ese encargo) y de testimonios que hablan de su control de todo en el IVAM son el penúltimo capítulo de una trayectoria marcada por los desmanes. 

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