Lo dice Alex Brahim, comisario de ‘Graded Metal’: “Inma Femenía trabaja al revés. Crea en el entorno digital y luego lo traslada a lo físico. La manipulación, por tanto, de ese metal que da título a la exposición de Área 72, es posterior a la manipulación digital de los colores en el ordenador. Por eso Femenía subraya que la paleta manual del pintor tradicional se aloja ahora en el pantone digital. Pantone que ella trabaja, en cualquier caso, ”mentalmente al modo analógico“. Esa ”fractura entre lo analógico y lo digital“ es, a juicio de Brahim, la que Inma Femenía sutura con su obra.
Se hace difícil de entender para quienes son de la generación analógica, pero como recuerda el comisario de ‘Graded Metal’, Femenía pertenece a esa otra que se maneja con “naturalidad en la lógica informática”. No sólo con naturalidad, sino pensando que se trata de una herramienta como cualquier otra, para expresar las vivencias táctiles que navegan virtualmente por Internet. “Ese lenguaje digital tiene también su huella”, comenta la artista. Y añade: “La fotografía tiene la huella de la luz” Huella que Femenía rastrea por igual en la cadencia lumínica que ofrece el campo digital. “No hay que tener nostalgia”, concluye.
Ella no la tiene. De hecho, afronta con pasión lo que las nuevas tecnologías le ofrecen. Y lo que le ofrecen es “un paisaje multicolor” con el que “mostrar el fenómeno lumínico”. Fenómeno asociado al reflejo y la absorción de la luz, que Inma Femenía despliega gradualmente sobre la superficie de un metal que se retuerce y se pliega como invadido por una sustancia extraña. Como si la fractura entre lo analógico y lo digital existiera, y obligara a la artista a hermanar ambos mundos en terca oposición.
Por eso Alex Brahim habla de la actitud “pedagógica” de Femenía, encargada sin querer de establecer vínculos naturales entre ambos registros. Incluso entre esos otros que se desprenden del propio metal, habitado por colores suaves, al tiempo que manifiesta su rigidez. “Hay tensión entre lo sinuoso y lo duro”. De manera que Femenía, como apunta el comisario, trabaja con la “voluntad de controlar la conducta y respuesta del material”. Tensión, en suma, entre “lo controlable y lo aleatorio”.
De hecho, la media docena de piezas realizada ex profeso para Área 72 manifiesta esa dualidad del metal que acoge dócil los colores, para rebelarse por dentro. “Es un material débil que parece que no lo es”, destaca la artista. Y Alex Brahim, acercándose al material, señala su parecido con cierto papel de envoltorio, mientras de lejos se comporta como el duro chasis de un vehículo siniestrado. De manera que la procedencia digital del trabajo de Femenía, termina dejando su huella táctil en ese metal graduado al que alude el título del conjunto expositivo. Como si lo digital, ahora sí, tuviera que ver con la huella más precisamente digital de la mano abriéndose paso en el mundo físico.
“Mediante las arrugas se crea cierta tridimensionalidad”, afirma la artista. Y el comisario agrega: “Se produce un juego óptico; juego de luces y sombras”. ‘Graded Metal’ extiende esas luces y sombras al terreno del diálogo, sin duda tenso, entre el universo virtual y la experiencia del contacto real. Inma Femenía lo resuelve depositando el trabajo con los colores del universo virtual, sobre el metal que le obliga al combate físico. Al revés, como insistía Brahim, pero en el fondo luchando por que afloren ciertas formas allí donde nada está garantizado.