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Consensuar y crecer

Juan Gabriel Martínez

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El pasado 27 de septiembre, en este mismo diario, mi amiga Carmen Robles, Secretaria General de uno de los partidos que forman la coalición Compromis en València, escribía un artículo bajo el título “Discrepar i (de)creixer”, donde ponía en valor la discrepancia en la política para hacer una sutil critica a las políticas del gobierno del ayuntamiento del que su partido también forma parte.

Obviando el contenido, sobre el que discrepo sustancialmente, me gustaría centrarme en el fondo, casi filosófico, de su artículo.

Ambos hemos crecido y aprendido  en espacios plurales de participación. Hemos convivido con personas con las que a priori era imposible llegar a acuerdos y nunca desistimos de la idea de poder generar grandes consensos, como hacíamos habitualmente, huyendo incluso de aplicar la ley de las mayorías. Fuimos y somos, yo por lo menos, convencidos de que con diálogo, cualquier acuerdo es posible.

Consensuar implica generar espacios de reflexión conjunta, donde poner sobre la mesa los puntos de partida, con la voluntad de encontrar los puntos de encuentro. Siempre en espacios de trabajo privados, para posteriormente comunicar los acuerdos, e incluso en pro de la transparencia, explicar cuáles eran los puntos de partida enfrentados y cómo ha sido posible el entendimiento.

Todo eso que aprendimos juntos, no tenemos por qué obviarlo ahora. El Govern de la Nau está formado por tres partidos diferentes con muchas cosas en común, pero como es completamente entendible,  con  tres visiones distintas o diferenciadas  en muchas ocasiones,  que no tienen por qué ser contrapuestas y sobre las que debemos trabajar para  buscar puntos de encuentro.

Existen dentro del gobierno municipal  los espacios para la discrepancia, para consensuar los puntos de vista que puedan ser diferentes, como son la junta de portavoces o la propia junta de gobierno. Aprovechemos esos espacios para reflexionar, exponer los distintos puntos de vista y consensuar, como hemos hecho durante tres años. No nos dejemos llevar por el nerviosismo electoral.

Arremeter contra nuestros socios, precisamente por ese nerviosismo electoral,  nos puede jugar malas pasadas, como escribir tweets fuera de tono, artículos de opinión para criticar por criticar o hacer declaraciones dirigidas al socio de gobierno sobre cuestiones que ni se han hablado. Las consecuencias de esto no son otras que desgastar al gobierno en su conjunto.

 

Comunicar consensos es sinónimo de gobierno estable, responsable y con altura de miras.  Visibilizar discrepancias, solo da alas a nuestros adversarios políticos, las derechas, y eso es tirarnos piedras sobre nuestro propio tejado. Algo que ni mi amiga Carmen ni yo queremos, estoy convencido.

Creo que es mucho más inteligente seguir trabajando con el consenso como objetivo. Trabajemos nuestras diferencias en los espacios destinados al debate, y hagamos pedagogía de la transparencia y el dialogo. Esto garantizará que el Govern de la Nau no sea un buen gobierno entre dos abismos.

Yo estoy muy orgulloso del gobierno de progreso  de estos tres años, tanto, que trabajaré de forma incansable para que se reedite, pero con lealtad, diálogo y voluntad de consensuar y mejorar. Soy un firme convencido de que son más las cosas que nos unen que las que nos separan, y si alguien no lo ve así, que recuerde la dureza de los años del Partido Popular, seguramente eso nos haga recapacitar ante ciertas actitudes.

Que la precampaña electoral no nos desvíe de lo verdaderamente importante. No podemos fallarle a la gente que hace tres años nos pidió entendimiento para sacar a esta ciudad adelante. Y sobre todo, sigamos trabajando que tenemos mucho por consensuar para crecer como gobierno, y como ciudad.

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